CINE Y ESPIONAJE


 

El CaixaForum de Madrid organiza la exposición, TOP SECRET. CINE Y ESPIONAJE, una historia de este género cinematográfico con sus implicaciones con la realidad que se vivía en ese momento por las naciones en las relaciones internacionales. El cine ha reflejado las necesidades de información de los bandos contendientes en las guerras mundiales del siglo XX. Después con la llamada Guerra Fría, para terminar en los tiempos actuales, primero en el combate contra el terrorismo islámico, y luego para descubrir los ciberataques y las informaciones que se obtienen a través de internet. El cine ha narrado la evolución de los protagonistas, como sus técnicas y artilugios. Más de 300 se pueden ver en la exposición,  la mayoría procedentes de La Cinématheque Française, aunque también de otras colecciones.



En esta evolución histórica del cine y el espionaje, las mujeres jugaron un papel fundamental. Ellas fueron espías y, a veces, igualmente, actrices y científicas, que ayudaron en la lucha que se realizaba en este campo oculto. La primera, y una de las más famosas fue Mata Hari, que fue fusilada por los franceses por espiar para los alemanes. La actriz, Hedy Lamarr, descubrió un sistema avanzado de transmisiones, antecedente del wifi. No sólo ha perdurado el aspecto de seductoras hipersexualizadas, sino, por tanto, su actividad empoderada al mismo nivel que los hombres. La Segunda Guerra Mundial dejó testimonio de numerosos ejemplos de espionaje memorables, que el cine ha tratado de contar, pero fueron tantos, que la realidad superó a la ficción. Uno de ellos fue el de la máquina enigma que codificaba los códigos de las comunicaciones de los nazis. Ha dado pie a numerosas ficciones basadas en hechos reales como el descubrimiento de su cifrado por matemático, Alan Touring. Otro caso, por ejemplo se refiere al agente doble español, Garbo, que trabajó para Gran Bretaña y Alemania, a la que proporcionó información falsa del desembarco de Normandía.



La Guerra Fría, la lucha entre el bloque occidental y el comunista, dirigido por la URSS, fue otra fuente inagotable de tramas cinematográficas de espías, que ha perdurado hasta la actualidad. El propio cine participaba, a modo de propaganda, y utilizando tecnología real, en esta lucha sin cuartel. La KGB, y la Stasi alemanas, fueron los enemigos a batir. Los espías comunistas demostraron su valía en la obtención de información occidental, referidas a nuevas armas atómicas, dispositivos de lanzamiento y bases militares. También en el control exhaustivo de la población, demostrando el carácter totalitario del régimen. La película. La vida de los otros, es un ejemplo. Los grandes directores tuvieron particular interés en el género. Sin duda el más relevante fue Alfred Hitchcock, el rey del suspense. Un capítulo, más comercial, más pop, es el que desarrolla las novelas de Ian Fleming, de James Bond, un espía al servicio de la reina, que despliega su atractivo físico masculino, ayudado por artilugios para combatir y obtener información. Es un pretexto para desplegar un glamour especial en el vestuario y en los ambientes sofisticados. Las mujeres seductoras juegan un papel esencial. Sean Connery, Richard Moore, Pierce Brosnan, y Daniel Graig, dieron el tipo de este mítico agente.



El espionaje supone una lucha ente el bien o el mal, que en muchas ocasiones se confunde. Una lucha sin vencedores, ni vencidos, donde se vuelve atrás en el camino recorrido o los agentes son sacrificados en favor de los intereses nacionales o internacionales. Esto lo observamos, cada vez más, según nos acercamos al mundo actual. La lucha contra el terrorismo, principalmente islámico, ha sobrepasado las fronteras, basándose en el control de las comunicaciones. Dos películas retratan este tiempo: La noche más oscura de Kathryn Bigelow, y Argo de Ben Affleck. Finalmente, en el mundo de hoy, de las comunicaciones a través de la red de internet, las naciones en su labor de vigilancia, sobrepasan los límites, lo que serían las leyes constitucionales, que protegen la privacidad, los derechos individuales. Edward Snowden es el mejor ejemplo de espía de los nuevos tiempos, también retratado por el cine. Este medio nunca se queda atrás, ya está reflejando un mundo atenazado por robots y máquinas muy potentes de Inteligencia Artificial, donde nuestros datos tanto psicológicos y de costumbres, como biométricos son utilizados para los intereses más oscuros al servicio del poder, hasta el punto, que se pueden manipular unas elecciones. La exposición, por tanto, resulta muy interesante y entretenida para el público en su recorrido histórico y cinematográfico, muy imbricados siempre, donde el público participa y es espiado a su vez.

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