Las heridas del pasado perduran sobre todo si son determinantes para una persona. A veces son destructivas cuando la felicidad del pasado se transforma en un dolor infinito por irrecuperable. Le sucede a la protagonista de la película, DESTROYER. UNA MUJER HERIDA, de la directora norteamericana, Karym Kusama, una policía que estuvo infiltrada en una banda de atracadores, junto a un compañero, hace 16 años, del que se enamoró. Operación que tuvo un triste final, que supondrá un antes y un después para su vida, por la muerte de éste, tras participar en el atraco fallido de la banda a un banco, sin estar previsto la participación en un hecho violento de los dos policías camuflados.
Erin Bell, la protagonista intepretada por Nicole Kidman, se va a sentir culpable de la muerte de Chris, el padre de su hija. Le forzó a participar con la banda en el atraco del banco, cuando pudieron retirarse sin correr riesgos. Este hecho le llevará a seguir un camino de destrucción por el alcohol y las drogas hasta que encuentra el final, la liberación al tener la oportunidad de vengarse del asesino de la persona a quién más amaba. Sucede cuando tiene noticias de su existencia al recibir un billete de dolar marcado del atraco. Emprende, entonces, una búsqueda desesperada, que constituye el argumento de la película. Una historia que empieza con el principio del final. Ella se dirige desde el coche hacia la escena de un crimen a la ribera de un río, donde se halla el cadáver de un hombre con varios disparos en el pecho.
La película discurre en dos momentos separados por el tiempo. Uno que narra el proceso de búsqueda desesperada del jefe de la banda que mató a Chris, que incluye la venganza misma, y otro, del pasado, cuando ambos se conocieron infiltrados en el grupo de atracadores. La estructura fragmentada e invertida por sucesivos recuerdos engancha al espectador desde el primer momento, además de revelar la verdad poco a poco, aquella que afecta a la protagonista, y motiva realmente su comportamiento al límite, de carácter autodestructivo, sin importarle ella misma, sino reparar el daño causado, un dolor sin comparación que le ha impedido dar el afecto necesario a su hija, a su entorno. Una historia favorecida por un estilo visual sobrio y preciso, como corresponde a los ambientes de las calles del extrarradio urbano de Los Ángeles.