LOS ICONOS DE STEVE MCCURRY


Las fotografías se pueden convertir en imágenes emblemáticas, es decir en un icono, un modelo a seguir por su valor en sí mismo. Una imagen digna de admirar por lo que significa por la calidad o el interés del público alcanzado. En un principio no es tanto a quien representa como la afortunada combinación de colores y la fuerza intrínseca alcanzada por la imagen. Esto le ha sucedido numerosas veces al fotógrafo norteamericano Steve McCurrry con las imágenes tomadas en sus viajes por medio mundo. La prestigiosa revista National Geography ha mostrado su obra a lo largo del tiempo. Los numerosos premios recibidos también dan cuenta de la calidad de su obra en el ámbito del fotoperiodismo. El Colegio de Arquitectos de Madrid exhibe sus ejemplos mas representativos en la exposición ICONS.



La obra por la que alcanzó la fama fue por el retrato de una niña afgana en 1985, que fue portada de la revista National Geography. La encontró en un campo de refugiados en Pakistán. Luego, años después, y tras una intensa búsqueda, logró localizarla en su país. Se llama Sharbat Gula y había formado una familia en un territorio asolado por decenios de guerras, contra la ocupación extranjera o contra el terrorismo fundamentalista. Steve, por este ejemplo, y otros que podemos observar en la exposición, nos demuestra uno de sus cualidades. Ser maestro en el retrato. Tanto de niñas, como de jóvenes y ancianos ataviados con sus ropas tradicionales y adornados con pinturas.



El autor ha dedicado su vida a viajar con sus cámaras al servicio de las revistas de prensa o culturales. Ha podido cumplir uno de sus objetivos. Poderse mover de un lugar a otro constantemente para captar imágenes significativas de las más diversas regiones. Sobre todo son memorables las imágenes de Asia, la India, Pakistán, Afganistán y el sudeste del continente, Vietnam, Camboya y Tailandia. Son captadas en sus fotografías el entorno de antiguos templos, las calles bulliciosas de puestos ambulantes y gentes, la naturaleza paradisiaca de estos lugares, personajes llamativos con sus fieros y atractivos rostros, entre ellos, una niña pobre frente a la pared de barro de una humilde vivienda. También, grandes acontecimientos, como los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York.



Steve McCurry nos muestra constantemente una especial maestría en el empleo de la fotografía en color. Todas sus imágenes ganan calidad por la afortunada manera en la que éste se combina en las mismas. No sería así sin la comprensión de los fenómenos lumínicos con la que sobresale. En los retratos se percibe intenso y atractivo, en las composiciones de grupo o en los paisajes, como aquella que representa el discurrir de una barca llena de flores en un río cuyo horizonte se pierde entre vegetación. Al espectador sus fotografías le instan a mantener una larga contemplación. Le atrapan y le motivan a hacer preguntas sobre lo representado. Tal es el impacto y la capacidad de admiración que producen. Una capacidad que las convierte en auténticos iconos en su género.

HISTORIA DE UNA ESCALERA


 Podemos comprobar el paso del tiempo en una familia, de padres a hijos, y de éstos a nietos. Observar aquellos sucesos que les puede afectar directa o indirectamente. Causados por sus comportamientos o de forma externa. Si ocurre en un grupo de familias tenemos un retrato más completo de diversas situaciones, y más precisamente, si ellas se relacionan de alguna manera, todo porque viven en el mismo edificio o escalera. Este mosaico de vidas nos los muestra la película, TRES PISOS, dirigida por Nanni Moretti, que cuenta los problemas de tres familias en tres periodos de cinco años. Tienen en común que son vecinos que se relacionan entre si por esta razón.




Un suceso de inicio nos pone en situación. Una vecina a punto de dar a luz está en la puerta del edificio esperando un taxi para llevarla al hospital. En ese momento llega un coche haciendo eses y atropella a una mujer que iba a cruzar por el paso de cebra. El conductor que va borracho se estrella contra la fachada del inmueble. Es el hijo problemático cuyos padres son jueces y viven en el último piso. La muerte de la víctima le llevará a la cárcel durante un tiempo. Otro suceso altera la normalidad de la escalera. Lucio y Sara sospechan que su vecino Renato, que suele cuidar a su hija con su mujer, ha abusado de su hija en el parque. Mónica pasa la mayor parte del tiempo sola con su bebé recién nacida, y muestra sus primeros signos de demencia.




El segundo episodio de la historia muestra a las familias transcurridos cinco años. El hijo de los jueces sale de la cárcel, y le echan de casa. Lucio tiene problemas al ser acusado de violación por acostarse con la nieta de Renato, sin saber que era menor de edad. Mónica recibe un día la visita de su cuñado perseguido por la justicia al que da alojamiento. Su marido le tenía prohibido cualquier relación con él. En el último episodio, transcurridos los mismos años, el paso del tiempo deja huella en las tres familias. El juez muere, y su mujer tiene que rehacer su vida lejos de la casa para lo cual decide venderla. Mientras, un día localiza a su hijo que ahora tiene pareja y un hijo. Ha cambiado de comportamiento.  A pesar del rechazo que tuvo a sus padres, se reconcilia con su madre.




Lucio sale absuelto de la acusación de violación. Ha peligrado su matrimonio con Sara, pero ahora viven de nuevo juntos. Su hija va a completar estudios en España. También se ha reconciliado con la joven que consistió tener sexo con él. Por otro lado, Mónica ha tenido un nuevo hijo. Su marido, esta vez, le acompaña. Sin embargo, fruto de sus fantasías, huye sin rumbo y abandona a sus hijas. El tiempo, por tanto, afecta implacable a las circunstancias de las tres familias. Lo que les ha sucedido es fruto de sus elecciones y la parte de responsabilidad que les corresponde. La vida cambia cuando éste pasa, a la vez que deja su huella ineludible. A distintos niveles, primero en tu hogar, circunscrito a los miembros de tu familia, seguidamente, en relación con tus vecinos de tu misma escalera, con los cuales te relacionas o no, finalmente con otras personas ajenas a la misma. Constituye, así, una reflexión del ser humano en sociedad, cuando todavía recordamos el confinamiento causado por la pandemia.

LA FOTOGRAFÍA DE CHARLES CLIFFORD



 La Fundación Canal organiza la exposición, CLIFFORD. VISTAS DEL MADRID DE ISABEL II, que reúne unas cien imágenes tomadas por el fotógrafo británico de la capital. Llegó a Madrid en 1850 y se establecerá en ella hasta su muerte en 1863. Tendrá un estudio principal en la calle Montera donde recibirá encargos de fotografía de retratos y de carácter documental de la aristocracia y la monarquía española. La reina Isabel II, que gobernaba por aquellas fechas, le encargará las imágenes de los acontecimientos más relevantes de su gobierno. En la capital, el fotógrafo británico, se centrará en el nuevo oficio fotográfico siguiendo la técnicas del talbotipo y el colodión húmedo, siendo este último el empleado en las imágenes de la exposición. 




La técnica del colodión húmedo se basaba en un negativo de cristal que debía revelarse rápidamente. Suponía un elevado tiempo de exposición donde los protagonistas debían permanecer quietos a riesgo de desaparecer de la fotografía. Los negativos, así elaborados, luego se positivaban con la luz del sol sobre papel de albúmina impregnados de una emulsión de nitrato de plata. Esta técnica requería un transporte para llevar las pesadas cámaras, los delicados negativos de cristal, y los productos químicos. Con este procedimiento se tuvieron que crear estudios con mamparas acristaladas para emplear luz natural. De todas las maneras, muchas de las fotografías son vistas hechas en exteriores, en concreto de la capital, y sus alrededores.




Clifford conoció una capital atrasada, más propia del Antiguo Régimen, preindustrial, que va a sufrir fuertes transformaciones durante el reinado de Isabel II. Todavía se podían ver las huellas de la Guerra de la Independencia. Lo más llamativo eran los edificios construidos por Carlos III. La población rondaba los trescientos mil habitantes. Todavía se conservaba la cerca de tiempos de Felipe IV. La Puerta de Alcalá era estrictamente una de las tantas puertas de entrada a la ciudad y la Fuente de Cibeles lo era para beber. Tenía una deficiente iluminación de gas, y el agua potable era un problema sin resolver. El fotografiará las nuevas construcciones del reinado: el edificio de las Cortes, el palacio de la ópera, la construcción de la nueva plaza de Sol, y sobre todo, la construcción del Canal de Isabel II.




Clifford no llegó a fotografiar al completo la llegada del ferrocarril, que por aquellas fechas inauguraba la primera línea a Aranjuez, solamente la construcción del llamado Puente de los Franceses sobre el río Manzanares. Muy interesante son las imágenes de la Puerta del Sol antes de la reforma y ampliación y después de ella, cuando surgen los edificios uniformes que todos conocemos y que dan paso a las distintas calles que convergen en ella. Igualmente, son atractivas aquellas de la calle de Alcalá, de la Cibeles, la Carrera de San Jerónimo, y el edificio del Museo del Prado. Son fotografías detalladas las dedicadas a los puentes y tuberías para traer agua de la Sierra Norte, del valle del Lozoya, a la capital, inspiradas por un sentido documental. Finalmente, la imagen de su resultado, un potente surtidor en la calle San Bernardo.

LA MAGIA DE MARADONA


 El final de la adolescencia son años decisivos. Se toman decisiones individuales que marcarán tu futuro personal. Para ello influyen, la vocación o preparación educativa que poseas; los deseos de tus padres, y las circunstancias ambientales que rodean tu propia vida. El director italiano Paolo Sorrentino, que escribe y dirige la película, FUE LA MANO DE DIOS, nos cuenta, a modo de autobiografía, cómo su vida con su familia en Nápoles, la rutina de los estudios en el colegio, se vio alterada positivamente con la euforia que supuso la llegada de Diego Armando Maradona a la ciudad para jugar en su club de fútbol. Sobre todo salir adelante tras el fallecimiento de sus padres en un triste accidente, y el despertar de su vocación cinematográfica. 




Fabietto Schisa, el joven protagonista, es su alter ego en la película. A través de él descubrimos a su excéntrica familia, que reunidos muestran sus peculiaridades. Quien le llama la atención es su tía Patrizia, una mujer muy atractiva y con problemas mentales, que acabará en un manicomio a causa de su imposibilidad de tener hijos. Severio, su padre es director de banco. Se confiesa comunista y tiene una amante encubierta. María, su madre, hace juego malabares con gran habilidad, y con la misma soltura, maneja a toda la familia, haciendo bromas. A su hermano mayor, y a su hermana, que siempre está encerrada en el baño. Sus tíos podrían formar parte de un casting de Federico Fellini, que casualmente se produce en los años que sucede la película.




Dos acontecimientos van a influir en la vida de Fabietto. La muerte de sus padres cuando estaban en su casa de la montaña recién estrenada. Y la llegada de Maradona al Nápoles, que le convertirá en uno de los clubes de fútbol más importantes al conseguir el scudetto de Italia. Más importante es la ilusión de los napolitanos de todas los ámbitos, desde traficantes de drogas hasta estudiantes de secundaria, pasando por empleados de banca. Esta ilusión diaria de ser los mejores, alimentadas en las victorias en el campo de juego, ayudará a despertar amistades y vocaciones, como la del protagonista en la cinematografía, que le ayudará a emigrar a Roma para estudiar cine, y especialmente, cuando en el Mundial, Maradona metió un gol claro con la mano simulando ser con la cabeza, y dijo que fue la mano de Dios.

INTRIGA EN LA SIERRA


 El deseo de tener hijos puede ser el más fuerte de una pareja. La infertilidad ha llevado a muchos padres a sobrepasar los límites legales, e incluso morales. A muchos de ellos les ha supuesto entrar en un programa de adopción internacional cada vez más restringido y elevado coste de tiempo y dinero, o llegar a la maternidad subrogada, que en nuestro país no está permitida. Los casos más graves fueron comprar directa o indirectamente un niño robado a sus progenitores. La pareja protagonista de la película, LA HIJA, dirigida por Manuel Martín Cuenca, se aprovechan de una menor fugada de un centro de reclusión, para que les ceda la hija que lleva en su vientre. Se aprovechan de la inconsciencia de la joven Irene, todavía adolescente, con la promesa de ser libre y tener cuidados durante el embarazo.




Javier, educador de un centro de menores, y su mujer, Adela, organizan un plan para llevar a la joven embarazada a una casa de campo aislada en la montaña. Parecería una fuga de la misma, que no regresaría de un permiso de salida para engañar a las autoridades. Quieren cuidarla, y así se lo muestran, para que lleve sin problemas su embarazo. Pero tienen una finalidad que la joven no conoce al principio. Quedarse con su bebé, con el excusa que es mejor dárselo a ellos que entregarlo a los servicios sociales. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, la joven no aguanta el aislamiento al que está sometida. Además, la salida de la cárcel de su novio, le va a hacer cambiar de opinión. Quieren tener una vida juntos con su hija.




Osmán, el joven padre, hará todo lo posible por encontrar a Irene. Javier propiciará el encuentro de ambos, para que los dos sean conocedores de sus planes de quedarse con el bebé. Pero ellos tienen pensado otra cosa, y nada les va a convencer, y menos ahora que han logrado reunirse juntos. Entonces, se iniciará una espiral de violencia entre los protagonistas. Javier despeñará a Osmán desde lo alto de una montaña, e  Irene quedará privada de libertad en la casa hasta dar a luz a su hija. Pero estos sucesos son el comienzo del final, que pasan por la marcha de Adela de la casa con la niña para inscribirla en el registro, y su encuentro con Javier, tras la desaparición, tal vez, de la madre prisionera. Irene, cuando le quitan a su hija, reacciona, en consecuencia, frustrando los planes de sus secuestradores.