LA ESCULTURA DE RODIN


La obra del escultor Auguste Rodin es un hito fundamental de la Historia del Arte en la etapa inicial del arte contemporáneo. Llegó a ser un artista famoso que se impuso a sus detractores. Defendió sus geniales concepciones con una dedicación apasionada a la actividad creativa. Esto nos lo muestra la película, RODIN, escrita y dirigida por realizador francés, Jacques Doillon, que abarca un periodo de su vida, desde los cuarenta años cuando recibió el encargo estatal de la Puerta del Infierno, hasta la finalización del Monumento a Honore Balzac, desde el inicio de su relación hasta la separación con la también escultora y alumna, Camille Claudel, la mujer más importante de su vida junto a Rose Beuret, que hacía de criada y que tenía un hijo suyo al que el artista nunca reconoció.


Para Rodin, lo más importante era la dedicación plena al trabajo artístico, sin hacer caso de las convenciones sociales, ni las críticas negativas a su obra. Podía dedicarle muchos años a un encargo hasta lograr la versión definitiva. No le importaba agradar al cliente o al público, sino mostrar su propia concepción escultórica. Por ello, algunas de sus creaciones suscitaron rechazo. Sus defensores escribieron que fue un adelantado a su tiempo, que hacía un arte personal, muy diferente y novedoso en relación al arte anterior. De todas formas se reconoció su genialidad ya en su tiempo y adquirió fama internacional. Pensaba que la escultura debía transmitir vida, autenticidad, que se apreciara su latido como el de la carne viva.


Sus principales maestros fueron las portadas escultóricas góticas como la de Chartres, las formas de la naturaleza que observaba en los árboles y en las nubes. Se inspiró en la concepción de la luz de los pintores impresionistas con los que mantuvo una buena relación, especialmente con Monet, y en el valor de la obra inacabada de Miguel Ángel. El dibujo le servía para copiar las distintas posturas de las modelos al natural. El material preferido era el barro o el yeso que podía modificar más fácilmente, cambiar rápidamente cada uno de los detalles, y que anteponía a otros más nobles como el oro, el bronce y el mármol. En la película se muestra el proceso de trabajo en sus obras más importantes: La Puerta del Infierno, el retrato de Victor Hugo, los burgueses de Calais, y sobre todo del Monumento a Honore Balzac, al que dedicó mucho tiempo de experimentación formal hasta conseguir una obra emblemática de su concepción artística.


La vida del protagonista estuvo influida por el deseo y el amor por las mujeres. Tuvo una relación antigua y permanente con Rose Beuret, pero sobre todo con Camille Claudel con la que estuvo enamorado y le dejó una huella profunda. La artista quería ser la única mujer de Rodin, pero el genio no quería comprometerse nada más que con su arte, hasta el punto que se negó a contraer matrimonio y a convencerla que pusiese término a su embarazo, porque los únicos hijos que quería tener eran sus obras escultóricas. Ante esta actitud de no comprometerse en lo personal, ser mezquino en lo humano, Camille, que llegó a temer un dialógo artístico de igual a igual con el maestro, decidió separarse, ser independiente, aunque le costase la demencia y la pobreza por la falta de encargos.

UNA HISTORIA DE ALEMANIA ORIENTAL


Después de la Segunda Guerra Mundial, Europa quedó dividida por dos bloques antagónicos, el occidental o capitalista y el oriental o socialista. La URSS sometía a un férreo control a los países de su influencia que no podían desligarse de la tutela política, militar e ideológica. Cuando murió Stalin, las población de Hungría se levantó contra las tropas soviéticas exigiendo mayor independencia y derechos. Sin embargo, los rusos no iban a permitir que la Europa oriental se separase de su ámbito, En este contexto se sitúa el argumento de la película, LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA, dirigida por LARS KRAUME, basándose en unos hechos reales ocurridos en Alemania Oriental en 1956.


Antes de levantarse el Muro de Berlín, un grupo de jóvenes estudiantes de último curso de la ciudad industrial de Stallinstadt, solían visitar la parte occidental de la capital alemana, para ir al cine y dejar flores en la tumba del padre de uno de ellos. En una de las visitas, acaban enterándose en el noticiero, que el pueblo húngaro se había rebelado contra las tropas soviéticas, produciéndose numerosos muertos. Se dan cuenta que la prensa de su país está controlada por el régimen comunista y tiene una visión totalmente contraria de los acontecimientos, mostrados como una contrarrevolución fascista. Desde ese momento, los dos jóvenes protagonistas deciden organizar un minuto de silencio junto con sus compañeros en honor de las víctimas en la clase de historia.


Lo que parecía ser un suceso menor de indisciplina, será interpretada por las autoridades educativas como una auténtica rebelión, un desafío a la ideología del país. Los alumnos llegan a formar un grupo muy unido, que está al corriente de lo que sucede en Hungría por la radio clandestina y son partidarios de las costumbres y el modo de vida de occidente. Ante la investigación de las autoridades, se ponen de acuerdo para decir las misma respuesta, que el minuto de silencio se debía a la muerte del famoso jugador de fútbol, Puskas. Sin embargo son traicionados por un compañero, y el mismo ministro de educación, les llega a amenazar con impedirles terminar sus estudios a todos, si no son castigados los responsables de organizar la protesta.


Las autoridades para hallar a los organizadores del minuto de silencio sacan los trapos sucios de las familias de los principales estudiantes. De ser héroes comunistas a convertirse en viles villanos o contrarrevolucionarios, que murieron ahorcados por delatores. Al régimen, le sirve un chivo expiatorio antes que castigar a todo el grupo de alumnos. Sin embargo, éstos, deciden actuar juntos sin señalar a nadie como responsable, lo que provocará que todos sean expulsados. De la misma manera, se podrán de acuerdo para huir a Berlín Oeste en Navidad, una época sin tantos controles en los transportes, para así poder terminar su formación académica, lejos de un futuro precario como trabajadores manuales sin libertad.