ENTRE LA REALIDAD Y LA FICCIÓN


La educación permite la posibilidad de pensar y reflexionar a los jóvenes sobre la realidad que les rodea, junto a otros situados en las mismas condiciones sociales. También, tomar partido, orientar sus preferencias y prepararse para el futuro. En el mundo globalizado actual, este colectivo experimenta la seducción de los extremismos, los religiosos o los políticos, porque no les deja apenas opciones para integrarse facilmente, y les requiere mucha preparación. Ante el aburrimiento y la falta de perspectiva, el aprendizaje, les ayuda afrontar el presente y decidir mejor su vida. La película, EL TALLER DE ESCRITURA (L´Atelier), escrita y dirigida por el realizador francés, Laurent Cantet, plantea estos problemas, en un grupo de jóvenes de la ciudad de Ciotat, una ciudad portuaria de la Provenza.


Olivia, una conocida escritora, proveniente de la capital, se encargará de dirigir el taller de escritura como parte de un programa de integración social para jóvenes de distintas sensibilidades y situación social. Deberán escribir una novela policiaca. El taller de escritura tiene varios objetivos. Uno de ellos es la propia relación entre los jóvenes, unos musulmanes de origen norteafricano, otros, de origen francés, la mayoría de clase trabajadora. Mediante los debates de cómo afrontar la historia, comparan la experiencia familiar y su formación cultural. Les conduce a un relato con un crímen situado en el pasado y el presente, relacionado con la luchas obreras que se produjeron en el antiguo astillero, hoy reconvertido en un espacio para construir barcos de recreo.


Todos los integrantes del taller están de acuerdo con la historia, salvo Antoine, un joven solitario, con algunas ocupaciones temporales, que se enfrenta a la profesora y a varios miembros del grupo. La película se centra sobre todo en su actitud reactiva, de rechazo. Tiene amigos violentos que emplean armas. El preferiría escribir una novela ambientada en el puerto deportivo, exclusivamente situada en la actualidad. Le gusta el ejército y las ideas de la extrema derecha que apuesta por impulsar el nacionalismo y oponerse al mundo globalizado, que ha deteriorado la actividad económica por la competitividad que supone en todos los aspectos. Igualmente, amenaza a Olivia con una pistola para que sea consciente que la motivación de un asesinato puede ser lo más banal, y la excusa, el aburrimiento y la falta de perspectivas, que le impulsa a actuar de esta manera irracional como si en vez de vivir en la realidad material, estuvieses en un videojuego violento.

LAS FOTOGRAFÍAS DE MAGNUM

Elliot Erwin, Autorretrato, 1979

La Fundación Telefónica organiza la exposición, PLAYERS. LOS FOTÓGRAFOS DE MAGNUM ENTRAN AL JUEGO, que reúne unas 200 imágenes de 46 autores distintos de la famosa agencia fundada hace poco más de 70 años por Henri Cartier-Bresson, George Rodger y David Seymour para mostrar fotografías referidas al juego en un sentido amplio, siguiendo una estructura hasta cierto punto laberíntica. Los comisarios son los prestigiosos fotógrafos, Martin Parr, director de la agencia, y Cristina de Middel, que pretenden mostrar una perspectiva distinta de la misma. Aquella que no se centran en imágenes documentales de gran calidad, sobre importantes acontecimientos sociales e históricos, algunas hoy icónicas, sino imágenes lúdicas de personas anónimas.

Alex Webb, Chicos jugando en el parque, Cuba, Habana, 2000

En la exposición se incluyen fotógrafos de distintas generaciones. Desde Bruce Davison y Elliot Erwitt hasta las incorporaciones más recientes como Alec Soth o Christopher Anderson. Los propios comisarios muestran varios grupos de obras. Cristina García Rodero es la única representante española miembro de la agencia de la que hay ejemplos. No hay un número fijo de obras por autor. De esta manera hay unos autores con mas fotografías que otros. Elliot Erwitt es el autor mejor representado. Se combina sin ningún criterio fijo, el blanco y negro y el color. En algunos paneles se incluyen vídeos que complementan a las fotografías.

Richard Kalvar, New York Ciy, 1969

Hay variedad en los temas que captan el juego, el tiempo del ocio. Los autores fotografían a jugadores de béisbol, golf o fútbol, o una especie de rugby ancestral, el juego de la pared que Peter Marlow tomó de los alumnos de Eton. Las imágenes pueden ser también de músicos, muchos de ellos de jazz, que capturan Guy Le Querrec o Dennis Stock. También músicos noruegos de heavy metal o la muchedumbre que disfrutaba en el legendario concierto hippy de la Isla de Wight. Por otro lado, podemos ver numerosas imágenes de niños y adolescentes jugando en la calle, en los parques, en el interior de los hogares, obras de los anteriormente citados, Bruce Davison, Cristina García Rodero o Abbas. Finalmente, los propios fotógrafos juegan con los efectos visuales, buscando la complicidad del espectador, como Richard Kalvar, Mark Stuart y Carolyn Drake, entre otros. Todas las fotografías de la exposición, por tanto, representaciones de momentos decisivos, según la pretensión de Cartier-Bresson, pero esta vez, de unos hechos intranscendentes.

LA VIDA DE J.D. SALINGER


Llegar a ser un artista o escritor de prestigio o intemporal no es posible para todo el mundo a pesar de todo el esfuerzo que inviertas. Si incluyes la fama, la popularidad, entre el gran público, la dificultad es mayor, aunque ésta puede presentarse en obras de arte o literarias de mediana calidad, poco duraderas en el tiempo. La película, REBELDE ENTRE EL CENTENO (Rebel in the Rye), ópera prima del realizador, Danny Strong, trata estos temas referidos a la interesante y enigmática vida del escritor norteamericano, J.D. Salinger, autor de la archiconocida novela, El guardián entre el centeno, de ahí el título. Esta obra maestra de la literatura contemporánea, que desde su publicación tuvo un enorme éxito hasta la actualidad, fue creada y determinada por el carácter y las condiciones de la vida de su autor.


J.D. Salinger, que provenía de una rica familia de empresarios neoyorkina, fue rechazado por varias universidades por su fuerte carácter. Al negarse a seguir el negocio familiar, decidió hacerse escritor, confiado en sus aptitudes, para lo cual solicitó estudiar un curso de escritura en la universidad de Columbia, en las clases del profesor, Whit Burnett, que descubrió un talento sin depurar. En un primer momento le obsesionaba encontrar una voz propia, un estilo original, además de publicar, sobre todo para impresionar a la hija del famoso escritor de teatro nortemericano, Eugene O´Neill. Ésto lo consigue en la modesta revista literaria, Story, dirigida por este profesor, en forma de cuento breve. ´La publicación del mismo le estimularía a seguir escribiendo este tipo de pequeños relatos. En uno de ellos, destacaba un personaje llamado Holden Caulfield, que llamó la atención de su mentor, pero la relación entre maestro y discípulo se deterioró cuando el primero fracasó en la publicación de su primer libro.


Como a muchos jóvenes de su época, la Segunda Guerra Mundial, le cambió su vida. Participó en el frente desde el desembarco de Normandía y conoció las penalidades de la guerra, hasta tal punto que tuvo que estar en un hospital psiquiátrico. No dejaría en ningún momento de escribir a pesar de ser testigo de la violencia del combate, de los campos de concentración y de la muerte de su amigo. Cuando se recuperó del trauma, regresó a Nueva York para rehacer su vida. Pronto, tras divorciarse, encontró la inspiración y un cierto prestigio al conseguir ser colaborador de The New Yorker. La fama definitiva vendría con la publicación de su primera novela, que alcanzaría la categoría de obra maestra, a pesar de ser rechazada por varias editoriales, una obra en cierto modo autobiográfica, elaborada durante el conflicto bélico.



Salinger pretendía simplemente su publicación, ninguna campaña de marketing. Sin embargo, rápidamente, se convirtió en un bestseller, que le proporcionaría una fama, una exposición al público que el rechazaba, de tal manera, que tomó la decisión de dedicarse siempre a escribir, pero nunca volver a publicar durante su vida. No quería interferencias de nadie, cualquier influencia en su labor creativa hasta el punto de vivir aislado en una casa de campo, sin apenas contacto con la gente, aislado incluso también de su mujer e hijos. Así lo hizo hasta su muerte a los 91 años. La razón parece estar en la espiritualidad que practicó para serenar su mente, la búsqueda de la tranquilidad mental tras la experiencia traumática de la guerra que él nunca superó del todo, en la cual la escritura era una verdadera evasión en la búsqueda del equilibrio personal.

SOBRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO


Los medios de comunicación  nos informan casi a diario de un suceso violento encuadrado dentro de la llamada violencia de género o machista. Un hecho en el que un hombre mata a una mujer, la mayoría de las veces en trámites de separación o con un largo historial de maltrato. La película, CUSTODIA COMPARTIDA, dirigida y escrita por el realizador francés, Xabier Legrand, cuenta un suceso de este tipo, el de una pareja recién divorciada que la juez del caso declara compartir la custodia de su hijo menor, a pesar que la madre Myriam pretendía tenerla en exclusiva para protegerle de su padre, Antoine, de carácter violento. Tanto el menor, Julien, como la hija, Joséphine, mayor de edad, le rechazan por ello. El padre hace valer su derecho a cuidar de su hijo y tenerle cada cierto tiempo, sin embargo, lo que quiere es mantener el vínculo con la madre.


Antoine no acepta el divorcio, la distancia que pone su exmujer con sus dos hijos de su parte. De esta manera, Julien se convertirá en un rehén en el conflicto. Será a través de él como logre mantenerse informado de las costumbres y el lugar donde vive la madre. Ésta, previendo el deterioro de la relación con su exmarido, se fue a vivir a una vivienda social, haciendo creer que residía en la casa de sus padres. Antoine, por tanto, no se adapta a la nueva situación, a los deseos de Myriam de rehacer su vida, de no querer mantener ninguna conversación, de apartarse definitivamente de él por la violencia ejercida contra ella y sus hijos, aunque nunca le denunció. El mantener la custodia de su hijo menor no es suficiente por los celos y la obsesión que sigue manteniendo por aquella.


La violencia en la pareja se produce, muchas veces, en pequeñas situaciones, o en circunstancias que no fueron a más. Luego surge, de repente, en un hecho trágico y definitivo. En la película queda retratado en una larga y terrorífica secuencia que empieza cuando Myriam le rechaza en el cumpleaños de Joséphine. Luego continúa cuando Antoine, armado con una escopeta de caza irrumpe en el piso de ésta en mitad de la noche. Gracias a la llamada de una vecina a la policía al oir los gritos y los disparos contra la puerta, tanto la madre como su hijo menor, logran salvar la vida refugiados en el servicio, tumbados dentro de bañera. El espectador vive, de esta forma, el terror ante la violencia irracional de un hombre que ha perdido el juicio y no le importa nada las consecuencias de sus actos. Una locura que le impide ver más allá que el odio y la sed de venganza por unos hechos de los que él es el principal responsable.