EL CAMINO DE LA IGUALDAD


La mujeres luchan por la igualdad con los hombres, especialmente hoy día 8 de marzo. Nunca ha existido dicha igualdad, pero cada vez está mas cerca. Sobre todo en los países occidentales. Hay que hacer reformas políticas, económicas y culturales, para situar a la mujer en el mismo nivel que los hombres. Frente a este proceso cada vez más rápido, se sitúa el caso de Arabia Saudí, cuyo camino hacia la igualdad, todavía tiene numerosos baches, está embarrado por siglos de segregación por motivos religiosos. La película, LA CANDIDATA PERFECTA, de la directora saudí, Haifaa Al Mansour, trata la posición de la mujer, de todos los tabúes que tienen que vencer todavía para lograr la equiparación con los varones, en un país donde se vive un auténtico apartheid de género.


Mariam es una joven médico de un Centro de Salud. Cada día tiene que ir oculta con un velo negro a trabajar. Solamente los ojos quedan al descubierto tras el nicab. Incluso dentro del consultorio lleva la cara tapada. Sufre el rechazo de los pacientes varones de una cierta edad, que se niegan a que les atienda una mujer. Prefieren a los enfermeros. Para entrar en el centro médico tiene que cruzar una vereda llena de barro, que impide la llegada del personal con rapidez. La historia se precipita cuando solicita la asistencia a un congreso en Dubai y le deniegan la salida del país, a pesar que su padre le había arreglado el pasaporte, pero no había activado el permiso electrónico. En ese momento, recurre a un primo para que, en ausencia del progenitor, pueda conseguir el visado. Sin embargo, éste se niega, y decide aprovechar, que había solicitado ser candidata a la alcaldía de su pueblo, para presentarse a las elecciones.


Será la única mujer, frente al candidato varón de toda la vida. Tiene todo en contra de ella. Es una mujer en una sociedad que las tiene sometidas a la autoridad del hombre y a un velo negro para salir de casa. No tiene recursos económicos suficientes para hacer campaña. Podrá dirigirse a otras mujeres en actos públicos, pero no a los varones directamente. De todas las maneras, no se echará para atrás. Utilizará a sus dos hermanas para ayudarle en campaña. Una de ellas hace vídeos y fotos de bodas. La misma campaña se convertirá en una lucha reivindicativa del papel de la mujer en la sociedad. Tendrá como punto de partida el asfaltado del camino que da entrada al consultorio de salud. El éxito de su candidatura en las redes sociales, entre las mujeres, y en el pueblo en general, no sin cierto humor, hará que la candidatura oficial haga arreglar la vereda del consultorio antes de las elecciones.


Al final pierde por poco, pero habrá conseguido sus propósitos, que el trabajo en el consultorio con los enfermos sea más fácil. También, que sea considerada como un buen médico al mismo nivel o mejor que los hombres, con aspiraciones a progresar profesionalmente. Tener la posibilidad de mostrar su cara hasta ese momento oculta tras un velo. Y quizás, en un futuro cercano, romper las barreras que les impiden ejercer la libertad personal sin el permiso de un varón.

FUERA DE LAS NORMAS


A menudo estamos acostumbrados a ver a jóvenes sin futuro, que no tienen la formación suficiente para entrar en el mercado de trabajo. Por otro lado, nos encontramos con niños y adolescentes que están desahuciados por la sociedad. Ni los países más avanzados les proporcionan los suficientes tratamientos para que pueden superar su grave discapacidad. Solamente cuidados que palían los síntomas de abandono a los que se les somete para que no supongan un peligro para sus familias. Estos niños, que padecen autismo grave, requieren unas terapias a largo plazo que mejoren su comportamiento. La película, ESPECIALES (Hors normes), de los directores, Olievier Nakache y Eric Toledano, recogen el ejemplo de dos asociaciones dirigidas por dos amigos, Bruno Haroche y Malik que se encargan solucionar ambos problemas sociales. Una historia que se basa en hechos reales.


Bruno se encarga de recuperar casos de autismo muy graves, de niños que lo padecen, pero que no reciben un tratamiento efectivo. Se encuentran encerrados en habitaciones mientras toman una fuerte medicación. Apenas son capaces de comunicarse y de moverse. Malik le ayuda formando a jóvenes marginados de los barrios humildes de París como cuidadores de esos niños con quienes nadie quiere estar. Llegan a realizar una actividad complementaria. El problema con el que se enfrentan, no sólo se encuentra en la financiación para mantener su actividad, que les ocasiona tener casi todas las horas del día ocupadas, sino en las propias leyes que regulan los servicios de ayuda a los discapacitados. Ni tienen las instalaciones adecuadas, ni los cuidadores son titulados.


De esta manera, los protagonistas, especialmente, Bruno Haroche, de religión judía, se va a enfrentar a una inspección de las autoridades sanitarias que van a comprobar si respeta todas las normas para realizar los cuidados que ofrece a los niños autistas. Comprueban cómo su piso de acogida está saturado de niños que reciben ayuda. Que el hospital le llama a Bruno para que se encargue de casos difíciles, a pesar que no tiene autorización. Pero, ante todo, que su labor es imprescindible para la sociedad, porque ni el mismo Estado francés, no sabría que hacer con esos niños olvidados, desvalidos, que se encuentran en su casa de acogida, y que con suma dificultad y paciencia, jóvenes marginados tratan de que poco a poco mejoren, y se puedan comunicar con sus semejantes.


La película, por tanto, apuesta por el esfuerzo cooperativo y desinteresado de los miembros de la sociedad. El esfuerzo de unos beneficia a otros, sobre todo cuando sus mismas estructuras son incapaces de dar respuesta a unos problemas persistentes, pues en vez de solucionar la situación que viven los niños autistas, las normas refuerzan un bloqueo que les priva de una solución adecuada a sus carencias.