El estudio y el conocimiento histórico se fundamenta en los documentos escritos. Su existencia permite conocer el pasado de manera más fidedigna desde la historia antigua hasta la contemporánea. La Biblioteca Nacional presenta la exposición, EL ARCHIVO DEL CONDE DE ORGAZ. UNA VENTANA A LA HISTORIA, que muestra la riqueza de un conjunto conservado en manos privadas hasta la actualidad. A ello contribuyeron los sucesivos propietarios, especialmente, del fallecido conde de Orgaz, D. Gonzalo Crespí de Valldaura y Bros-Ladrús, un auténtico mecenas, miembro de la Real Academia de la Historia, presidente de la Asociación Internacional de Bibliófilos, y de varias fundaciones como la de Amigos de la Biblioteca Nacional, para la que la presente muestra, sirve de homenaje. Un conjunto que se extiende en el tiempo desde la Edad Media, la formación de los reinos cristianos, hasta la creación de la Monarquía Hispánica y su evolución según los avatares de la historia hasta el siglo XIX.

Esta pequeña, pero interesante exposición reúne documentos valiosos, pinturas, grabados e incluso fotografías. Podemos observar un conjunto heterogéneo fruto del azar y los enlaces matrimoniales de distintas casas que confluyeron en una, como fue habitual en la trayectoria de la aristocracia, que evidencia un extenso patrimonio vinculado, luego propiedad privada, que en el siglo XIX, superaba los tres mil bienes inmobiliarios. De hecho el último representante homenajeado, fue XX conde de Orgaz, XVIII conde de Castrillo, y XIII conde de Sumacarcer, las villas de ese nombre donde se asentaba el título. También fue grande de España y hábito de la Orden de Malta. Tuvo numerosos privilegios que fortalecieron los mayorazgos concedidos por los reyes, gracias a los servicios prestados en la administración estatal, por lo que este conjunto es de suma importancia para la historia política y social.

La exposición se presenta en seis secciones que nos informan de los aspectos más relevantes: Señoríos y mayorazgos, Moriscos y judíos, Una familia al servicio de la Monarquía, Santa Teresa, La llave de Gentilhombre y el Carlismo. El visitante se encuentra con vitrinas donde se exponen los documentos, complementados con pinturas e imágenes en las paredes. Un texto explicativo desarrolla cada una de las secciones temáticas. Conocemos al principio, la relevancia del régimen señorial, que se instituyó en la Península desde la Edad Media y duró hasta el gobierno de Isabel II. El archivo muestra la historia de este régimen en todas sus etapas y en diversos territorios. Así, Fernando III el Santo concedió el privilegio de la villa de Orgaz y otros lugares toledanos al primer conde. Las minorías religiosas, moriscos y judíos, se las obligó a convertirse bajo amenaza de su expulsión. Las casas nobles tuvieron que administrar, por tanto, poblaciones con leyes y lenguas diferentes. Los documentos nos hablan de la sharia islámica y de la huella hebrea en escritos únicos. También, cómo familias que fueron de origen converso, consiguieron títulos nobiliarios.

El archivo documenta de forma relevante el servicio a la Monarquía. Son destacados, de esta manera, los servicios del conde de Castrillo en el siglo XVII, durante el reinado de Felipe IV y Carlos II, del cual se conserva su diario como presidente del Consejo de Aragón. Diferente es la sección dedicada a Teresa de Jesús, que permite analizar la difusión de la alfabetización de la población tras la invención de la imprenta, debido a que el titular del mayorazgo de Guzmán, estaba casado con la hermana mayor de la santa. Se exhiben, así, cartas de sus hermanos, de ella misma y de otros allegados. Sorprende al visitante, la riqueza de la colección de privilegios rodados, que fueron documentos solemnes en pergamino que contiene la concesión de privilegios, emitidos por la cancillería real castellana, por orden del rey, bajo aprobación de los nobles reunidos en Cortes. Se extienden desde el siglo XII hasta el XV, y destacan aquellos que afectan a la actual Comunidad de Madrid.

Finalmente, los condes de Orgaz fueron próximos al rey, y le sirvieron en palacio. Para ello recibieron la insignia de gentilhombres, una llave que simbolizaba la entrada al mismo. Sin embargo, la casa fue reacia a servir a una monarquía liberal o constitucional, perdiendo este privilegio por su apoyo al carlismo, cuyos ricos documentos demuestran la trayectoria de este bando realista conservador, concretado en tres enfrentamientos bélicos. Durante sesenta años permanecieron en la oposición al régimen hasta el restablecimiento de su relación en el reinado de Alfonso XIII, ya en el siglo XX.