AL SERVICIO DEL PODER


Los servicios de inteligencia en un país democrático tienen como finalidad muchas veces prevenir riesgos referidos al terrorismo. Para ello colaboran con las agencias de otros estados. Sin embargo, otras veces, son utilizados para controlar los resortes del poder con el supuesto objetivo de mantener el equilibrio, de que éste no se concentre o se utilice mal por una persona, y perjudique a las élites del país. En este caso, pudieran emplearse, maquiavélicamente, métodos ajenos a los procedimientos legales. Estas circunstancias no las cuenta la película, EL CÓDIGO EMPERADOR, dirigida por Jorge Coira, basándose en hechos reales,  que constituye una interesante intriga política de espionaje que atrapa al espectador. 



Juan, el protagonista, interpretado por Luis Tosar, dirige una unidad especial del Centro Nacional de Inteligencia. Tienen como misión salvaguardar la seguridad nacional. Por ello, deben infiltrarse en un chalet de lujo habitado por una pareja de traficantes de armas, que ahora van a enviar a nuestro país unas bombas radioactivas. El método que empleará será seducir a Wendy, la criada filipina. A través de ella, podrá poner cámaras y controlar los negocios de los dueños. También, robarles la información del portátil que utilizan para mostrar sus productos de contrabando. Juan, por otro lado, recibe encargos no oficiales, para averiguar, por ejemplo, los trapos sucios de un diputado honesto, que en principio no tiene mucho futuro en la política.



Otro trabajo, no oficial, será tapar los problemas de un alto magistrado en Panamá, que se ha visto implicado en el asesinato de un joven. Juan está cansado de estos encargos secretos al margen de la ley, para ocultar problemas que dañarían la imagen del país o de personas supuestamente respetables. La gota que colma el vaso será cuando tenga que fabricar unos trapos sucios al diputado, para que los servicios secretos le tengan chantajeado de por vida. En este momento, aprovechando el éxito de la operación del tráfico de armas, decide tener una nueva vida con Wendy de la que se había enamorado, no sin enviar a una amiga periodista, todos los asuntos turbios en los que había trabajado para que los conozca la opinión pública.

 

EL DRAMA DEL ABORTO


La década de los sesenta supuso en el mundo occidental la llegada de la libertad sexual. La música  y la moda unía a los jóvenes en manifestar sus señas de identidad. La nuevas generaciones rompían con la de sus padres de forma abrupta ya lejos de la guerra mundial. Quedaban pocos años para el famoso lema del mayo del 68, prohibido, prohibir. Pero al principio hubo un desajuste en lo que permitían las leyes y los avances en las costumbres, en los deseos y aspiraciones de las mujeres, que se respetase la independencia a la hora de elegir la maternidad. De esta manera, quedarse embarazada sin derecho al aborto suponía un problema grave, si eras joven y considerabas que te iba a modificar radicalmente tu vida. Este es el planteamiento de la película, EL ACONTECIMIENTO, escrita y dirigida por Audrey Diwan, basándose en la novela autobiográfica de Annie Ernaux, 



La película recibió el León de Oro en el Festival de Venecia, un premio merecido porque retrata la desesperación de Anne, una joven estudiante de letras en la universidad, cuando descubre que se ha quedado embarazada. En 1963 estaba prohibido el aborto en Francia. Los médicos le niegan su apoyo si quiere interrumpir el embarazo porque acabarían en la cárcel. Ella decide en principio guardar silencio con su problema. Está terminando el último curso en sus estudios. Ha destacado siempre entre sus compañeros, y los profesores la ven como una futura docente, aunque desea ser escritora. La angustia que siente y la preocupación le obliga a dejar de estudiar por una temporada. Al final pedirá ayuda a sus amigos, hasta encontrar un caso similar, la de una joven universitaria que tuvo que recurrir a un aborto clandestino.



Tiene que dedicar tiempo a conseguir el dinero imprescindible vendiendo alguna joya y libros. Ha llegado a las doce semanas del embarazo, y está en el límite para cualquier intervención clandestina. Por fin una señora, en un piso de un lugar apartado de la ciudad le hace el aborto, pero en un primer intento no tiene efecto. Será la segunda vez, cuando lo vuelva a repetir. Sin embargo, una hemorragia y unos fuertes dolores, la llevarán al hospital. Es un alivio que se considere aborto espontaneo. Puede salvar, así su vida, y recuperar esa libertad que tanto añoraba. La directora muestra todos estos hechos con extraordinaria crudeza, que impresiona al espectador, siempre centrándose en la protagonista, en su rostro y en su cuerpo desnudo, sufriendo una auténtica tortura, emocional y física. 



Por tanto, la película, se convierte en un alegato contundente, por una parte, de la libertad de la mujer, por otra, del derecho al aborto, a decidir sobre la maternidad, y sobre su propio cuerpo. La protagonista, junto con sus compañeras de estudio lo tienen claro desde el principio, y no entiende la actitud de los médicos, que rechazan su petición. El recurso a la clandestinidad se muestra injusto por los riesgos para su vida. Un sufrimiento innecesario que expresa la opresión y control del cuerpo de la mujer que ejerce la sociedad.

 

EL ARTE DE KÂULAK


 
Los aficionados a la historia de la fotografía y el coleccionismo están de enhorabuena. La Biblioteca Nacional organiza una exposición de uno de los grandes nombres de la fotografía española del primer tercio del siglo XX: KÂULAK, FOTÓGRAFO, PINTOR Y ESCRITOR. Nos referimos a Antonio Cánovas del Castillo Vallejo, definido como un intelectual polifacético Fue sobrino del político del mismo nombre, artífice del régimen de la Restauración, donde participaría él mismo como diputado y gobernador civil de Málaga. El asesinato de su tío le decantó por la actividad artística y literaria. Primero como pintor y escritor, luego como músico y, finalmente, como fotógrafo, primero amateur, entre 1890 y 1904, y luego, como profesional entre 1904 y 1933. Esta exposición expone algunas de sus obras literarias, pictóricas, musicales, y sobre todo, fotográficas, dentro del contexto de su vida.




Lo primero que descubre el visitante el la puerta de su galería llamada Kâulak, un espacio de estilo modernista, como era propio de las fechas de su creación. Rubén Darío llamó a su fundador el Gainsborough y el Lawrence del objetivo. Pronto se convirtió en una de las más prestigiosas de su tiempo, compitiendo con otras de relevantes autores, como Compañy, Alfonso y Franken. La exposición nos ofrece contemplar la evolución de los logotipos de su estudio; la cámara de placas más antigua; una extraordinaria galería de retratos de los principales personajes literarios, políticos e intelectuales de la época. Álbumes de imágenes de sus principales clientes, ahora fondos de la propia Biblioteca Nacional y de colecciones privadas.  Para Cánovas, el retrato era los más importante de la fotografía, en el que valoraba, sobre todo, la expresión del personaje, cuidando las poses y la teatralización de los espacios.




Antonio Cánovas, Kâulak, fue un teórico, además del género. Publicó numerosos artículos en revistas que él creó, y escribió libros como La fotografía moderna y Retoque fotográfico. Junto a su hermano, fundó la Sociedad Fotográfica de Madrid (1899). Desde su galería atendió, con éxito, durante años una numerosa clientela perteneciente a las clase dirigente de la Restauración, en la que se incluía la familia real, que visitaba el estudio habitualmente para ser retratada. Defendió el estilo pictorialista, que se relaciona con su formación artística, y luego el objetivo de dejar constancia, de los personajes ilustres de España. De todas formas, su cámara no olvidó a los toreros y a las actrices del momento. La galería, situada en la calle Alcalá, nº 4, pervivió más que muchas al paso del tiempo y a las turbulencias de la historia. A ello contribuyó su nieto, Juan María Ardizone, que la dirigió hasta su cierre en 1989.

VIVIR SU VIDA

 


Llegar a la madurez, implica tomar decisiones relacionadas con un trabajo estable, y tal vez, formar una familia. Supone llegar al final de unos estudios y asentarse en un ámbito de conocimiento, para que desde este punto, organizar nuestra vida. Cada vez eso es menos posible. Las condiciones económicas y políticas pueden incidir negativamente en ello. También la personalidad de cada uno que te hace ir buscando algo diferente, por inmadurez, como si los sueños de la juventud fueran a durar siempre. Esto último le sucede a Julie, protagonista de la película, LA PEOR PERSONA DEL MUNDO, dirigida por Joachim Trier, que nunca llega a profundizar en las cosas, en el trabajo y en las relaciones afectivas, porque cuando surge el mínimo problema, las abandona. Una película con varios premios a esta fecha, especialmente, y merecido, a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes.



El título no se refiere a la protagonista, sino a lo que siente una de las parejas de Julie, cuando decide dejar  a la hasta ahora mujer. Todo lo contrario, ella es una persona buena pero indecisa, que no profundiza en los trabajos y en las personas, lo que le hace cambiar de novios hasta sentirse bien. Fue una chica empollona que estudiaba medicina para ser cirujana, pero dejó de gustarle para dedicarse a la  psicología, que también acabó abandonando. Hizo, entonces, un curso de fotografía, y descubrió que tenía una vena creativa. En ese momento de su vida conoció a su primera pareja estable, un dibujante de cómics de éxito, más de diez años mayor. Con él se encontraba sin iniciativa personal, abrumada por su fuerte personalidad, pues ella al final se empleaba en una librería a tiempo parcial, mientras sus sueños de escritora aparecían en su cabeza.



El choque con su pareja no tardo en producirse. Tenían intereses distintos, uno quería formar una familia, y Julie, no. Por otra parte, el éxito de él la ensombrecía en la rutina, hasta el punto que un día le dice que le deja porque ha conocido a otro hombre. Igualmente, tras un tiempo juntos, los problemas surgen entre ellos, y añora, a Aksel, que se encuentra ahora gravemente enfermo. Ella vuelve a la fotografía, ya sola, mientras ve el tiempo pasar, y junto a las personas, que alguna vez se cruzaron en su vida. Julie, por tanto, nos muestra a lo largo de la película un recorrido en su definición personal como adulta, donde la actriz que la interpreta es la protagonista de todas las escenas, de todos los estados de ánimo. Un relato estructurado de forma original en doce capítulos con un prólogo y un epílogo.

ABUSO MORAL


 El régimen de los ayatolás somete a la población a una dictadura moral, que afecta a todos los órdenes de la vida. Desde la vida privada hasta las modernas redes sociales, pasando por la justicia o las deudas económicas. En este ambiente puede surgir un choque de planteamientos sobre lo que es más adecuado o lo que es más injusto, cuál es el bien o el mal, el camino correcto o incorrecto. Entre estos dilemas se encuentra el argumento de la película, UN HÉROE, escrita y dirigida por Asghar Farhadi, donde se plantean varios dilemas morales a propósito de una deuda económica. Una deuda que ha llevado a la cárcel a Rahim, el protagonista, que en un permiso trata de pagar en parte para volver a ser libre. Sin embargo, la situación se le complica cuando intenta anteponer el bien común, al interés personal.




La novia de Rahim, Farkhondeh, que es la logopeda de su hijo, había encontrado un bolso con monedas de oro. Tenía pensado venderlas para poder pagar parte de la deuda, pero al no cubrir el importe total de la misma, decide devolvérselas a la persona que las perdió. Para ello, Rahim, decide poner carteles con el teléfono de la cárcel, para devolver el bolso y el dinero. Un día recibe la llamada de una mujer que dice ser la propietaria. Los directores de la cárcel aprovechan la circunstancia para mostrar el valor moral de Rahim, que aunque ha sido condenado por deudas, prefiere anteponer el bien social, que su propio interés. Así, el protagonista sale en la televisión y recibe numerosas entrevistas. Igualmente, se busca el apoyo de una fundación que recauda fondos para ayudar a los presos económicamente.




Todo marcha bien para Rahim, que se ha convertido en un auténtico héroe para la sociedad iraní, un modelo a seguir. Incluso el deudor, que fuera su cuñado, que le avaló en un negocio, aunque desconfía, permite que salga de la cárcel a cambio de parte de la deuda. El resto la iría pagando con un puesto de trabajo en el ayuntamiento de la ciudad. Pero todo se viene abajo cuando no le dan el trabajo, y por tanto poder pagar la deuda porque tiene que presentar pruebas que realmente existió la mujer propietaria del bolso y la monedas. Una circunstancia difícil porque era una persona que se movía en el anonimato para no ofender a su marido, y se desconoce en qué lugar vivía. Entonces, Rahim decide urdir una mentira. Su novia se hará pasar por la mujer al que devolvieron las monedas. Pero la policía moral del ayuntamiento descubre todo el embuste y deniega la posibilidad de conseguir el trabajo.




El director muestra un conjunto de choques morales al espectador desde la perspectiva iraní. Por una parte la del protagonista que trata de conseguir la libertad, y por otra la del avalista, que no creé en la autenticidad moral del anterior. Rahim en todo momento se muestra con un verdadero afán de salir de la cárcel, sin mala intención de mentir, solo de salir hacia adelante, pero no puede luchar contra su excuñado, que no confía en que sus fines sean buenos, y prefiere que esté en prisión. No piensa que sea una cuestión moral, sino de interés económico. De todas las maneras, el verdadero culpable es el régimen al que está sometida la justicia y todas las relaciones sociales. En un primer momento, crea un héroe moral, para luego dejarle caer, negarle la oportunidad de vivir con su familia, después de manipularle para que actuase según su conveniencia.