UNA COPIA JOVEN DE TI MISMA


 

Ser joven, tener un cuerpo lleno de energía y belleza está sobrevalorado en nuestra sociedad. Lo sufren especialmente las mujeres a causa de la mirada y el deseo masculino. Debido a esta exigencia cultural, muchas se sienten encerradas o a disgusto con su anatomía. El envejecimiento es inevitable y tarde o temprano la belleza o el atractivo que tuvimos empieza a desaparecer. En las actrices o personas que dependen de una imagen sometida a las leyes del mercado, se puede observar el fenómeno, que el interés empresarial por contratarlas, disminuye según pasan de una determinada edad. Les resulta encontrar papeles adecuadas a su edad o campañas publicitarias que antaño conseguirían fácilmente. Este es el contexto de la película, LA SUSTANCIA, escrita y dirigida por Coralie Fargeat, que es un fábula sobre la obsesión por el cuerpo de la mujer de nuestra sociedad, amplificada por los medios de entretenimiento audiovisuales.



La historia está protagonizada por Elisabeth, una actriz de televisión, que practica aerobic ante la cámara, y un día escucha indirectamente que va a ser sustituida por una mujer joven. A la vez, recibe el mensaje que puede volver a ser joven mediante la inyección de una sustancia novedosa. Un líquido que crearía una versión o copia de ella bella y sexy. De esta manera, lo hace la protagonista, que no puede resistirse en adquirir en una dirección secreta, el kit con todo lo necesario para realizar el proceso para tener una doble sin signos de envejecimiento. El problema radica en que tendrá que compartir su vida. Una semana estará protagoniza por ella joven y otra, seguirá con  su vida normal. En el tiempo que la versión joven vive, por así decirlo, tendrá que vegetar, mientras se alimenta de un líquido intravenoso. Por otra parte, la primera, tiene que inyectarse otro líquido que produce su médula espinal. Las dos son distintas aparentemente, pero en el fondo, son una sola. Si ese proceso no se lleva a efecto sin excepciones, ambas mueren de alguna forma.



La película nos muestra en detalle el proceso de nacimiento de la copia joven a partir de la espalda de la mujer original, que le provocará una cicatriz en toda la espalda. El espectador conoce cómo es Elisabeth, sus deseos de no envejecer, de ser siempre bella y ágil para la actividad física, pero se encuentra sola en su lujoso apartamento de Los Ángeles viviendo de sus recuerdos. Al principio, Sue, su copia, respeta a su progenitora, que le ayuda a recuperarse tras el traumático alumbramiento. Luego, cambiará el apartamento y tratará de borrar toda huella de ella. Quiere subvertir las normas que han propiciado su existencia cuando alcanza el éxito televisivo. Desea vivir más que siete días alternos. Para ello, en vez de extraer una dosis diaria de la médula, llega un día, que obtiene más, sin pasar a la situación vegetativa. Las consecuencias, a pesar de las advertencias de las instrucciones, es que Elisabeth envejece a mayor velocidad. Su cuerpo se deteriora progresivamente, pareciendo una anciana decrépita.



 

Llegará, así, el momento, en que una y otra tratarán aniquilarse. Será un desenlace sorpresivo para esta fábula sobre el cuerpo de la mujer. Coincidirá con la gala de fin de año de una televisión que tienen en Sue la estrella para obtener mayor número de espectadores. Sin embargo, no había atajos para superar las condiciones impuestas por la sustancia, pues se convierte en un monstruo abocado a su propia desaparición en un trágico final ante millones de testigos. Este argumento en favor de la aceptación del envejecimiento como natural e inevitable, así como de la consideración negativa de la explotación del cuerpo femenino considerado como un objeto, le supuso el Premio al Mejor Guion en el pasado Festival de Cannes.

ALEMANIA ENTRE GUERRAS


 

El Caixaforum de Madrid presenta la exposición, TIEMPOS INCIERTOS. ALEMANIA ENTRE GUERRAS, sobre el periodo bajo el régimen de la República de Weimar, entre 1919 y 1933. Un periodo convulso de crisis económica y social, pero a la vez profundamente democrático, de desbordante creatividad cultural en todos los ámbitos. La muestra hace una explicación sobria y pedagógica del periodo, primero desde el punto de vista histórico, luego económico, para centrarse en distintos apartados específicos que merecen una precisa puntualización. Fue un periodo que arranca y termina de la misma manera a través de una trinchera de altos muros negros donde se proyectan, primero el número de muertos y heridos de la Primera Guerra Mundial, y al final, las cifras incrementadas del segundo conflicto internacional. Antes, se conoce la deriva totalitaria de Alemania con el ascenso de Hitler al poder que provoca la creación de una dictadura. De esta manera, podemos conocer, con amplio conjunto de pinturas, esculturas, fotografías, documentos escritos y sonoros, películas originales, vídeos y maquetas, éste rico periodo.



Alemania cayó derrotada por los aliados en noviembre de 1918. Las consecuencias no se hicieron esperar. El Kaiser abdicaría y el régimen se convertiría en una república parlamentaria que tuvo que hacer frente a la revolución comunista liderada por Rosa Luxemburgo. La constitución de 1919 establecería un Estado plenamente democrático regido por el sufragio universal y la defensa  de los derechos de la libertad e igualdad. Sin embargo, tuvo que hacer frente desde el principio a fuertes problemas sociales a causa de la crisis económica producida por las reparaciones de guerra establecidas en el Tratado de Versalles y cuyo síntoma más importante fue la hiperinflación. Una crisis que finalizaría en 1924 debido al apoyo mediante créditos de EEUU. Se iniciaba una época dorada hasta 1929, cuando se produce el famoso crack bursátil, que implicaba la retirada de las inversiones norteamericanas, que se tradujo en millones de parados. 



La exposición tiene varios apartados que nos ofrecen un retrato preciso de la importancia en todos los ámbitos de los 14 años que duró la República de Weimar. Un valor para entender el pasado, como nuestro presente, y el mismo futuro. La Gran Guerra dio fin al llamado mundo de ayer, denominado por el escritor Estefan Zweig. También a ese apogeo de la burguesía descrito por Thomas Mann. Se abría un tiempo de confrontación entre el individuo y la masa que se movilizaba para conseguir sus reivindicaciones. El cine expresionista, propio del periodo, trata de la manipulación de las colectividades. Walter Benjamín subrayó la estetización de la política del fascismo, así como de la politización del arte del comunismo. Las obras artísticas del periodo son un reflejo de ello. La sociedad democrática está asediada por la desigualdad económica. La riqueza de unos y la pobreza de la mayoría. Bertolt Brecht llegó a afirmar que el arte no es un reflejo de la realidad, sino un martillo para darle forma. Por otra parte, este periodo de libertad lo es de empoderamiento de la mujer y de considerar otros roles de género.



Llegada la estabilidad económica se impuso en la representación pictórica la llamada nueva objetividad, el realismo, frente al expresionismo y el radicalismo dada de los primeros años después de la guerra. También influye el constructivismo ruso con su lenguaje abstracto. La experiencia más significativa de la República de Weimar fue la escuela, primero de arte, luego técnica de la Bauhaus. Una escuela que desde el principio unió el saber teórico con el práctico, llevado a cabo por relevantes artistas. Posteriormente, en la nueva sede de Dessau se transformó en un centro de diseño dirigido a la industria. La llegada de los nazis al poder, y con Mies Van Der Rohe como director se centraría en la arquitectura hasta su cierre. Podemos conocer en la exposición los productos innovadores formalmente que salieron de ella. Son representativos del diseño funcional contemporáneo. Por otra parte, la música mostró su vertiente más innovadora y transgresora con el dodecafonismo de Schönberg y el teatro musical del dramaturgo Bertolt Brecht y el músico Kurt Weill.



La ciencia, además amplió el determinismo del principio, causa-efecto, por las aportaciones de la teoría de la Relatividad de Einstein, y sobre todo del principio de incertidumbre de Heisenberg desde de física cuántica. Esta situación se ve reflejada en la confrontación filosófica entre Ernst Cassirer, de carácter neokantiano, que sigue la tradición ilustrada de la modernidad, por el que el ser humano es un animal racional, que sigue los valores universales de la humanidad: libertad, moralidad y racionalidad, opuesto a su cuestionamiento por Martin Heidegger, que los cuestiona en favor de la angustia existencial, donde no existe nada permanente, regido por la incertidumbre, donde destaca la ilusión y el autoengaño. Dos maquetas ilustran ambas posturas. En una la bola recorre el trayecto condicionado por el trazado dirigido a un fin, en otra se pierde en múltiples vericuetos. La muestra termina con el fin del sueño democrático al llegar Hitler al poder, que propicia la persecución de los opositores y de todas aquellas ideas contrarias a su ideología totalitaria. Un sueño que, por tanto, produce monstruos, aquellos que Goya llevó al grabado más de un siglo antes, y que pueden contemplar los visitantes.



El recorrido de la exposición acaba resaltando el parecido entre el periodo histórico de Weimar y el mundo, porque aquellas tensiones que vivió, las tenemos de alguna manera hoy. Vivimos en un mundo en constante cambio que alumbra un futuro distinto. Sentimos la incertidumbre de este presente en constante transformación. Debemos saber como afrontarlo. No debemos caer en la angustia y el miedo. Las soluciones se encuentran en la reflexión, el debate, la escucha y la participación.


CONTRA LA VIOLENCIA TERRORISTA


 

El terrorismo de ETA empezó al final de la dictadura franquista. Luego se convirtió en uno de los principales problemas de la transición, para continuar con los gobiernos de la democracia hasta la disolución de la banda en 2018. Una larga trayectoria de violencia cuyos objetivos fueron la policía, el estamento militar, los jueces, para afectar a los políticos de distintos partidos. En cincuenta años sumó más de 800 muertos y atentados de diverso tipo, con pistola o bomba, para dirigidos a una persona en concreto o a un colectivo. Por otra parte, la banda se financiaba con los recursos provenientes de la extorsión a los empresarios y los secuestros. Los años de su existencia, especialmente, los demás actividad terrorista fueron denominados, años de plomo. Un duro periodo donde se incluía un terrorismo de baja intensidad, constituido por los disturbios en la calle y las amenazas a las gentes que se opusieran a esta estrategia de terror. Este es el contexto de la película, LA INFILTRADA, dirigida y escrita por Arancha Echevarría, basándose en hechos reales.



La película se ambienta en los años noventa, cuando una joven recién salida de la academia de policía, le ofrecen la misión de infiltrarse dentro de la banda terrorista. No ser un agente encubierto y protegido por los jueces, sino introducirse en su mundo, y con el paso de los años, entrar en la banda para informar de posibles atentados. Una misión difícil y arriesgada que suponía abandonar su vida normal, sus proyectos y la familia. Tendría que participar en los movimientos antimilitaristas, y de allí trasladarse al País Vasco. Así lo hizo Aránzazu Berradre, que desde Logroño se trasladó a San Sebastián, donde vivía sola, mientras trabajaba en una carnicería y servía copas en un bar. Pronto se rodeó de un grupo de amigas jóvenes con las que se divertía. Fue en el bar, a través de su jefe, donde le pusieron en contacto con la banda. Un miembro destacado de la misma, Kepa Echevarría, le pidió que le alojara en su casa y le hiciese varios encargos.  Desde ese momento, la policía nacional, montó un operativo en otra vivienda próxima que grababa sus conversaciones y estaba pendiente de sus planes.



La infiltrada tenía que fingir a todas las horas del día, más ahora que tenía que convivir con un terrorista, salvo el periodo de tiempo que se reunía en secreto con el inspector jefe al mando de la misión en un hospital para evitar sospechas. La convivencia entre Arancha y Kepa, salvo las primeras suspicacias del principio, fue cada vez más estrecha hasta llegar a intimar, aunque para la primera, era un fingimiento atroz. En una ocasión casi la descubre cuando le llevaba en su coche y fue parada por la Guardia Civil por causa de un accidente, al tener que enseñar su documentación a nombre de otra mujer. Llegó un tiempo que Kepa se impacientaba por su inactividad. Un día le pidió a Arancha que fuese tras la frontera a pedir instrucciones. La respuesta fue la llegada de Sergio Polo, un miembro violento de la banda, que se alojaría en la casa, con una carpeta instrucciones y objetivos a realizar. Desde ese momento, la situación entre ellos se deteriora, por la actitud desconfiada y de auténtico psicópata que tiene con la infiltrada.



En ese periodo, donde la protagonista sufre el comportamiento del nuevo huésped, la banda decide un tregua, pero que según observa ella, es una falsedad para reorganizarse y armarse para nuevos atentados. Siempre apoyada por el inspector jefe, a pesar de las dudas que tienen de su misión en las altas esferas, ella decide colaborar. Pero un día ponen fin a una misión, cada vez más peligrosa tras obtener información valiosa. Será, tras una persecución cerca de la frontera y tras un intenso tiroteo, que sean detenidos los dos miembros de ETA. En los títulos de crédito nos informa que la policía infiltrada sigue en activo destinada en el extranjero. Kepa salió de la cárcel en 2019 tras cumplir condena de veinte años y ahora se dedica a la ilustración de libros infantiles. Sergio Polo continúa preso y se prevé su salida en 2029.

ANTE EL FINAL DE LA VIDA


 
Un accidente grave o una enfermedad sin remedio puede hacer que una persona inicie el tránsito hacia la muerte. La situación cambia de la noche a la mañana, no sólo para el afectado, sino para su entorno más próximo, pues necesitará cuidados diariamente. De ellos se ocupa normalmente la familia, que aportan su tiempo y sus recursos. Este es el contexto de la película, LOS DESTELLOS, dirigida y escrita por Pilar Palomero, basándose en el relato de Eider Rodríguez, Un corazón demasiado grande, donde un hombre está afectado por una enfermedad terminal que requiere la ayuda constante de oxígeno. Vive solo en la vivienda de siempre. Le ayuda su exmujer que le visita de vez en cuando. Tuvieron en común una hija, ya universitaria, que también colabora en los cuidados. Isabel tiene su propia vida ahora junto a Nacho, profesor de música en un instituto de la zona. Restauran una casa de campo para alquilar en el futuro. Viven fuera de la ciudad en medio de un paisaje de olivos y al lado de una pequeña huerta.






La película cuenta las últimas semanas antes de morir de Ramón. Primero, la decisión de Isabel de estar más tiempo con su exmarido, pues él casi no puede hacer nada. Le ha motivado su hija Madalen, que ha decidido vivir con su padre los fines de semana que no tiene que ir a la universidad en Valencia. Tanto la madre como la hija pretenden acompañar a Ramón y hacer sus últimos días más felices. Apenas se cuenta nada del enfermo. Sabemos que fue un escritor frustrado, que tiene una extraordinaria biblioteca en casa, donde no hay un lugar libre, también, para la cantidad de objetos y recuerdos acumulados. Sin duda que cada uno hablaría de un trozo del pasado como las fotografías de la hija cuando era pequeña. Isabel ha decidido ayudar a su exmarido. Se ha llevado a su perro a su casa de campo. Le hace la compra y le ayuda a asearse. También, tras un pequeño susto que le lleva al hospital, pasa casi todo el día a su lado, a veces bebiendo con sus antiguos amigos como una más.






Isabel protagoniza cada una de las escenas de la película. Apenas expresa sus sentimientos ante su nueva rutina junto a Ramón. Un día visitan el campo. Anochece mientras están entre los árboles. Otro, se encuentran en una cantera, donde hallan un pequeño fósil, que será el nuevo recuerdo para integrar su galería de objetos. En casa oyen la música popular de la calle en plenas fiestas. Será ocasión para que Madalen baile con su padre. Finalmente, Ramón muere una noche mientras dormía. Su hija, que estaba a su lado, es la primera que se da cuenta por la mañana. Avisa a su madre y su pareja que ese día estaban allí, sabiendo el delicado estado del enfermo. Las últimas imágenes de la película son los sonidos en la habitación de al lado de la funeraria recogiendo el cuerpo. De ellos, días después, vaciando la casa de Ramón y sus innumerables libros. También, de la protagonista, Isabel entre los olivos con la mirada perdida entre la luz del atardecer.

EL COMPROMISO POLÍTICO DE UNAMUNO


 

Hoy apenas encontramos a famosos intelectuales o filósofos que ayuden con su opinión a clarificar un problema político, mostrar su lucidez de análisis para solucionar problemas puntuales o enquistados en la sociedad. La maleza comunicativa surgida con las redes sociales en un mundo interconectado casi al instante han hecho desaparecer esas voces privilegiadas provenientes de la universidad o del estudio profundo. Vivimos el tiempo de la posverdad y el bulo o mentira burda guía a una masa receptora seducida por charlatanes a modo de predicadores que anuncian soluciones fáciles para situaciones complejas. Por ello resulta útil mostrar la trayectoria de uno de aquellos filósofos, literatos e intelectuales que desde joven se comprometieron mediante su crítica en mejorar la situación del país. La Biblioteca Nacional, presenta, así, la exposición, UNAMUNO Y LA POLÍTICA. DE LA PLUMA A LA PALABRA, que reúne un conjunto de fotografías, documentos escritos originales, cartas, borradores, artículos de prensa, libros y objetos que nos informan de este personaje fundamental de la historia de España.



Miguel de Unamuno pertenece a la llamada Generación del 98, la de aquellos escritores que pretendieron regenerar un país en decadencia después de la pérdida de las últimas colonias. Un clásico de nuestra literatura, del idioma castellano, que el autor exaltaba como fundamental para el desarrollo nacional. Pero también, un intelectual comprometido con la política de su tiempo. No un político al uso, pues se consideraba díscolo y heterodoxo para pertenecer a un partido. De todas las maneras, inició su trayectoria inmerso en la cuestión vasca, para situarse próximo al socialismo, junto a los obreros que reivindicaban mejoras de sus condiciones laborales. Siempre defendió los derechos humanos y la libertad, y la mejora de la nación a través del desarrollo cultural y la educación pública. Se opuso a las torturas y los malos tratos con los presos anarquistas, y envió una carta al mismo Antonio Cánovas del Castillo para pedir indultos. Sin embargo, nuestro personaje, a veces contradictorio y paradójico, se opuso a la ofensiva internacional en favor de los condenados de la Semana Trágica de Barcelona.



Las armas de Unamuno para su activismo político fueron la pluma, la escritura de 4.200 artículos de prensa, y la palabra, más de 600 discursos en conferencias y reuniones.  También, la posición académica que desempeñaba, primero como catedrático de griego en la universidad de Salamanca, luego, en 1900 como rector, cargo que mantendría, con no pocas dificultades por su compromiso político, hasta 1914. En este tiempo se enfrentaría contra los terratenientes salmantinos, la propia iglesia representada por el obispo Cámara, el mismo régimen político, que empleaba la famosa Ley de Jurisdicciones, y el ejército para restringir las libertades, siendo él mismo uno de sus afectados con varios procesos. Por otra parte, inició su polémica con José Ortega y Gasset por el tema de Europa, que este veía como una solución para España, mientras Unamuno, lo consideraba como un mero cliché. Su destitución como rector conmocionó a la intelectualidad y la opinión pública.



El siguiente periodo entre 1914 y 1923 fueron difíciles para el filósofo. Se puso del lado aliado frente a los alemanes a los que acusó de bárbaros y trogloditas. Escribió centenares de artículos en la prensa francesa y en España se enfrentó a la neutralidad de la monarquía en el conflicto y a la actitud del ejército. Llegó a ser condenado por la Ley de Jurisdicciones a ocho años de cárcel y a una multa. Se negó a solicitar el indulto. Una ola de solidaridad le apoyó en España y en Latinoamérica. Criticó la investigación pública del Desastre de Annual y la política colonialista en Marruecos. Finalmente fue recibido por el rey Alfonso XIII en 1922 sin resultados aparentes, pues sus críticas continuaron atacando a la monarquía, y abría la puerta a la República. Sin embargo, llegó la dictadura del general Primo de Rivera, con quien Unamuno tenía un especial enfrentamiento por encarnar lo peor del estamento militar. Sus opiniones le llevaron al destierro en la isla de Fuerteventura, a pesar de las protestas que se produjeron incluso más allá de nuestras fronteras. Luego el autoexilio, primero en Paris, para establecerse posteriormente en Hendaya.



Su actividad intelectual no paró por aquel tiempo. Burló al principio la censura con cartas personales, un diario íntimo y su poesía combativa, después publicó artículos en las revistas creadas en Francia por los opositores, entre los que se encontraba Vicente Blasco Ibáñez. La más renombrada fue Hojas libres cuyo objetivo era el mismo dictador, que consideraba una marioneta del rey y Anido. Durante este tiempo gozó del apoyo en Francia de la Liga francesa de los Derechos del Hombre, y de su propia fama en el país, que le protegían incluso del gobierno galo que llegó a acuerdos en el problema marroquí con Primo de Rivera. Unamuno regresó a España en febrero de 1930 en honor de multitudes, mientras el dictador hacia el camino inverso. Pronto recuperó su actividad intelectual y su compromiso político. Fue nombrado rector de la universidad de Salamanca de nuevo, y fue concejal del ayuntamiento, tras las elecciones de 1931. Luego diputado en la Cortes constituyentes hasta 1933. Pero su opiniones las realizaba principalmente en la prensa, primero en El Sol, donde empezó a mostrar su oposición a la marcha del régimen republicano.



A Unamuno le dolía el sistema político que permitía el enfrentamiento encarnizado entre los ciudadanos. Unas reformas de Azaña con las que no estaba de acuerdo, lo que le supondría tener que seguir publicando en el diario Ahora. Por otra parte, veía los peligros del fascismo incipiente que surgía en nuestro país, y las amenazas del régimen nacionalsocialista y su antisemitismo, que traería graves consecuencias por la facilidad de manipular a las masas. Su jubilación en 1934 fue con todos los honores y admiración por el público, a pesar que se iba distanciando de los jóvenes estudiantes. Tuvo proximidad con el gobierno de los republicanos radicales y el presidente Alcalá Zamora que le tuvo de asesor. En 1935 recibió la condecoración de ciudadano de honor. Unamuno se apartó de la República en 1936. Llegó apoyar a los militares sublevados en un primer momento, lo que le supuso la destitución como rector por parte de Azaña, luego restituido en el puesto por el propio Franco, que utilizó y tergiversó sus ideas de aquellos días convulsos para justificar el golpe de Estado que encabezaba y el enfrentamiento civil subsiguiente. 



La postura de Unamuno fue progresivamente equidistante con un bando y otro, y desde del 12 de octubre, tras ver como sus amigos intelectuales y escritores eran vilmente asesinados, crítico y temeroso de los rebeldes. El enfrentamiento con Millán Astray en el Paraninfo fue silenciado, pero las notas a lápiz en el reverso de una carta de su discurso improvisado con el famoso, Venceréis pero no convenceréis, luego demostrado con otras fuentes, le causa que sea confinado, sin ningún cargo público, en su casa hasta su muerte en extrañas circunstancias, tal vez envenenamiento, el 31 de diciembre de 1936.

LA FOTOGRAFÍA DE WEEGGE


La Fundación Mapfre de Madrid presenta la exposición, WEEGGE. AUTOPSIA DEL ESPECTÁCULO, que reúne unas cien obras y distintos materiales sobre el fotógrafo, Arthur H. Fellig, de ese apodo, proveniente de la palabra, ouija, médium, pues sabía adivinar dónde se producirían mortales sucesos en la noche neoyorquina y captarlos de una forma especial. Su obra tiene dos etapas, una entre 1930 y 1940, como fotoperiodista de la prensa sensacionalista, que le proporcionó fama, y otra, desde 1948 hasta su fallecimiento, después de su traslado a Hollywood, cuando se dedica a la caricatura de las estrellas de cine. La exposición pretende unir ambas bajo un mismo propósito, mostrar la sociedad del espectáculo que se estaba desarrollando en aquella época, y su crítica, anticipándose, se ha dicho, a la Internacional Situacionista e inauguraba una modalidad visual. Weegge provenía de una familia judía ucraniana emigrada a EEUU a principios del siglo XX, lo que le hizo sensible a los más desfavorecidos. 






La exposición, de esta manera, recoge sus dos etapas fundamentales, unidas por una perspectiva común de mostrar y criticar la sociedad de su tiempo. En la primera, la que le hizo famoso y pudo permitirle llevar una vida holgada, se dedicó al fotoperiodismo vendiendo imágenes a la prensa sensacionalista de los sucesos más llamativos de la noche neoyorquina. Llegaba a la escena del crimen muy poco después de haberse cometido el siniestro ayudado por una radio conectada a la emisora de la policía. El resultado fueron imágenes de cuerpos ensangrentados tirados en callejones o en plena calle, fruto del enfrentamiento entre bandas criminales, a veces rodeados por los detectives analizando la situación. Pero el autor no se limitó a estos hechos, sino se ocupó, igualmente, de accidentes de coches, y sobre todo, de los incendios en los precarios edificios de aquella época.






Weeggee afirmó en algún momento que no pretendía lanzar un mensaje con sus fotografías de sucesos, pero de su análisis, la exposición demuestra otras pretensiones. Por una parte, captura el momento que los presos bajan del furgón o esperan a ser encarcelados por la policía, algunos se tapan la cara, otros se muestran más a propósito, vestidos de mujer, la causa de su detención. Por otra, captura además, a los mirones de esos sucesos como protagonistas, incluso fuera de campo. También a los propios fotógrafos de otros medios que han llegado, así mismo, a modo de autorretratos narcisistas con su cámara. También de aquellas personas con los trabajos más humildes o sin hogar, de enanos y saltimbanquis. Según su opinión, su mejor fotografía fue una preparada en un estreno de la Metropolitan Opera House, donde colocó a una mujer de los barrios populares en la entrada de la función de gala. De la misma manera, le gustaba las imágenes de las multitudes como las masas de bañistas en Coney Island.






La cámara influye en la expresión de los retratados. Los paraliza y abandonan la naturalidad del rostro. Para ello, Weegee, fotografió en la oscuridad a la gente dentro de los espectáculos empleando una película infrarroja. El resultado es una serie de ellos con las pupilas dilatadas. Finalmente, el autor, se cansó de realizar fotografías de sucesos, de gánsteres muertos, accidentes de coches e incendios. Se trasladó a Los Ángeles, y en la meca del cine, se centró en fotografiar las estrellas, el star system, no para hacer una crónica amable, sino para caricaturizarles, burlarse de su imagen. Para ello empleo su llamada lente elástica, que deformaba el rostro del artista. Creó, así, la fotocaricaturas, abandonando definitivamente su trabajo en la crónica de sucesos.





EL PROYECTO HILDEGART


 

A lo largo de la historia han existido personalidades que han destacado por su inteligencia y capacidad de liderazgo. Fueron políticos, filósofos, militares, músicos, escritores, que aportaron sus ideas para el desarrollo de la sociedad. Muchos fueron superdotados mostrando sus habilidades desde niños. Ser superdotado no implica el éxito, ni poder tener más recursos o ser felices. Depende del contexto, la educación y su integración con otras personas, porque vivir aislado contradice una de las principales características del ser humano. Más todavía si se pretende ser un líder, una mente creadora de nuevas ideas fundamentales para el futuro. Este fue el caso de Hildegart Rodríguez, una niña prodigio, de aprendizaje rápido y precoz, que entró a la universidad con trece años y se licenció en derecho. Poseía una mente brillante favorecida que desde niña hablaba varios idiomas y escribía con rapidez. Pronto saltó a la fama cuando empezó a escribir en prensa en la España de 1931, siguiendo las pretensiones de su madre Aurora. Su malograda vida nos la cuenta la película, LA VIRGEN ROJA, dirigida por Paula Ortiz. 



Para Aurora, la razón de existir su hija, era producto de un proyecto de construir una líder, una creadora de ideas para construir un mundo nuevo, de futuro, que superase la desigualdad entre hombres y mujeres, la cultura patriarcal imperante en su tiempo. Lograr la independencia de las mujeres, de su forma de existir. Para ello la concibió sin padre, fruto de una relación esporádica e intencionada con el cura del pueblo, ella que tenía una sólida formación y nació en una familia de clase alta. Desde el nacimiento potenció sus capacidades innatas, además de un control férreo para desarrollar su proyecto, lo que implicaba su aislamiento personal de la sociedad, sobre todo de los hombres cuando empezó a tener edad para el amor que consideraba una debilidad. No debía estudiar ni leer nada más que libros académicos bajo su estricta vigilancia. Ella solamente podía salir y divertirse acompañada por su madre. En Madrid, donde residían, jugaban al tenis y bailaban juntas dentro de la casa.



Bajo esta estricta disciplina de estudio y escritura, empezó a tener fama. Todo comenzó con la publicación del primero de sus artículos en la prensa en 1931, justo cuando se proclamó la Segunda República. Luego llegaron los libros de ensayo. Su tema favorito fue la sexualidad y el feminismo. Con apenas dieciséis años empezó a protagonizar la actualidad, tanto para tener seguidores como detractores, que la llegaron a ser calumniada, junto a su madre, de bruja, atea, roja, entre otros adjetivos. De la mano de Abel Velilla, se convirtió en una activista socialista. Una asidua a las reuniones del PSOE, que con su oratoria propició la entrada de las mujeres y la defensa de sus derechos. Sin embargo, tenía como máximo oponente a su propia madre, que no quería que se alejase de ella, que encontrase el amor, que le apartaría de su supuesto proyecto de futuro para liderar un mundo nuevo. Hildegart no está de acuerdo con su progenitora, y encuentra la libertad y el afecto a escondidas con Abel con la ayuda de su criada Macarena.



La madre ya había obligado a Abel a que se apartara de su hija, pero estos siguieron comunicándose con pequeñas notas. Un día, aun estando férreamente vigilada, pudo salir a divertirse vistiendo lo que más deseaba, un vestido que no fuera de color negro, y bailar los nuevos ritmos junto a un chico. Logró regresar antes que su madre a dormir, pero ella descubrió su engaño. Sabía que había sido la criada, así que propició, con ayuda de ésta, en compensación, la detención de Abel por participar en atentados anarquistas. Hildegart, entonces, decidió apartarse de su madre y tomar sus propias decisiones. No creía en su mundo futuro, que le suponía apartarla de los hombres y del amor. Una situación inhumana sin libertad, que sustituía la dominación masculina, por la suya propia. La respuesta de su madre enloquecida por sus ideas eugenésicas no se hizo esperar. Quería crear un vástago que liderase una revolución de manera mecánica bajo su influencia. Ante el fracaso del proyecto decidió matar a disparos a su hija. Destruir su obra, una escultura humana que decide romper, hiriéndola fatalmente en sus puntos vitales, los genitales, el pecho y la cabeza.