VIOLENCIA COTIDIANA


En los barrios humildes de la ciudad, la lucha por la supervivencia supone riesgos si mantienes relaciones con personas que ejercen la violencia y comenten delitos sin importarle los demás. Es lo que le sucede al protagonista de la película, DOGMAN, del director italiano Mateo Garrone, llamado Marcello, que se gana la vida como peluquero y cuidador de perros, que debe soportar las humillaciones de un vecino camorrista, Simoncino. Este personaje se dedica a robar y extorsionar al vecindario. Se aprovecha de la bondad de Marcello que le abastece de droga para llevarse bien con él. Sin embargo, su comportamiento se vuelve cada vez más violento hasta tal punto que no puede mantenerle a raya.


De esta manera, Simoncino obligará a Marcello a colaborar en un robo haciendo de conductor. El vecindario se harta de su comportamiento agresivo, que lleva a golpear a los propietarios de algunos negocios hasta tal punto que le mandan unos sicarios que le dejan herido. El protagonista, una vez más, le curará de sus heridas, pero en vez de dejarle en paz y no meterle en líos, le pedirá las llaves de su negocio para robar la tienda de empeños que linda con la peluquería. En esta ocasión, la policía le acusa de complicidad con el matón. Le propone un acuerdo que consiste en que le denuncie como autor del robo y él, será protegido. Pero Marcello, con la idea de que recibirá una parte del botín, se niega a hablar, lo que le cuesta un año de cárcel.


El protagonista vuelve al barrio tras el tiempo en prisión. Tiene la esperanza que Simoncino le entregue la cantidad de dinero que le corresponde en relación con el botín, pero no le hace caso.  Entonces, Marcello golpea con una barra de hierro su  potente motocicleta. La consecuencias no se hacen esperar, recibe una brutal paliza por ello. Por esta razón decide hacerse valer delante de Simoncino para que le respete y no le siga humillando más. Para ello le atrae a la tienda y le encierra en una jaula de perros. Sin embargo, el plan no funciona por la fuerza que despliega Simoncino, que logra a golpes romper la jaula. Ante el peligro que le mate, Marcello le hiere primero en la cabeza y luego le ahorca aprovechando que estaba atado.


La película termina con el intento de Marcello de deshacerse del cadáver, de que alguien le apoye por haberles librado del camorrista que no les dejaba vivir tranquilos. Sin embargo, no le va a resultar fácil porque la culpa de sus males la tiene él mismo, que ha ido demasiado lejos en su complicidad  primero con Simoncino, y luego en su desafortunada venganza. Todos estos hechos violentos son contados con un lenguaje cinematográfico preciso y sobrio, asociado a la interpretación sobresaliente del actor Marcello Fonte, en el personaje protagonista, por la que recibió el Premio al Mejor Actor en el Festival de Cannes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario