Pubertad, 1914-16 |
El Museo Thyssen de Madrid organiza la exposición, EDVARD MUNCH. ARQUETIPOS, que reúne un conjunto de ochenta obras entre pinturas y grabados. Supone presentar al artista noruego desde una perspectiva concreta para la mejor interpretación de su larga trayectoria. Su aportación se puede equiparar a los grandes pioneros de la modernidad, Cézanne, Van Gogh y Gauguin. Quiso centrarse en asuntos filosóficos y espirituales, en las obsesiones del mundo contemporáneo, no en representar la realidad natural, lo que vemos, sino lo que hemos visto. Por eso pinta la esencia, lo que dará a sus pinturas algunas veces un aspecto sin terminar.
Atardecer, 1888 |
La exposición, en consecuencia, está organizada según una serie de nueve arquetipos emocionales, ideas esenciales de conceptos que forman parte de nuestro pensamiento colectivo, de los que surgen obsesiones existenciales. La muestra se inicia con Melancolía, donde rompe las convenciones artísticas y sociales de la época. Transmite conceptos subjetivos como el sentimiento de soledad o ensimismamiento. En general empieza a utilizar un lenguaje plástico que parte del simbolismo y evolucionará al expresionismo. Hace uso de formas planas y sinuosas, de la deformación expresiva del cuerpo, del simbolismo del color y la experimentación con las texturas.
El grito, 1895 |
Los primeros cuadros que observa el espectador pertenecen a las dos últimas décadas del siglo XIX como Atardecer o Melancolía. El siguiente espacio se ocupa de la Muerte, centrado en la imagen de La niña enferma, donde se expresa una experiencia aterradora e ineludible del ser humano. Se llega así al Pánico, compuesta por un conjunto de imágenes que caracterizan la vida tortuosa, de estrés y agitación propias de la vida urbana. Entre ellas se encuentra la famosa obra titulada El grito, una litografía del Metropolitan Museum of Art de Nueva York. También los grabados Pánico y Ansiedad.
La niña enferma, 1907 |
El tema de la mujer constituye el centro del universo pictórico de Munch, de la que afirma es un misterio para el hombre. Aparece como la mujer ideal, la femme fragile, y la mujer amenazadora y seductora, la femme fatale, ante la que el varón se siente débil. El lienzo titulado Mujer, muestra la naturaleza cambiante del sexo femenino. Una y otra se manifiestan en cuadros como Cenizas y Pubertad. En este tema, uno de los preferidos por los artistas desde siempre, es testigo de su creciente protagonismo en la sociedad europea. Asociado al mismo asunto, se visita el espacio titulado Melodrama, donde las relaciones humanas se representan asociados a lo teatral. Los asuntos son muy expresivos: Consolación, Celos, Asesinato, Deseo y Mujer llorando.
Mujer vampiro, 1916-18 |
El artista trata el Amor, otro de sus arquetipos, desde el lado oscuro y amenazante, tal vez sinónimo de dolor, por el desengaño y la pérdida de identidad. El mismo escribió que el amor puede convertirse en odio/ la compasión en crueldad. Las manifestaciones más precisas se concretan en las representaciones del Beso o en la Mujer vampiro. En Nocturnos el paisaje recupera el protagonismo frente a la figura humana. Le da pie al artista a experimentar con imágenes de los que se interpreta estados psíquicos. Así lo observamos en obras como Bajo las estrellas, La tormenta o Noche estrellada.
Desnudo femenino de rodillas, 1919 |
El arquetipo, Vitalismo alude a una nueva etapa en la vida de Much, después de su regreso definitivo a Noruega en 1909, donde su estilo se hace colorista y alegre. Aparecen temas nuevos asociados al trabajo agrícola, las escenas rurales o las estaciones del año. De este periodo es la serie dedicada a Las niñas en el puente o el cuadro titulado, Adán y Eva. El último espacio de la visita se llama Desnudos, un tema que interesó al artista al final de su carrera, muy propio para experimentar dentro del estudio. En los cuerpos de los modelos resalta la belleza sensual más que la expresión del sentimiento. Sobresalen Desnudo de pie sobre fondo azul o Modelo junto a la silla de mimbre.