HÉROE DE LA FOTOGRAFÍA


El régimen nazi construyó numerosos campos de concentración y exterminio a lo largo de todas las zonas ocupadas durante la Segunda Guerra Mundial. Fueron los lugares donde acabaron con los opositores políticos, los enemigos de guerra y los judíos. Entre ellos se encontraron unos nueve mil españoles, que tras salir exiliados de la Guerra Civil española, cayeron en manos de la maquinaria represiva alemana. La mayor parte de ellos, unos siete mil estuvieron en Mauthausen y su entorno. La película, EL FOTÓGRAFO DE MAUTHAUSEN, dirigida por la directora, Mar Targarona, cuenta un hecho extraordinario de aquel siniestro lugar protagonizado por Francecs Boix, un preso republicano, que trabajaba en el departamento fotográfico. 


Los nazis hicieron fotografías de los presos y documentaron la vida de los campos de concentración. El de Mauthausen disponía de un departamento fotográfico asociado a la maquinaria burocrática del régimen totalitario alemán como un elemento más del mismo, que funcionó de manera regular hasta que el signo de la guerra empezó a volverse desfavorable en 1942, tras la derrota de Stalingrado. Luego los nazis empezaron a destruir cualquier documento que les relacionara con el genocidio y los crímenes contra la humanidad llevados a cabo en los mismos campos, a la par, que la represión se incrementaba y la llamada solución final se llevaba a efecto.


Francecs Boix, se convirtió en un auténtico héroe cuando logró salvar junto a sus compañeros numerosas fotografías que mostraban las atrocidades cometidas por los nazis en el campo, unas veinte mil, un tercio del total que se tomó en aquellos años. Algunas las ocultó en el mismo recinto, otras, al parecer, el mayor número, en la población cercana por la colaboración de una mujer alemana que las escondió en un muro entre las piedras, tras contactar con ella por medio de un grupo de prisioneros españoles que trabajaban en la cantera y disponían de un régimen de libertad vigilada. Para conseguir sus objetivos, tuvo que correr, por tanto, grandes riesgos, entre ellos, ganarse la confianza del oficial alemán encargado de las fotografías y de sus superiores, que le llegaron a encargar retratos personales.


Las imágenes conservadas realizadas por los alemanes, y por el mismo protagonista, sirvieron para acusar a los jerarcas nazis en el famoso juicio de Núremberg, que negaban cualquier conocimiento y evidencia de los hechos. Al final de la película, aparecen muchas de esas imágenes, a partir de las cuales se ha construido la historia, además de aquellas en cine, reales, tomadas, del propio Francecs Boix, participando en el juicio y señalando a los acusados. Se convertiría, así,  en el único español que intervino en el mismo, todo un reconocimiento para la actitud heroica del personaje, tras sufrir considerables riesgos y padecimientos, por la torturas y asesinatos ejercidos contra los prisioneros dentro de Mauthausen.



ARTE Y SOCIEDAD


Existen algunos artistas contemporáneos famosos cuyo arte le permite obtener grandes ingresos por la venta de sus obras. Han alcanzado el éxito y los principales coleccionistas persiguen tener una obra suya a cualquier precio. Frente al poder de estos artistas, existen otros, minoritarios, intimistas que emplean el arte como una investigación, una búsqueda de la propia identidad. Entienden el arte como expresión de la verdad.  Unos son poderosos por el estatus que han alcanzado y, otros, humildes, más auténticos en el empleo del medio plástico. La película, PETRA, dirigida por Jaime Rosales, desarrolla una historia dramática en un contexto artístico en el que se mueven los protagonistas, donde el pasado y el presente se unen por la búsqueda de la verdad. Una búsqueda que el director estructura en siete capítulos desordenados ante el espectador.


La protagonista, Petra, es una joven pintora, que obtiene una residencia en el taller de un afamado escultor catalán. En principio, pretende aprender de este artista de éxito y recibir consejo para introducirse en el mundo del arte. Tiene que residir en la casa de campo donde vive junto a su mujer y su hijo Lucas, que es fotógrafo. Desde el primer momento, se da cuenta que Jaume, el escultor, cuyas obras las compran desde los lugares más importantes de Europa, es una persona soberbia y despiadada con las personas de su entorno, especialmente su hijo Lucas a quien tiene subyugado. Esta personalidad engrandecida por el poder que confiere el éxito artístico provocará los sucesivos hechos trágicos que padecen estas personas que en alguna medida están relacionadas con él por lazos familiares o profesionales.


El primero de ellos será el suicidio de la mujer empleada en la casa, al solicitar un trabajo para su hijo en el taller del artista. Un suicidio que será el desencadenante del asesinato de Jaume por este joven, que se había convertido en el colaborador más fiel y, tal vez, un futuro escultor. Pero, sobre todo, el que se refiere a Petra, cuya intención de residir en la casa, no era la de aprender, sino la de encontrarse con su padre, cuya identidad había logrado saber por antiguas amigas de su madre recientemente fallecida. La verdad de la pretensión obligará a Jaume a negarlo en principio para luego, ratificarlo, cuando se entere que Lucas tiene una relación estable con ella, de la que nacerá una nieta. La presión del padre y la desesperación que provoca en su hijo, le llevará al suicidio.


Al final de la película, una vez fallecidos, padre e hijo, quedan solas, Petra, que ha vuelto a la actividad artística y su hija. También, la abuela, interpretada por Marisa Paredes, que en el último giro que desarrolla el argumento, descubre la verdad sobre Lucas, y por tanto, aleja la posibilidad de que Petra se hubiera emparejado con su hermanastro.

AMOR IMPOSIBLE


La llamada Guerra Fría fue el periodo histórico entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y la caída del Muro de Berlín. El mundo se dividió en dos bloques sociopolíticos y económicos diferentes, el capitalista y el comunista, uno liderado por EEUU y otro por la URSS. Las dos grandes potencias nunca se llegaron a enfrentar directamente, sino a través de guerras periféricas y de espionaje. La razón fue la capacidad destructiva de sus arsenales nucleares. Los dos sistemas fueron antagónicos, quien estaba a favor de uno, lo estaba en contra del otro. En este contexto se desarrolla la película, COLD WAR, escrita y dirigida por el prestigioso realizador, Pawel Pawlikowski, que cuenta la historia de amor apasionado entre Zula, una bailarina y cantante de un grupo folklórico, y Wiktor, el músico que la descubre entre una serie de candidatas en la Polonia comunista.


Wiktor es un músico cultivado, poco afecto al régimen comunista, pero que no se opone a la formación del grupo de baile y canto que se apoye en sus investigaciones del folclore rural polaco. Además, debía exaltar a los líderes, la paz, en aquella época amenazada, y la reforma agraria. Tras una selección de candidatos, se enamora de una joven de origen humilde que ha estado en la cárcel por intentar apuñalar a su padre que quería violarla, iniciando un amor apasionado. El éxito de la formación musical, les va a permitir viajar fuera de las fronteras de Polonia. En Berlín, acuerdan pasarse al sector occidental y huir del régimen totalitario, para continuar su relación en un ambiente de libertad.  Sin embargo, después de la actuación musical, Zula, no acude a la cita para huir juntos. A partir de esos momentos seguirá su carrera de éxito, mientras, Wiktor, se ganará la vida como músico de jazz y de cine en París.


Zula es la mujer ideal para Wiktor, pero son incompatibles para vivir en pareja. Solamente cuando están separados se echan de menos. De esta manera se inicia un periplo en el tiempo y en lugares diferentes en los que vuelven a estar juntos, hasta su reunión definitiva y fatal en la Polonia de 1964. Este recorrido en el tiempo y en el espacio comienza en Paris cuando el conjunto musical visita la capital francesa. Luego otra vez, en Yugoslavia, donde Wiktor es expulsado, a pesar de tener permiso para traspasar las fronteras. Otra vez en París se reunirán durante un tiempo. Ella se aleja de su matrimonio con un italiano, lo que le permite viajar, pero la vida entre ellos pasa del amor apasionado y la colaboración musical, a la ruptura brusca por su creciente antagonismo.


Wiktor sigue enamorado de Zula, hasta tal punto que regresa a Polonia en su búsqueda, lo que propiciará su detención y condena a trabajos forzados en una cantera por espionaje. Tras un tiempo encarcelado, ella logra conseguirle la libertad gracias a que había contraído matrimonio con un funcionario comunista. El paso de los años no ha dañado la necesidad del uno del otro a pesar que han tenido diferentes parejas, en cambio ha demostrado la incompatibilidad de temperamentos entre ellos que hizo que no tuviesen una vida en común de casados. La decisión de hacerlo, propiciará el desenlace fatal de la película. Una obra cinematográfica de gran calidad, que une lirismo y una técnica brillante.


El director utiliza un formato vertical, frente al horizontal, donde la acción se desarrolla sobre todo en la parte inferior de la imagen. Emplea con gran belleza el blanco y negro con extraordinaria definición y gradación entre las luces y los tonos. Destacan los planos generales, muchas veces con las cámara fija mientras los personajes son los que se mueven dentro de ellos. De la misma manera, habría que mostrar la carga simbólica que emplea al repetir motivos o imágenes que se mantienen en el principio o el final, como las pinturas de la iglesia en ruinas, como si hubiese una intervención divina en el destino humano, que combina el amor, la felicidad, la desesperación y la tragedia.

UNA VÍCTIMA DEL RODEO


Las praderas del lejano oeste norteamericano fueron las tierras donde desarrollaron la vida los antiguos vaqueros en una comunión perfecta con el caballo, su medio de transporte por estos amplios espacios naturales. Hoy, los ecos de aquella vida, se puede observar en los rodeos, donde jinetes experimentados, tratan de mantenerse montados sobre caballos salvajes o toros. Constituye una actividad de riesgo, que puede llevar a causar importantes lesiones cerebrales. El caso de un vaquero entrenador de caballos que sufre un grave percance en la cabeza y tiene que dejar de montar por riesgo de morir si sufre un golpe, lo cuenta la película, THE RIDER, dirigida y escrita por la realizadora china, Chloé Zhao, basándose en una historia real.


La historia de la película es la del vaquero lakota, indio, de 20 años llamado, Brady Jandreau, interpretándose así mismo con otro apellido, Blackburn, que vive en la ficción con un padre y una hermana en una modesta granja. Ha conseguido la fama ganando rodeos y entrenando caballos salvajes, pero un accidente con uno de ellos, que le llevó a pisar la cabeza, le dejó impedido para volver a montar, su único modo de ganarse la vida. Desde que sale del hospital todavía con la cicatriz reciente de la operación en la que le pusieron una placa metálica hasta su convencimiento de que tendrá que distanciarse de su trabajo con los caballos de manera definitiva, transcurre un proceso psicológico difícil. Este proceso lo cuenta con gran sensibilidad la directora china al mostrar la belleza de las praderas de Dakota al amanecer, combinado con los primeros planos del protagonista.


Brady se convencerá poco a poco de su inevitable destino. Antes, comprueba el dramático final que le esperaría cuando visita a su amigo, otra estrella de los rodeos,  ahora en un hospital aquejando de una grave parálisis. Sin embargo, el camino resulta complicado, porque está abocado a trabajos temporales como el de cajero de supermercado. Y, sobre todo, le resulta muy difícil renunciar al contacto con los caballos, con los que él logra mantener una especial comunicación, cambiándoles el carácter, de salvajes y broncos, a dóciles, fieles a su amo, como su caballo Apollo, un animal descartado por intratable, hasta convertirse en un animal modélico, que acude a la llamada con un simple silbido. 


Este caballo fue sacrificado cuando se hirió gravemente en una pata con un cable metálico, pero a él, según reconoce el protagonista, le dejaron vivir por ser un ser humano, a pesar de las heridas que le impiden hacer lo único que sabe realizar con talento. Brady piensa que no es justo, pero es lo más sensato, si tiene en cuenta a su familia, que le necesita, a sus amigos, todavía vinculados al ambiente del rodeo, a los que ayuda.