A mediados del siglo IX, tras los tiempos del glorioso Carlomagno, los barcos vikingos asolaban las costas europeas en busca de riquezas y esclavos. La Alta Edad Media es una época de invasiones, de fragmentación política, la inseguridad se extiende por el continente, comienza, entonces, el feudalismo. Los vikingos, procedentes de los países nórdicos, era uno de aquellos pueblos famosos por su brutalidad y violencia contra sus enemigos y contra ellos mismos. Es lo que cuenta la película, EL HOMBRE DEL NORTE, escrita y dirigida por Robert Eggers. Un joven príncipe contempla el asesinato de su padre, rey en Noruega, por su hermanastro bastardo. Logra escapar, igualmente, de su propia muerte, y se cría lejos de su hogar, mientras el recuerdo tormentoso de su pasado le convierten en un violento vikingo.
El protagonista se hace pasar por esclavo para llegar a la lejana Islandia, para vengarse de su tío. Sabe que allí vive junto a su madre con un grupo de soldados tras ser expulsado de Noruega. En el viaje en barco conoce a una joven esclava de origen eslavo, tal vez ruso, que se convertirá en su pareja y apoyo para llevar a cabo su venganza. Tiene que obrar con astucia, pues pueden descubrir que no es un auténtico esclavo, sino un guerrero. Un brujo le informa que tiene que conseguir una espada especial que se encuentra en una antigua tumba, un arma que sólo se puede emplear en la noche. Será, entonces, cuando no haya luz, cuando vaya matando a sus enemigos, hasta llegar a su jefe. Descubre en este momento que su madre no era inocente, sino que era tan culpable como su tío.
En el proceso de venganza, el protagonista hace una auténtica carnicería. Llega a matar al primogénito para herir a su tío. Incluso, a su propia madre y a su nuevo hermano. No tiene piedad para vengar el sufrimiento que ha tenido que soportar a lo largo de su vida. Finalmente, la película termina con el duelo a muerte entre él y su tío cerca de la erupción de un volcán. Entre las sombras de la noche y la luz del fuego que emite el interior de la Tierra, el protagonista cumple, así con su destino. Tuvo la oportunidad de vivir feliz con su pareja y tener una descendencia real. Sin embargo, está abocado a ese duelo donde participan los propios dioses de la mitología nórdica, las fuerzas que determinan el destino de los seres humanos. Uno de los contendientes alcanzará el Valhala, llevado por una valkiria a lomos de un caballo.