EL PADRE DE LA BOMBA ATÓMICA


 

La Guerra Fría comenzó tras la Segunda Guerra Mundial. Enfrentó al mundo capitalista y a los países comunistas liderados por la URSS. El arma disuasoria era la bomba atómica, empleada por EEUU por primera vez para derrotar a Japón en agosto de 1945. Un arma que no se podía emplear por los efectos devastadores que suponía sobre los objetivos y para la vida en el mismo planeta. De esta manera, las dos grandes potencias se hicieron con grandes arsenales que nunca emplearían, y se enfrentarían en numerosos conflictos locales a escala global. Hoy la Rusia de Putin basa su poder en dichas armas, que le convierten en una de la potencias militares. Amenaza a los países occidentales con su utilización, si se entrometen más en la guerra que libran para doblegar al pueblo ucraniano. Si las emplease, nos encontraríamos con otra guerra mundial. Sólo los afanes autoritarios e imperialistas de Putin pueden poner en riesgo nuestra existencia. Pero hubo una época, donde los dictadores fascistas, liderados por la Alemania nazi, tenían las mismas pretensiones. En este contexto histórico fue donde destacó la figura científica retratada en la película, OPPENHEIMER, escrita y dirigida por Cristopher Nolan, sobre el físico teórico norteamericano, que avanzó en el conocimiento del Universo a través del entendimiento de las partículas elementales de la materia y su energía.



Robert Oppenheimer, de origen judío, nació en Nueva York, y desde muy joven demostró una capacidad intelectual superior a los demás científicos. Se considerará al mismo nivel y sucesor de Albert Einstein, al profundizar en la física cuántica y explicar sus fundamentos. A su regreso a EEUU, después de estudiar en varios países europeos en su juventud, donde entraría en contacto con grandes físicos de la época como Niels Bohr o Heisenberg, se integra en la universidad para desarrollar sus novedosas investigaciones. Por otra parte, durante los años treinta principalmente va a estar vinculado con el partido comunista, del que formaban parte su hermano, su mujer y su amante, además de un grupo de amigos. Contribuirá económicamente en ayuda de la República española, asediada por el fascismo en la Guerra Civil. Además estaba a favor de Roosevelt y del New Deal. Las informaciones que los alemanes tenían avances significativos en la consecución de la energía atómica y de una bomba que le podría dar la victoria a Hitler, le hizo aceptar la propuesta del gobierno norteamericano para desarrollarla antes.



Oppenheimer se puso al frente de un equipo de unas cuatro mil personas en un laboratorio secreto en Nuevo México, Los Álamos, una zona que él conocía bien, pues era propietario de un rancho en ese lugar. Fue denominado Proyecto Manhattan, que se desarrolló durante la guerra mundial, y consiguió sus objetivos en julio de 1945 cuando estalló el prototipo de bomba construida a base de análisis teóricos. Serían dos semanas después cuando se emplearían dos más para destruir Hiroshima y Nagasaki, y con ello, terminar una guerra que estaba causando muchas bajas al ejército norteamericano. Oppenheimer, así, consiguió la fama, y el prestigio nacional como un auténtico héroe. Sin embargo, él personalmente era reticente a la bomba atómica e hizo desde sus cargos en la comisión de energía todo lo posible para influir que su empleo fuese lo más restringido y que se limitasen los arsenales por su carácter devastador. Además, se opuso a seguir con la investigación en otras bombas más potentes como la de hidrógeno, lo que provocó que cayese en desgracia en plena época anticomunista. 



La película se muestra al espectador con constantes flash back, donde se combina la biografía del científico, según su declaración a un consejo de seguridad, por sus contactos con el partido comunista, del que nunca formó parte, y la información dada en la confirmación del senado para el nombramiento del almirante Strauss en el gabinete de Eisenhower. Un personaje que fuera el principal valedor de Oppenheimer y luego su enemigo. Estos dos sucesos sirven al director para narrar la vida del protagonista. En uno le sería retirado sus credenciales, y por tanto, su prestigio, y en la otra, el descubrimiento de la verdad, y el reconocimiento del mismo al final de su vida. La película constituye, por tanto, un preciso retrato del protagonista, así como de su época. Una periodo que será determinante para la historia del mundo de la segunda mitad del siglo XX. También del mundo actual, cuando se trata de superar la energía atómica contaminante por las energías verdes, y se intenta aplicar la física cuántica. Quedan, sin embargo, las bombas amenazantes que podrían desembocar en una destrucción en cadena como una herencia perniciosa para la Humanidad.

CINE Y ESPIONAJE


 

El CaixaForum de Madrid organiza la exposición, TOP SECRET. CINE Y ESPIONAJE, una historia de este género cinematográfico con sus implicaciones con la realidad que se vivía en ese momento por las naciones en las relaciones internacionales. El cine ha reflejado las necesidades de información de los bandos contendientes en las guerras mundiales del siglo XX. Después con la llamada Guerra Fría, para terminar en los tiempos actuales, primero en el combate contra el terrorismo islámico, y luego para descubrir los ciberataques y las informaciones que se obtienen a través de internet. El cine ha narrado la evolución de los protagonistas, como sus técnicas y artilugios. Más de 300 se pueden ver en la exposición,  la mayoría procedentes de La Cinématheque Française, aunque también de otras colecciones.



En esta evolución histórica del cine y el espionaje, las mujeres jugaron un papel fundamental. Ellas fueron espías y, a veces, igualmente, actrices y científicas, que ayudaron en la lucha que se realizaba en este campo oculto. La primera, y una de las más famosas fue Mata Hari, que fue fusilada por los franceses por espiar para los alemanes. La actriz, Hedy Lamarr, descubrió un sistema avanzado de transmisiones, antecedente del wifi. No sólo ha perdurado el aspecto de seductoras hipersexualizadas, sino, por tanto, su actividad empoderada al mismo nivel que los hombres. La Segunda Guerra Mundial dejó testimonio de numerosos ejemplos de espionaje memorables, que el cine ha tratado de contar, pero fueron tantos, que la realidad superó a la ficción. Uno de ellos fue el de la máquina enigma que codificaba los códigos de las comunicaciones de los nazis. Ha dado pie a numerosas ficciones basadas en hechos reales como el descubrimiento de su cifrado por matemático, Alan Touring. Otro caso, por ejemplo se refiere al agente doble español, Garbo, que trabajó para Gran Bretaña y Alemania, a la que proporcionó información falsa del desembarco de Normandía.



La Guerra Fría, la lucha entre el bloque occidental y el comunista, dirigido por la URSS, fue otra fuente inagotable de tramas cinematográficas de espías, que ha perdurado hasta la actualidad. El propio cine participaba, a modo de propaganda, y utilizando tecnología real, en esta lucha sin cuartel. La KGB, y la Stasi alemanas, fueron los enemigos a batir. Los espías comunistas demostraron su valía en la obtención de información occidental, referidas a nuevas armas atómicas, dispositivos de lanzamiento y bases militares. También en el control exhaustivo de la población, demostrando el carácter totalitario del régimen. La película. La vida de los otros, es un ejemplo. Los grandes directores tuvieron particular interés en el género. Sin duda el más relevante fue Alfred Hitchcock, el rey del suspense. Un capítulo, más comercial, más pop, es el que desarrolla las novelas de Ian Fleming, de James Bond, un espía al servicio de la reina, que despliega su atractivo físico masculino, ayudado por artilugios para combatir y obtener información. Es un pretexto para desplegar un glamour especial en el vestuario y en los ambientes sofisticados. Las mujeres seductoras juegan un papel esencial. Sean Connery, Richard Moore, Pierce Brosnan, y Daniel Graig, dieron el tipo de este mítico agente.



El espionaje supone una lucha ente el bien o el mal, que en muchas ocasiones se confunde. Una lucha sin vencedores, ni vencidos, donde se vuelve atrás en el camino recorrido o los agentes son sacrificados en favor de los intereses nacionales o internacionales. Esto lo observamos, cada vez más, según nos acercamos al mundo actual. La lucha contra el terrorismo, principalmente islámico, ha sobrepasado las fronteras, basándose en el control de las comunicaciones. Dos películas retratan este tiempo: La noche más oscura de Kathryn Bigelow, y Argo de Ben Affleck. Finalmente, en el mundo de hoy, de las comunicaciones a través de la red de internet, las naciones en su labor de vigilancia, sobrepasan los límites, lo que serían las leyes constitucionales, que protegen la privacidad, los derechos individuales. Edward Snowden es el mejor ejemplo de espía de los nuevos tiempos, también retratado por el cine. Este medio nunca se queda atrás, ya está reflejando un mundo atenazado por robots y máquinas muy potentes de Inteligencia Artificial, donde nuestros datos tanto psicológicos y de costumbres, como biométricos son utilizados para los intereses más oscuros al servicio del poder, hasta el punto, que se pueden manipular unas elecciones. La exposición, por tanto, resulta muy interesante y entretenida para el público en su recorrido histórico y cinematográfico, muy imbricados siempre, donde el público participa y es espiado a su vez.

TEATRO E HISTORIA EN BUERO VALLEJO


 

La Biblioteca Regional de la Comunidad de Madrid organiza la exposición, BUERO SERÁ SU OBRA, una retrospectiva de su trayectoria vital y de su actividad artística como pintor y escritor teatral. Un autor que procede de una familia de padre militar que le dio una educación exquisita y supo potenciar su talento artístico manifestado desde la niñez. Esta fue la que se impuso en su juventud cuando en 1934 abandonó Guadalajara para trasladarse a Madrid a la Escuela de Bellas Artes. Durante la República apoyó la causa de la izquierda contra la injusticia social. La Guerra Civil marcaría su vida y su obra de forma definitiva. En ella colaboraría para salvaguardar el patrimonio artístico del conflicto bélico, y serviría en el departamento de sanidad de las Brigadas Internacionales, tras ser llamado como soldado de remplazo.  Su compromiso le llevaría a estar recluido hasta mediados de la década de los cuarenta en varias cárceles, una vez conmutada su condena a pena de muerte. 



La exposición reúne diferentes materiales que ilustran su vida y trayectoria. Dibujos, pinturas, originales y reproducciones, fotografías de los estrenos de sus obras, manuscritos de ellas, hoy conservados en la Biblioteca Regional, y algún video que nos aproxima a su voz y su imagen. A través de ellos conocemos a sus padres y hermanos, a él mismo de niño en los años veinte o joven cuando estaba en presidio; a su mujer y a sus dos hijos. Tuvo especial habilidad en la representación del color y la luz, siguiendo a su admirado Velázquez. Igualmente, en captar la personalidad de la gente en los retratos. Sin duda, el más reproducido fue el que realizó del poeta Miguel Hernández en el penal donde coincidieron. También, de su hijo mayor, Carlos, que ha participado decididamente en esta muestra.



Dotado de talento artístico, será en la escritura dramática, donde pasará a la posteridad. Fue a raíz del estreno de Historia de una escalera a finales de los años cuarenta, que recibió el premio Lope de Vega del Ayuntamiento de Madrid, y que se mantuvo en cartel más de medio año. Desde este punto, le seguirían una serie de obras constreñidas por su época, la dictadura franquista, la memoria de la Guerra Civil, y sus deseos de verdad y libertad, de conseguir una sociedad esperanzada. Sus temas se situarán, como es propio del momento, en el realismo, que evoluciona a un cierto simbolismo. Hizo el teatro de lo posible, según las limitaciones de la censura. Sobresalen piezas con un importante componente social e histórico-artístico. En primer lugar, Un soñador para el pueblo, que luego se llevaría al cine con el nombre de Esquilache, aquel ministro ilustrado de Carlos III que fue derribado por la aristocracia.



Sobre Velázquez destaca la obra de teatro de Las Meninas, y sobre Goya, El sueño de la razón. La misma Guerra Civil y la represión de la dictadura en La Fundación, El tragaluz, y en Misión al pueblo desierto. Constituye una obra sólida donde arte y vida van unidos, tanto a nivel individual como colectivo. El arte para Buero se hace liberador y a la vez permite una reflexión profunda sobre el ser humano. La tragedia violenta de nuestra historia, en la exposición se exhibe el documento de su condena a pena de muerte, se puede superar desde las raíces de nuestro pasado colectivo que la propiciaron, como estableciendo una memoria democrática para impedir su reproducción.

LA ÚLTIMA AVENTURA DE INDIANA JONES


 

El tiempo no pasa en balde. Nuestro cuerpo y nuestra mente se desarrolla, madura y envejece. Lo mismo le sucede a las sociedades, los países y las civilizaciones, que han desaparecido o se han transformado en otras con el paso del tiempo. Existe dos formas de entender el tiempo, a nivel individual o personal, un tiempo más corto, y otro, el histórico, más largo. El ser humano siempre se ha planteado si podría comprender o viajar en el tiempo pudiendo incluso cambiar los acontecimientos. La película, INDIANA JONES Y EL DIAL DEL DESTINO, dirigida por James Mangold, se ocupa del paso del tiempo a varios niveles, En primer lugar, el que afecta al protagonista, un aventurero y arqueólogo, Indiana Jones, en dos tiempos la Segunda Guerra Mundial y 1969, cuando ya mayor se jubila. Las imágenes le muestran siendo el personaje joven del principio de la saga y ahora en el último episodio. Un homenaje claro al personaje y al actor, por el que fue homenajeado en el pasado Festival de Cannes.



En un segundo nivel, corresponde al meollo del argumento. En tiempos de la guerra mundial, los nazis consiguieron el Dial de Arquímedes, un instrumento antiguo que averiguaba las fracturas del tiempo, y la posibilidad, por tanto de viajar por distintas épocas. Indiana Jones en una prodigiosa secuencia en el tren se hace con el fabuloso hallazgo, entre toda una serie de antigüedades con destino a Berlín. Su utilidad será objeto de estudio por parte del profesor Basil de Oxford durante muchos años, cuando los nazis reinicien su búsqueda en 1969, justo cuando los hombres han llegado a la Luna. Se inicia, entonces, la aventura de completarlo, pues le faltaba parte del dispositivo. Para ello se tienen que sortear numerosas dificultades como la intención de Helena Shaw de venderlo en Marruecos; conseguir la segunda parte según la información del barco hundido en el fondo del Egeo; finalmente llegar a la tumba de Arquímedes en Siracusa.



El grupo de nazis, al mando de Jürgen Voller, se hace con el descubrimiento, y plantean regresar a 1939 para hacerse con el poder frente a Hitler, pues piensan que éste cometió errores. Sin embargo, la máquina del tiempo, sólo permitía volver al siglo III antes de Cristo, el tiempo de Arquímedes cuando la República romana conquistaba el sur de Italia. Así lo hacen todos los protagonistas, que in extremis, logran volver al siglo XX, después de haber conocido al famoso matemático griego. Hay, por tanto, un tercer nivel relativo al tiempo histórico, al enfrentamiento entre imperios, y los deseos de dominación de unos sobre otros. Unos deseos que evidenciaron en la antigüedad los romanos sobre otros pueblos, incluso más cultos, y en la época contemporánea, el nazismo alemán, sobre las demás naciones a las cuales les privaría de libertad. 



Esas pretensiones causaron la guerra y numerosas víctimas, que todavía a finales del pasado siglo conservaban el recuerdo del sufrimiento. Este pasado histórico pervive en numerosos restos arqueológicos, también en aquellas personas ancianas que mantienen el recuerdo. Un recuerdo que cederán a los más jóvenes para que se conozca la verdad del pasado, y sirva en el futuro para no repetir los errores que nos llevaron al enfrentamiento. La conquista del espacio abre una oportunidad para lograr la felicidad democrática de toda la Humanidad, no la manifestación de una voluntad de poder de efectos perniciosos.

REGRESO A BULGARIA


 En un momento dado de la película, el protagonista afirma que en Madrid, donde ha estudiado nunca te sientes extraño, a pesar que no te conoce nadie  y tu tampoco de quien te rodea; que la gente te saluda; y no como en su pueblo de Bulgaria de donde procede, que sólo se saluda si te conocen. Además hay más diferencias, todas ellas provenientes de una sociedad democrática y abierta, frente a otra llena de prejuicios y desigualdad económica. Una más rica y otra más pobre y corrupta. En este contexto se sitúa la película, LIUBEN, escrita y dirigida por Venci Kostov, sobre un joven búlgaro que ha terminado sus estudios de arquitectura, y vuelve a su pueblo en verano, por la muerte de su abuelo. Allí vive su padre, que años atrás se separó de su madre, que se trasladó con él a España. Durante este tiempo, recordará su infancia y tendrá una relación con Liuben, un joven gitano que vive en el orfanato.




Victor vuelve a su pueblo de nacimiento después de doce años. Allí observa una sociedad, cerrada, diferente a la que ha dejado en Madrid. Su padre vive bien, a pesar del menor nivel de vida de la región. Desde el primer momento, se siente atraído por Liuben, un chico que se gana la vida vendiendo fruta. Observa que padece discriminación y el desprecio de la población del pueblo. Ha dejado embarazada a una joven, y tiene la ilusión de ser padre. Sin embargo, la corrupción es lo habitual en la zona. El niño será vendido en la vecina Grecia. Antes la relación que mantiene con Liuben, le meterá en problemas. Al verse implicado en el incendio de un taller de vehículos, que este provoca, cuando se venga del dueño por destruir su mercancía. Finalmente, vivirá la tragedia de su muerte, al ser golpeado por los hermanos de su mujer. 




La democracia, una sociedad justa y equilibrada, basada en la libertad y el respeto entre las personas, sin discriminación de naturaleza económica o étnica, ni de orientación sexual, es un objetivo difícil de conseguir, y después, mantener. Victor lo comprueba cuando vuelve a su pueblo natal, un lugar vinculado a la agricultura sin muchos alicientes, donde vive el amor y también la pérdida. De la misma manera, cuando regresa a Madrid, especialmente cuando se encuentra a sus compatriotas gitanos limpiando los parabrisas de los coches en los semáforos. Le horroriza observar, por tanto, la misma incomprensión por una realidad que acaba de experimentar y que ha acabado en tragedia, que no es más que la pobreza a la que se aboca a grupos de población sin tener presente sus sentimientos y aspiraciones.

MADRID EN LOS AÑOS OCHENTA


 

Se cumple el 40º aniversario del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid, que se proclamó en los años ochenta del siglo XX. Fue uno de los acontecimientos fundamentales de una década gloriosa de la capital y su zona de influencia, y de toda España, por los cambios producidos tanto en la política, la sociedad, y la cultura. En 1980 se podría decir que todavía no había terminado la Transición, no se había consolidado la democracia en nuestro país. La huella de la dictadura se vivía de manera cotidiana. Pero todo cambió a lo largo de la década. España superó un intento de golpe de Estado; se integró en las instituciones europeas, la económica y militar; y se fortaleció institucionalmente desarrollando nuestra constitución. Mientras tanto, explosionó creativamente la capital, una efervescencia cultural que se transmitió al resto del país.



La exposición, MADRID, CRÓNICA CREATIVA DE LOS 80, da cuenta de los cambios sociopolíticos y económicos en la Comunidad desde la aprobación del Estatuto de Autonomía, también los habidos en todo el país entre 1980 y 1989. Están representados en dos espacios, la primera con paneles explicativos, y la segunda a modo de línea del tiempo donde se recogen los principales acontecimientos. Un buen resumen de aquella década prodigiosa, en la que los gobiernos socialistas, tanto en la ciudad de Madrid, como en la capital jugaron un papel fundamental. Nosotros, los veinteañeros de aquella época, hijos del baby boom, coincidirían, además, con un periodo de explosión de las artes, de la cultura joven, especialmente de la música, pop-rock, de la fotografía, el cine, la moda y el arte contemporáneo. Un movimiento surgido en las calles de la capital; en sus lugares de ocio nocturno, en las inquietudes más underground. Madrid me mata y De Madrid al cielo son las frases más emblemáticas.



La fotografía artística y documental tuvo un papel fundamental en aquellos años de que se estaba viviendo una nueva época. Se decía el futuro está aquí. Las imágenes de Miguel Trillo de los jóvenes y músicos de las tribus urbanas que asisten a los numerosos conciertos de música son ejemplos contundentes. Lo mismo podríamos decir de las fotografías de Marivi Ibarrola, que coincide con otra exposición estos días. Pero fueron muchos fotógrafos y diseñadores que participaron junto a músicos y artistas en esta ola de modernidad, conocida como La Movida madrileña. Destacan nombres como Ouka Lele, Pablo Pérez-Mínguez, Alberto García-Alix, Javier Campano, Ceseepe,  Costus, Pedro Almodóvar, Alberto Corazón, y una larga lista, que muestran su actividad creativa en los diseños de las portadas de discos, en las imágenes de la moda del momento, en las películas que se llevan a cabo, en la recepción del arte contemporáneo. En estos años Miquel Barceló alcanzó la fama muy joven. 



Además, por aquellos años, se inició Arco, la Feria de Arte Internacional. Se recuerda la exposición y la visita de Andy Warhol a la capital. El inicio del grafiti, siendo la firma Muelle, la que ha pasado a la historia. La creación del Centro de Arte Reina Sofía, hoy Museo Nacional, que sustituía al antiguo Museo de Arte Contemporáneo. La literatura de aquellos años fue, igualmente, memorable. Podemos recordar ejemplos como Las edades de Lulú, de Almudena Grandes, La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza, o la Lluvia amarilla, de Julio Llamazares. Por otra parte, la producción cinematográfica fue muy amplia y rica. A parte de Almodóvar, vinculado a la actividad artística de la capital, destacan, Garci, Fernán Gómez, Berlanga, Saura, Trueba, Vicente Aranda, Eloy de la Iglesia, Fernando Colomo, una larga lista de directores que realizaron obras fundamentales. Finalmente, la exposición recuerda la publicidad y algunos programas de televisión, como la Edad de Oro o Aplauso, que fueron partícipes en la creatividad de la época.


LA DANZA DE LA LIBERTAD


 

Cuando faltan las palabras o se carece de libertad, el baile o la danza puede ser una forma idónea de expresión y de afirmación, Nada hay mejor que la comunicación a través del cuerpo, que nos pone en relación con otras personas con las mismas inquietudes. También puede llegar a ser una práctica artística que nos une a la música, para así alcanzar la fama, y tener una vida mejor. Esto es lo que pretende la protagonista de la película, HOURIA(LIBERTAD), escrita y dirigida por Mounia Meddour, situada en una Argelia herida por su pasado de violencia terrorista, caracterizada por una sociedad patriarcal, donde las mujeres luchan por su independencia. Ellas son las auténticas protagonistas, de la historia, y de la realidad, los sujetos revolucionarios ante una parálisis de pobreza y falta de futuro.



Houria es la joven protagonista, que con sus amigas, se preparan para ser profesionales de la danza. En principio, practican el estilo clásico, aunque se desenvuelven en todo tipo de bailes, con los que se divierten. Ansían llegar a la fama y lograr mejorar su nivel de vida. Para ello, además, Houria, juega dinero de forma clandestina en la lucha de carneros. Una noche resulta vencedora y gana una alta cifra de dinero, pero al regresar a casa es asaltada, y en el enfrentamiento se rompe el tobillo. Se convierte así, en una victima psicológica, pues la agresión le ha causado un shock postraumático que le impide hablar. Iniciará, entonces, un largo camino para su rehabilitación, junto con otras mujeres, que sufren diversos trastornos.



Una vez recuperada del tobillo, ayudará con la danza, al resto de las mujeres. Logrará que aprendan a bailar y expresar lo mejor que llevan dentro. Mejorarán la comunicación con su entorno, sin necesidad de palabras, a través del cuerpo. Sin embargo, Houria, se volverá a encontrar con su agresor, un exterrorista indultado, dedicado a los negocios turbios. Ella está decidida a hacerle frente, primero pidiendo ayuda a la policía, luego a una prestigiosa abogada. La lucha que emprende Houria, por tanto, se convierte en una metáfora de la propia Argelia con una pasado de violencia terrorista recurrente que condiciona la libertad. El empoderamiento de la mujer será un factor de desarrollo de la sociedad y una mejor convivencia. Se evitará el sentimiento de fracaso de sus gentes que aspiran a un futuro mejor.