¡Al agua!, 1908, Joaquín Sorolla |
La Fundación Mapfre de Madrid organiza la exposición, REDESCUBRIENDO EL MEDITERRÁNEO, sobre una etapa destacada de la pintura en el tránsito de los siglos XIX y XX. Corresponde al nacimiento de la modernidad, de una nueva forma de entender el arte en general, y por tanto de la pintura. En ese periodo intenso, los artistas toman como tema el ámbito natural y cultural del mar que propició el nacimiento del clasicismo. Desde esta vuelta al pasado común de los europeos, los pintores van experimentar nuevas maneras de representar la realidad, la luz y la naturaleza.
Montaña de Sainte-Victoire, 1890, Paul Cézanne |
El recorrido de la exposición está dedicado a España. Sobresale la actividad pictórica en Cataluña, Valencia e Islas Baleares. La ribera del mar Mediterráneo se convierte en el lugar de disfrute de una vida sencilla y natural, el lugar de unión entre el pasado y el presente que acaba de entrar en la era industrial. Es el momento del nouvecentismo, de la obra de Joaquín Torres-García y Joaquim Sunyer; de las escenas de playa con niños de Sorolla de intensa luz; de los paisajes rocosos y marinos de Mir y Anglada Camarasa. Tras ellos, el visitante se encuentra con los grandes pintores franceses que abrieron nuevas perspectivas desde finales del siglo XIX a la representación pictórica. Impresionistas como Monet y Renoir; postimpresionistas, como Van Gogh, Cezanne y Signac, todos ellos se dirigieron al sur a experimentar con el color y la luz.
Bañistas de Es Llaner, 1923, Salvador Dalí |
Para los pintores franceses, el Mediterráneo fue el punto de encuentro en los caminos que cada uno decidió seguir. Primero empleando colores brillantes y puros como los fauvistas, Matisse, Derain, Dufy y Marquet, o experimentando con unas composiciones geométricas a la manera de Cézanne que darían lugar al cubismo por parte de Bracque. La siguiente sección de la exposición está dedicada a Italia, a aquellos artistas como Carlo Carrá y Giorgio de Chirico que nos remiten al clasicismo para avanzar hacia la modernidad. Finalmente, la muestra termina con las obras de dos grandes nombres de la pintura que desarrollaron su último periodo en el sur, entorno al Mediterráneo, Henry Matisse en Niza y Pablo Picasso en la Costa Azul, entendido como una vuelta a sus raíces.