Vestíbulo de la exposición |
En las salas de la antigua Tabacalera se expone una retrospectiva sobre el fotógrafo José Manuel Ballester, bajo el título, BOSQUES DE LUZ, que reune 50 obras de gran formato de los últimos ocho años de su producción. Una obra basada en tres elementos, el tiempo, la luz y el espacio, situada entre dos lenguajes antagónicos, la figuración y la abstracción. Las imágenes fotográficas las agrupa en series temáticas donde estudia la relación entre la arquitectura y la ciudad, entre la pintura y la fotografía, y entre lo artificial y lo natural. A causa de la preocupación por el espacio, las salas de la antigua fábrica de tabacos, sirven de marco adecuado. Ellas de por sí fueron captadas por su cámara.
El visitante es recibido por una fotografía de la pintura al fresco de la Santa Cena de Leonardo da Vinci, que el artista interpreta, como otras tantas del Quattrocento italiano, como la Anunciación de Fra Angélico del Museo del Prado, eliminando las figuras religiosas o mitológicas, y dejando el marco espacial y arquitectónico. Las imprime en un soporte de tela o lienzo creando una auténtica ficción sobre la pintura, que en realidad es una imagen fotográfica. Otro conjunto, si acaso más característico de su estilo, captan arquitecturas industriales o urbanas, como las referidas a la reforma del Rijsmuseum de Amsterdam; de una planta de energía solar; de ciudades chinas, o paisajes naturales, todas ellas, con una nitidez y un brillo intenso, valorando la incidencia de la luz, ya sea diurna o nocturna, el pleno día o el atardecer. Utiliza soportes fotográficos que potencian dichos efectos, algunos transparentes a modo de caja iluminada.
El artista cuando capta interiores desbastados de antiguas construcciones, arquitecturas posmodernas, enormes masas de edificios y rascacielos de lejanas ciudades, reflexiona sobre la capacidad creativa y el progreso técnico del ser humano en un mundo globalizado. Transforma visualmente los espacios naturales extraordinariamente bellos por otros de igual manera. Lo mismo sucede cuando representa pinturas de los maestros del pasado. Intenta reflejar la capacidad innata de nuestra especie para transformar la naturaleza en espacios materiales de construcciones de todo tipo. El fotógrafo crea una nueva realidad, la del arte, que no es ficción tampoco, la de su estilo, en busca de una nueva belleza formal en la que influye los aspectos técnicos y poéticos de su personalidad, basada en una realidad material objetiva previa, arquitectónica, espacial, urbana, o natural, .