La pena de muerte pervive en muchos países del mundo. Se aplica sobre todo en regímenes dictatoriales o autoritarios, siguiendo modelos de justicia ancestrales, relacionados con el ojo por ojo, o también para amedrentar a la población y frenar cualquier intento de disidencia o cambio político. Una pena que se aplica a los delitos comunes como a los políticos e ideológicos. Es lo que sucede en el Irán de los ayatolás. La película, LA VIDA DE LOS DEMÁS, escrita y dirigida por Mohammad Rasoulof, trata el tema desde la perspectiva de los verdugos, unos profesionales y otros obligados por el régimen a cambio de beneficios en el servicio militar obligatorio.
La película se estructura en cuatro historias diferentes cuyo tema común es la aplicación de la pena de muerte. En la primera, se cuenta la vida diaria de un verdugo profesional que trabaja en una cárcel por la noche pulsando un botón que activa el ahorcamiento automático de varios reos. Por el día, hace vida familiar con su madre, anciana, su mujer y su hija pequeña. Se produce un contraste, por tanto, entre el macabro trabajo, y la rutina diaria. La segunda, tercera y cuarta historia se refieren a aquellos jóvenes que están obligados a aplicar la pena capital, estando en el servicio militar obligatorio. Jóvenes que son contrarios a participar en estas acciones, y que si intervienen es a cambio de permisos. Cumplir el servicio militar sin contratiempos les permite a partir de ese momento llevar una vida sin problema.
En una de ellas, uno de los soldados logra escapar de la cárcel, para no verse obligado a retirar el taburete que sostiene al condenado antes de ser ahorcado. En la tercera, tal vez, la más impactante, cuenta la visita de uno de ellos a su novia por su cumpleaños, a la vez que va a pedir su mano para casarse. Sin embargo, se encuentra que antes de la celebración, tienen una velada en recuerdo de un profesor ejecutado por sus ideas, que era próximo a la familia. El soldado confiesa a su novia que puede visitarla gracias a que colabora en las ejecuciones.
Finalmente, en la cuarta historia, se narra, tras veinte años sin verse, el encuentro entre un padre y su hija, que vive fuera de Irán. La hija cree que es su tío, pero ahora le cuentan la verdad, que es su verdadero padre, ya gravemente enfermo, y que truncó su carrera de médico, porque durante el servicio militar se negó a participar en la aplicación de la pena de muerte. Ahora vive en una perdida zona montañosa del país ejerciendo su profesión, y reflexiona sobre el valor de la vida, la del ser humano, y la de los animales, la de las abejas que producen miel, y la del zorro, que busca alimento en su granja, a quien pudiendo matar, prefiere ayudar.