La mayoría de los inmigrantes llegan a los países europeos para labrarse un futuro mejor. Las condiciones económicas de las regiones donde proceden lo impiden. Quieren conseguir un trabajo para obtener los suficientes recursos para vivir, y si es posible, ayudar a sus familias que han quedado atrás. Sin embargo, las leyes dificultan la migración, y para ser lo suficientemente segura, tiene que realizarse incluso con la participación del país de origen, por lo que la mayoría de los casos es irregular, sobre todo la proveniente del continente africano, que utiliza rutas controladas por traficantes humanos, que recorren extensos desiertos para luego enfrentarse con el mar Mediterráneo, convertido en un auténtico cementerio. En el camino, además, te puedes encontrar con estados fallidos como el de Libia, que mete en prisión a los migrantes y practica la extorsión y la tortura.
Por otra parte, algunos migrantes, mezclados con los anteriores, corresponden a los peticionarios de asilo político, a consecuencia de ser perseguidos por un régimen político que atenta contra los derechos humanos, o por un conflicto bélico. Supone la forma más rápida de conseguir los papeles que permiten residir y trabajar en el país de destino, pero tienen que demostrar que existe tal persecución para resultar beneficiario de la protección a la que tienen derecho. Es lo que pretende el protagonista de la película, LA HISTORIA DE SOULYMANE, dirigida por Boris Lojkine, que cuenta la vida de este inmigrante en París, en los días previos a su entrevista para ser considerado asilado político. Una vida llena de dificultades pues duerme en la periferia en un refugio de indigentes, mientras por el día trabaja como repartidor o rider de comida.
Soulymane es originario de Guinea Conakry, que llegó atravesando medio continente africano hasta Libia, para luego cruzar el Mediterráneo. Se muestra estresado porque tiene que trabajar largas horas en bicicleta en las calles atestadas de París. Realquila una cuenta de una aplicación de reparto, cuyo dueño apenas le paga lo que gana. Además, se está preparando para la entrevista del asilo, creando un relato de persecución política, ayudado por otro inmigrante que le proporciona documentación falsa. Esos dos días previos antes de la entrevista, son un cúmulo de dificultades, pues tiene que conducir con lluvia y frío, sufre un accidente que le hace dañar el pedido; le cancelan la cuenta de la aplicación, y su propietario, se niega a pagarle lo que le corresponde.
Finalmente, en la entrevista, descubren que es una historia inventada, que ha sido repetida numerosas veces, y le piden que diga la verdad, a ver si tiene suerte de ser aceptado. Una realidad, que de todas las formas es los suficientemente dramática para ser atendida. Soulymane tuvo que dejar su país por razones económicas. Su madre tiene una enfermedad mental y necesita ayuda, que no puede obtener sin recursos. Ha tenido que abandonar también a su novia, y en el viaje casi pierde la vida. En París, sobrevive como un auténtico esclavo sin hogar.
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