LA FOTOGRAFÍA DE JORDI SOCÍAS


 

La Sala Canal de Isabel II organiza la exposición, JORDI SOCÍAS. AL FINAL DE LA ESCAPADA, una muestra sobre la obra de este fotógrafo y editor de prensa barcelonés, casi autodidacta, proveniente de la clase trabajadora, entre 1973 y 2023. Una trayectoria de 50 años presentada al visitante de manera sencilla y clara. De entrada, las características centrales del autor: la calle, el retrato, el mundo de la cultura y París, ciudad que le enseñó su medio, además de ser el objeto de su arte. Aprendió estudiando sus libros a maestros como Richard Avedon, Robert Frank o William Klein. Al lado nos muestra su obra, su participación en revistas como Cambio 16, El País Semanal y El Europeo. Además, el cine está presente desde su inicios. Un medio que se transformó desde la obra del director Jean Luc Godard, Al final de la escapada, el afortunado título en español de la película que le dio a conocer, y que da nombre a la presente exposición.



Socías, por medio de su cámara, fue testigo personal de un periodo clave de la historia de España, de los cambios producidos por la Transición política a la democracia y sus progresivos avances. Se centró en el mundo de la cultura, del cine, la literatura, la música y las artes plásticas. En el primer piso nos muestra sus comienzos en el barrio de Bellvitge de la capital catalana. Las fotografías de calle captando acontecimientos fundamentales de la actualidad de nuestro país, como la matanza de los abogados de la calle Atocha, o el Golpe de Estado del 23F. Hace fotografía periodística, pero a la vez, con un valor artístico en sí mismo. Utiliza principalmente el blanco y negro, como era lo común en aquella época, pero sus imágenes se exponen de manera particular, formando dípticos. Además vemos repetido el empleo del formato grande, muy de agradecer para el visitante.






La segunda planta expone su espectaculares retratos del mundo del cine: actores y actrices, directores, españoles y extranjeros, y escritores. Deducimos su cercanía y amistad con algunos de ellos. Fue testigo de la llamada Movida madrileña. Captó la imagen de Antonio Banderas colgado del anuncio del cine Fantasio de Madrid; varias imágenes de Almodóvar, de Bardem, Penélope Cruz, Fernando Trueba, o del actor Benicio del Toro. La primera imagen, el plano detalle del rostro de Dalí, también un desnudo que alude al famoso cuadro de Courbet, porque los artistas plásticos también tienen un capítulo en esta serie de retratos. Finalmente, el tercer piso, alude a su faceta de observador del mundo, articulada a través de sus numerosos viajes con fotos callejeras, relacionadas muchas veces con acontecimientos globales, como el desastre de Fukushima. También, con la faceta de su participación en numerosas películas y series de televisión. Entendemos, así, la obra de Jordi Socías, un medio de comprender y construir a través de la cámara la realidad que vivimos, para dar testimonio de la misma a la sociedad con un sentido documental y periodístico, por otro, artístico, pues es fruto de su propia creatividad.



EL PASADO REINTERPRETADO


 

En muchas ocasiones salen a la la luz casos de hombres que a través de las redes sociales se aprovechan de menores para obtener fotos, o incluso mantener encuentros con ellos. Responden a un comportamiento criminal, una perversión que daña a sus víctimas. En otros casos, utilizan su posición de superioridad por ser profesores o religiosos, para tenerlos más fácilmente. Lo que es más excepcional que sea una mujer quien tenga una relación con un menor. Es lo que cuenta la película, SECRETOS DE UN ESCÁNDALO, dirigida por Todd Haynes, basándose en un guion de Samy Burch, nominado al Oscar. Gracie, interpretada por Julianne Moore, estaba casada, y con un niño, cuando en el almacén de mascotas donde trabajaba, tuvo una aventura, con un joven de 13 años, que también estaba empleado en la misma. Este amor prohibido le llevó a prisión. Sorprendió a toda la sociedad del momento tal suceso, desde su entorno más cercano hasta el público en general. 



El escándalo no impidió que la relación entre la mujer y su joven compañero prosiguiese en la cárcel. Con el tiempo, llegarían a formar una familia y tendrían tres hijos, dos hijas y un niño, este último gemelo. La película cuenta como una actriz famosa, 23 años después, con el pretexto de estudiar el papel de la protagonista, quiere conocer a Gracie y sus circunstancias. Elizabeth Berry, interpretada por Natalie Portman, tiene la misma edad que tenía entonces tenía ella, y va a conversar con personas vinculadas a los hechos. Le favorece que viven en la misma ciudad del pasado. De esta manera, conocerá al dueño y la tienda de mascotas, y el almacén, el lugar concreto donde sedujo al joven, junto a la puerta de salida; al abogado que le defendió; a su primer hijo con su primer marido; a los hijos gemelos, que se van a graduar para ir a la universidad, y a otra hija que ya está en ella. 



Las conversaciones más importantes son las que realiza con Gracie, que es una persona sencilla y directa, que sufre constantemente porque no ha vuelto a trabajar, salvo su actividad como cocinera de pasteles que vende a los pocos conocidos que se los aceptan. Y sobre todo con el joven seducido, que está muy preocupado por el bienestar de sus hijos, y mantener la rutina de una familia feliz. Cuida con delicadeza a unos gusanos de los que nacen hermosas mariposas. La indagación de la actriz, dejará indiferente a todo el mundo, salvo a Joe, que le hará cuestionarse si fue una relación amorosa como pervivió, o si fue un abuso criminal como fue sancionado por la justicia, pues Elisazbeth ha llegado demasiado lejos en meterse en su papel al mantener una relación íntima con él. Nada cambiará, incluso el descubrimiento de un secreto familiar de Gracia. La última escena pertenece al rodaje ya de la película en el famoso almacén de la tienda de mascotas. La protagonista y el joven están juntos. Ella tiene una serpiente en las manos y le convence que no tenga miedo del animal.

LA FOTOGRAFÍA DE CHRISTER STRÖMHOLM


 

La Fundación Mapfre organiza la exposición CHRISTER STRÖMHOLM, que es una retrospectiva de este fotógrafo sueco, que desde adolescente abandonó su entorno acomodado, para formarse en las Bellas Artes, primero en Alemania y luego en Francia. Encontraría en la fotografía su medio propio de expresión, hasta tal punto que constituye una parte de si mismo, de su experiencia vital. De hecho, es su vida la que representa y su propia imagen. Sería determinante en su trayectoria, la participación en los acontecimientos bélicos europeos desde los años treinta: la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial. En la posguerra, se consolidaría como artista en París. Conocería a grandes artistas como Cartier-Bresson y Brassaï, de los cuales recibiría influencia. Así de este último, su fijación por los grafitis y los rótulos de una ciudad nocturna. 



Strömholm, según su opinión, no hace fotografías, sino crea imágenes donde hay una oposición entre contrarios y una atracción por la naturaleza existencial de las cosas y de las gentes. La imagen expresa las virtudes y las cualidades de ellas, y la condición humana. Tiene especial objetivo en las personas más débiles de la sociedad: mujeres prostituidas, transexuales, la propia infancia pobre, con las cuales convive. Pocos han fotografiado a los niños y niñas como él. La exposición tiene una muestra dedicada a España. Corresponde a su etapa de viajes hasta mediados de los años sesenta. Hizo de guía turístico a la vez que realizaba fotografías. Vemos a prostitutas, niños jugando en la calle, siniestros guardias civiles que encarnan la represión de la dictadura; los marineros norteamericanos que nos visitaban en plena Guerra Fría. Un conjunto de su obra lo constituyen los retratos de artistas, fruto de un encargo comercial, de los pocos que tuvo en su trayectoria. Destacan los de Giacometti, Antonio Saura, Tapies, Chillida o Le Corbusier. 



El fotógrafo se fue a vivir a un pueblo apartado de la Provenza. Allí pudo reunir los objetos más variados y peculiares encontrados en sus viajes. Tuvo fijación por ellos con un sentido surrealista de descubrir sus propiedades inherentes y significativas. Después de su periodo viajero que le llevó por todo el mundo, encontró allí un refugio para desarrollar sus proyectos sin estar marcado por la urgencia del paso del tiempo. No si antes ser docente en la escuela de fotografía de Estocolmo por diez años, donde se formaron los fotógrafos más importantes de Escandinavia. Su reconocimiento pleno llegaría con la exposición de 1986 en el Moderna Museet de la capital sueca. Sin duda, el aficionado reconoce a uno de los grandes autores del medio, de una fotografía documental subjetiva, en un periodo de grandes transformaciones socioeconómicas, que no se muestra ajeno a las imágenes que crea, forman parte de su existencia, y nos hace partícipes. 




LA HISTORIA DE PRISCILLA


 

A finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta a la vez que se desarrolla la sociedad de consumo y la cultura pop, surgieron una serie de artistas de los nuevos estilos de la canción o de artistas considerados luego un mito por su muerte prematura. La incidencia de los medios de comunicación, la televisión, el cine y la publicidad, reforzaron su imagen una y otra vez a la par que se multiplicaron sus seguidores. Personajes como James Dean, Marilyn Monroe o el mismo Elvis Presley se convirtieron en estrellas, y en auténticos mitos de millones de seguidores. Ellos encarnaban la rebeldía, la belleza femenina o la perfección como cantante. Tras el paso del tiempo ha perdurado su fama como iconos de una época, símbolos de vida intensa, muchas veces al límite, que les provocaría su muerte anticipada. Su lado humano se ha tardado en descubrir pasados muchos años. La película, PRISCILLA, escrita y dirigida por Sofía Coppola, nos abre una ventana a esos aspectos personales de Elvis Presley, y de ella misma como su esposa. Para ello se basa fielmente a sus memorias y en sus consejos durante el rodaje.



Priscilla, la protagonista, aparece como una chica normal en todo momento, situada en un lugar aparte de la fama de su marido. Siempre dentro del espacio personal e íntimo del cantante. El artista quiso preservarla de su forma de vida vinculada a la canción o al cine. En cierto modo porque no era positivo según su manager, por las numerosas fans. La pareja se conoció en Alemania mientras el cantante pasaba un tiempo en el ejército. Ella tenía sólo catorce años, y el cantante se quedó prendida de ella. Los dos tuvieron que saltar las reticencias de sus padres, que se preocupaban de su bienestar para terminar sus estudios. Elvis hizo todo lo que pudo para pasar el mayor tiempo juntos. La trajo a EEUU, hasta tal punto que su padre se convirtió en su tutor para que se graduase a los diecisiete años. Por aquellos años, después de las giras, permanecían mucho tiempo en el dormitorio, sin llegar a consumar su unión. El cantante decía que era pronto, que llegaría el momento también de casarse.




Esta circunstancia provocó numerosos celos en Priscilla, que veía a su amado en las revistas con otras mujeres, entre ellas, Nancy Sinatra. De todas formas era la manera de proceder de Elvis Presley. Considerar a su mujer de una manera distinta a otras con las que podía ser infiel, desfogarse sexualmente. En un momento dado, se llegaron a casar, y pronto tuvieron una hija. La protagonista, en general, no participó en ningún momento en la actividad de su marido, incluso cuando éste le pidió en alguna ocasión consejo para elegir las canciones a interpretar. Ella le respondía que no sabía, lo que le supuso en una ocasión que le lanzase una silla. La relación entre ambos se centró en un ámbito privado con altibajos producido por las largas giras por EEUU del cantante. Sin embargo llegó el momento que ella se fue haciendo más independiente de él. Pasó largas temporadas fuera de Graceland con su hija y las amigas. Influyó la dependencia de Elvis de los contratos leoninos que firmó su famoso manager el Coronel Tom Parker, sobre todo el que le vinculaba con Las Vegas.



Priscilla y Elvis Presley se fueron alejando mutuamente. El cantante prisionero de su fama y su trabajo, además del consumo de drogas que le mantenían en pie. Pastillas para dormir y para despertarse. Llegó, entonces, el día en el que ella decidió separarse. La última escena es la de ella yéndose en coche de Graceland, entre tristeza y alivio con las fans y los periodistas siempre en la puerta. Atrás quedaba una relación que le cambió definitivamente su vida. Por otra parte, las interpretaciones son comedidas, especialmente, la de Priscilla, muy humana y sencilla, enfrente la del Rey del Rock, como estrella, que a la vez que da órdenes, se muestra dependiente de su padre y de su mánager, teniendo que hacer cosas que no quiere. Todo el conjunto se completa con una banda sonora de música de la época, sin aparecer las más esperadas, las de Elvis Presley.

DOCENTE CON PROBLEMAS


 

Los profesores actuales se enfrentan a numerosos problemas en el día a día mientras realizan su trabajo de enseñar. Podría ser que un docente a pesar  de que  gestiona bien el grupo de alumnos, expone los contenidos de su materia, obtiene buenos resultados entre ellos, se viera envuelto en una espiral de dificultades que echara al traste esta trayectoria. La enseñanza puede ser afectada por las circunstancias sociales y ambientales de los entornos familiares; las propias del docente en relación con la escuela y sus compañeros de profesión, esta misma y sus recursos para afrontar cualquier imprevisto de cualquier característica que pudiera surgir. La profesora protagonista de la película, SALA DE PROFESORES, del director Ilker Çatak, le cambia su rutina de trabajo una serie de robos que suceden dentro de la escuela secundaria donde enseña matemáticas y Educación Física. Una profesora entregada a sus alumnos de la que es tutora y centrada en el desarrollo y evaluación de los aprendizajes.



Para la profesora Carla todo va a cambiar con su grupo de alumnos cuando se empiece a investigar el robo de dinero a un profesor. En esta investigación se acusará a un alumno suyo, que circunstancialmente portaba en la cartera más dinero de lo habitual. Su procedencia extranjera y sus familia de clase trabajadora harán el resto para inculparle sin fundamento. Pero será su iniciativa, cuando deje su cartera en la sala de profesores dentro de la chaqueta, y la cámara del portátil encendida, la que provocará todos los problemas con los que tenga que enfrentarse. Descubrirá que quien roba dinero es una de las secretarias de la escuela que aprovecha que los profesores están en clase para sustraerlo. Inmediatamente lo pondrá en conocimiento de la directora que tomará, en principio, medidas provisionales contra la secretaria, que no admitirá los hechos. El problema para la protagonista será que es la madre de uno de sus mejores alumnos de matemáticas, que a partir de esos momentos le hará la vida imposible en clase.




Este problema, ajeno a su trabajo como profesora y tutora del grupo, se incrementará según pasen los días como una bola de nieve. Por una parte, por su relación con otros compañeros, al grabar en vídeo dentro de su espacio, por otro, porque va a afectar a la convivencia entre los alumnos dentro del aula. Oskar, el hijo de la secretaria, va a enfrentarse a otros compañeros de clase, y luego, robar el ordenador de la profesora, después de golpearla en la cara, para arrojarlo a un río cercano. Carla se ve cuestionada desde este momento. Tiene que mantener el equilibrio para seguir entendiendo a los alumnos de su tutoría, y a la vez, controlar la ira surgida entre ellos por los acontecimientos. También las dudas que surgen entre los padres y otros muchachos de la escuela, que llegan a tergiversar sus opiniones sobre los hechos en el periódico que editan. Además. afrontar las consecuencias de las medidas disciplinarias impuestas a Oskar, como su expulsión del centro, que no aceptará. En la última escena de la película se verá a la policía llevándoselo en volandas.



La protagonista es el centro de la historia, de la imágenes y del ritmo de la película. Se la ve siempre dentro de la escuela haciendo su trabajo siguiendo la rutina del aprendizaje. Dirige el grupo con eficiencia; saca a los alumnos a la pizarra, o se acerca a las mesas para corregir sus ejercicios. En otras ocasiones, hacen exposiciones de sus trabaos de indagación, que plantean temas a debate. Si los alumnos no intervienen en una cuestión, ella los pregunta. Carla no es autoritaria, sino receptiva en un entorno de escuela democrática. Cuando hay demasiado ruido en el aula, da palmadas reiteradas, y sus pupilos la siguen haciendo lo mismo. Se impone, así, el silencio. Oskar le causará problemas dentro del aula, hasta el punto, que no podrá dar clase de forma ordenada como antes. Las emociones se disparan entre todos, y Carla tendrá que afrontar las dificultades guardando el equilibrio para no perder la compostura. Le apoyarán al final sus compañeros en un problema no causado directamente por ella, pero que a veces es consustancial a su trabajo.

UNAS NAVIDADES ESPECIALES


 

La profesión docente imprime carácter a quien la desempeña. La práctica de enseñar a un conjunto de adolescentes supone ejercer un rol concreto. Una manera determinada por un conjunto de normas y costumbres provenientes de la sociedad y del centro docente. Influye, también, la personalidad del profesor, que constituyen la imagen que transmite a la comunidad educativa. Normalmente, el pasado y aspectos importantes de la vida no se ponen de manifiesto en la práctica docente, porque puedes llegar a dominar una metodología profesional que la opaca. Es lo que le sucede al protagonista de la película, LOS QUE SE QUEDAN, del director Alexander Payne, un docente mayor, que tiene fama de duro y le odian tanto los compañeros como los alumnos, a quienes les cuesta aprobar. Enseña historia antigua en un colegio e internado. El tener que pasar las vacaciones de Navidad de guardia junto a un grupo de alumnos y la cocinera supondrá un cambio radical en su vida.



La fama del profesor le acompaña hasta el último día antes de las vacaciones. Con las familias esperando a recoger a sus hijos, quiere iniciar un nuevo tema del programa, obligatorio, sobre todo, para los que han suspendido porque les hará un examen a la vuelta. En principio, la guardia durante las Navidades, va a ser fácil. Se quedan cinco alumnos, él y la cocinera. Tiene que mantener una estricta disciplina de estudio, educación física, sin apenas salir del centro o por los alrededores, siempre bajo su supervisión. La cocinera ha perdido a su hijo en la Guerra del Vietnam, un chico que fue alumno del colegio, pero al no tener dinero, tuvo que interrumpir sus estudios y alistarse en el ejército. La mayoría de los alumnos del colegio son ricos o con beca. Les espera en el futuro una universidad de prestigio. Paul Hunham, el profesor les rechaza por ese estatus social y por su comportamiento, a pesar que él fue también alumno del colegio.



Poco antes de la Nochebuena, se irán cuatro de los alumnos, porque un padre se los llevará junto a su hijo. Queda uno de los más inteligentes, pero a la vez problemático, el repetidor, Angus Tully, que a la vez tiene problemas mentales. El director le pidió al profesor Hunham que no fuera duro con los chicos, que se mostrase como un ser humano. Lo que sucederá durante las vacaciones entre el alumno, el profesor y la cocinera, les propiciará un conocimiento personal que hará romper los roles que encarnan todos ellos y  los secretos de su personalidad. El profesor revelará que no acabó sus estudios de historia en la universidad de Harvard, de la que fue expulsado, por un problema con un compañero, y que fue acogido, de nuevo, en su antiguo colegio. Fue un alumno brillante, pero sin poder desarrollar su talento. El alumno tiene un padre en un hospital psiquiátrico con demencia y su madre se acaba de casar, por eso se tiene que quedar en el internado.



La excursión que hagan a Boston durante las vacaciones supondrá la expulsión del profesor del colegio. En ella llevará al alumno a ver a su padre internado, circunstancia que tenía que haber consultado con la madre. A la vuelta, ésta le denuncia, y en vez de echar la culpa al chico, que le había convencido porque se quería escapar, se la echa así mismo para protegerle. Le querían llevar al ejército por otro caso más de indisciplina. La película, por tanto, muestra unas vacaciones de Navidad singulares en las que los personajes, se muestran tan humanos, con su pasado y problemas, como verdaderamente son. Crean, reproducen y mantienen unas relaciones familiares como las hubieran vivido en un entorno cotidiano.

LA CARTE DE VISITE EN MADRID


 

La Biblioteca Regional de la Comunidad de Madrid organiza la exposición, UN RETRATO ROMÁNTICO. LA CARTE DE VISITE, que reúne numerosos ejemplos de este formato fotográfico pionero, que tenía como función el retrato individual, aunque también en grupo, en una época concreta, la primera, entre 1858 y 1865, aunque igualmente se extiende unos pocos años después. Nos proporciona, igualmente información sobre los rudimentos técnicos; sus formas de exposición; y los gabinetes más antiguos que ejercieron en Madrid. Además, de álbumes, expositores, cámaras, y la reproducción de un estudio completo de la época. Informa sobre los elementos esenciales de estas pequeñas fotografías, que tuvieron tanto éxito, por su pequeño formato para llevarse consigo e intercambiar en las relaciones sociales. También fue un modo de propaganda, de dar a conocer la imagen de los principales personajes de la política y de la cultura del momento. Una época que conoció el reinado de Isabel II y la Revolución de 1868, y la fracasada monarquía de Amadeo de Saboya.

La exposición, además, nos ofrece una historia de esta pequeña fotografía, inventada por el francés Disdéri en 1854, cuando creó una cámara con varios objetivos, un ejemplo de ella la podemos encontrar en la muestra. Un fotógrafo que llegó a tener gabinete en la capital española, pero que al parecer fracasó, como su empresa en Francia. El formato de la carte de visite tiene las siguientes medidas: 60 x 105 milímetros, aunque pronto, en 1867, la Casa Laurent, creó el formato Cabinet, de 110 x 168 milímetros. Son imágenes provenientes de un negativo en cristal, cuya imagen se positiva en un cartón. Las imágenes de los retratados pueden ser de cuerpo entero, las más corrientes, o de busto, rectangular u ovalado. Pueden incluir, también el difuminado de los bordes. A partir de 1860, empezaron a utilizarse como fondos murales decorados que simulaban espacios abiertos o de interior, a veces de gran aparato. Las empresas fotográficas imprimieron su sello en la parte posterior, primero a mano, pegado, impreso o litografiado, que nos informaba de su prestigio y trayectoria, pues algunos presumían de servir a la monarquía.

El éxito de este retrato en pequeño formato se demuestra por los 70 estudios acreditados en el periodo considerado. Los más importantes estaban en el centro del centro de la capital, siendo los más modestos, los situados en los alrededores del mismo. La Puerta del Sol, La Carrera de San Jerónimo, La Calle Mayor, fueron lugares habituales de localización. Se encontraban en el último piso del edificio para aprovechar la luz natural, por las prolongadas exposiciones para capturar la imagen. Estos gabinetes fotográficos, no sólo se limitaron a realizar fotos en blanco y negro, sino que llegaron a iluminarlas con colores, lo que requería un profesional especializado. También, lograron no limitarse a una simple pose, sino hicieron fotocomposiciones a partir de los negativos. En la muestra observamos ejemplos de las principales variantes. Estudios famosos, a los que se dedica un espacio concreto, fueron: Ángel Alonso Martínez y Hermano; Charles Clifford y Jane Clifford; Eusebio Juliá; Jean Laurent, y Pedro Martínez Hebert, aunque quedan acreditados otros también conocidos o menos por el aficionado.



Finalmente, llama la atención, los apartados y vitrinas dedicados a las cámara y utensilios de los fotógrafos; los dedicados a la exposición de fotografías, numerosos y variados en formatos y muebles, que nos informan de los común de estas imágenes en la época; algunas profusamente decoradas. Interesantes, como va dicho, la reproducción de un estudio, y lo más entretenido para el visitante, la posibilidad de hacerse un retrato a la manera de carte de visite, con fondos dispuestos para el público y trípodes que simulan una cámara antigua donde colocar los móviles actuales.