LA TRISTEZA DE CELIA



 Hoy es común la proliferación de familias monoparentales, fruto del divorcio de los padres o simplemente de la decisión de la mujer de tener descendencia sin tener pareja estable o haber contraído matrimonio. Hasta no hace mucho tiempo la mayoría de los hijos se tenían después de haberse casado los cónyuges. En la actualidad el principal problema de una familia monoparental es económico, pero hace treinta años, presentaba un problema de carácter moral, no estaba bien visto por la sociedad, todavía condicionada por los comportamientos tradicionales heredados de la dictadura. La película, LAS NIÑAS, escrita y dirigida por Pilar Palomo, se sitúa en aquella época para tratar el papel de la mujer y la igualdad de género.



El año 1992 fue una fecha especial para España. Se celebraron los Juegos Olímpicos de Barcelona y La Exposición Universal de Sevilla. Para Celia, la protagonista de la película, es un año de descubrimiento, de hacerse preguntas sobre su vida y la de su familia. Una época de transición de la niñez a la adolescencia. Junto a sus amigas de un colegio de monjas empieza a vivir experiencias que le alejan de su entorno más próximo. Hasta ese momento ha sido una niña buena y obediente, pero cada vez más se hunde en la tristeza. Su madre no se habla con su familia del pueblo. Trabaja todo el día fuera de casa. Y del  padre, sólo sabe que  murió antes de que ella naciera. Lleva una vida monótona de casa al colegio, sin mayor aliciente.



Todo empieza a cambiar con el contacto con las amigas y sus hermanas mayores. Diferente a lo que pretende su madre, que estudie mucho y se labre un buen futuro, para que no tenga que estar esclavizada con el trabajo todo el día como ella. De esta forma no debe salir de casa salvo lo necesario. Tener unas horas fijas. Ayudar en casa, sin apenas distracciones.Sin embargo, las experiencias con sus amigas le hacen madurar, sentirse una mujer mayor. La posibilidad de pintarse y vestirse para salir de fiesta. Fumar y beber alcohol. No ser una chica ñoña, sino divertirse con la música moderna y la televisión. En este ambiente, sus amigas le dicen que corre el rumor por el colegio que es hija de madre soltera. Entonces decide preguntar a su madre por su familia con la sospecha que no le dice la verdad.



La madre no sabe contestar, ni hablar a una hija incrédula. Celia, en esta situación, no quiere ir al colegio y empieza a rebelarse contra la educación rigurosa del colegio, distinta cada vez más a la realidad que vive. Un día, su madre le lleva al pueblo para conocer a la familia materna. Después, comprenderá las circunstancias personales duras que afronta, a la que ella tendrá que acompañar en su propio trayecto hacia la adolescencia y la madurez como mujer, en una sociedad donde el hombre se encuentra ausente, y tal vez hostil.