La actividad económica creciente afecta a todos los aspectos de la vida del ser humano. Si no se pone un límite al interés puramente mercantil, no sólo los productos perecederos están sujetos a un continuo consumo y transformación, sino los lugares de residencia, las mismas ciudades donde hemos desarrollado nuestra existencia. Este desenfreno para la obtención de un beneficio afecta a las personas que a una cierta edad ya no esperan muchos cambios. Les hace recordar un pasado asociado a los objetos y a la casa donde tuvo su familia. Este es el problema principal que aborda la película, DOÑA CLARA (ACUARIUS), escrita y dirigida por el brasileño, Kleber Mendoça Filho.
Doña Clara (Sonia Braga), la protagonista, es una periodista musical, ahora jubilada. Vive en un apartamento antiguo, de toda la vida enfrente de la playa de Recife, en Brasil. Sigue una vida tranquila frente al mar, con el recuerdo de su marido fallecido y sus tres hijos mayores que de vez en cuando le visitan. Fue una persona de éxito en la crítica musical y siendo joven logró superar un cáncer de mama. Todos su pasado lo evocará cuando una empresa constructora compre todos los apartamentos del edificio y le ofrezca una oferta por el suyo, con el objetivo de demolerlo y edificar uno más moderno. La negativa a venderlo le originará muchos problemas, centrados en que sus hijos están de acuerdo en que no esté sola.
Mas importante todavía, la empresa constructora empieza a acosarla, a que no se encuentre a gusto en su propia casa para que se decida a vender. Cede los apartamentos vacíos para que se organicen fiestas ruidosas, invite a la gente a los mismos para cualquier actividad, e incluso llene algunos de termitas para que poco a poco se vayan comiendo la estructura del edificio. De esta manera, iniciará una lucha de resistencia contra la empresa. Para ello se va a valer de parte de su familia y de los amigos, que se dan cuenta de lo poderosos, y a la vez, dañinos que son sus enemigos especuladores, que han llegado a realizar todo tipo de acciones, algunas encubiertas para echar a una persona de su casa.
La actriz Sonia Braga desarrolla una extraordinaria interpretación del personaje de Doña Clara. Fuerte y a la vez débil, profundamente humana. Entorno a ella gira toda la película, que es una representación de su vida pasada, a través de distintos flash back, y presente, de sus hijos, de los amigos y el resto de la familia. Encarna la lucha por la vida, salir hacia adelante de la enfermedad y la defensa de lo que es suyo, los recuerdos y los lugares asociados a su vida, frente a la especulación inhumana, basada en el interés económico.