UNA MANERA DE VIVIR


Los actores tienen como tradición morir en el escenario. No retirarse nunca del oficio. Lo viven con tanta pasión y dedicación que no pueden dejar de plantearse nuevos proyectos. Interpretar a los más variados personajes de la ficción hasta el final de sus días. Así debe ser en el caso de Robert Redford, que ha prolongado su carrera hasta ahora cuando ha cumplido 82 años. Aunque ha afirmado que esta es la última película antes de retirarse. Interpreta en la película, THE OLD MAN AND THE GUN, dirigida y escrita por el realizador, David Lowery, a un ladrón de bancos llamado Forrest Tucker. Basada en hechos reales, nos cuenta que el protagonista tuvo la particularidad que siguió robando hasta la senectud, no tanto por necesidad económica, sino porque era una actividad que le colmaba de satisfacción.


En la película aparece ya mayor asaltando con educación las oficinas bancarias. Lleva en el oído un auricular que parece más bien un audífono para sordos. Por él escucha la emisora de la policía y de esta manera puede administrar los tiempos para salir huyendo. Casi siempre actúa solo, escapando en coche. Otras veces, se vale de dos compinches, especialmente cuando el botín es más cuantioso. Entre sus últimos golpes, conoce a una viuda de la cual se enamora. También a un policía que se obsesiona con arrestarlo tras relacionar numerosos robos de las mismas características. Incluso se interesará por su vida, tras pasar el caso a manos del FBI. Los dos descubren a un personaje que desde adolescente tuvo una vida al margen de la ley. Logró escaparse de prisión unas 18 veces. La más sonada fue la fuga de San Quintín en barca.


La película, por tanto, establece una especie de simbiosis entre la vida de Forrest Tucker y el actor, Roberd Redford. Una metáfora, por otro lado, de quien no puede retirarse de su oficio porque se ha convertido en una actividad inherente a la propia vida. Si uno llega a su fin, la otra carece de sentido y felicidad.

LA PINTORA DEL ART DÉCO

Chicas jóvenes, 1930

En el Palacio de Gaviria se exhibe la exposición, TAMARA DE LEMPICKA. REINA DEL ART DÉCO, una retrospectiva de la artista polaca, contextualizada dentro de vestidos, muebles, esculturas, guantes, sombreros, joyas, pertenecientes a esta estética, predominante en los llamados, felices años 20. Constituye un conjunto de unas 200 piezas, organizadas principalmente según el tema. El recorrido que propone la comisaria, Giola Mari, para la empresa Arthemisia, sumerge al espectador en aquellos años, teniendo como hilo conductor la biografía intensa y apasionada de la pintora. Una de aquellas mujeres independientes, modernas y vinculadas al arte, que logró la fama. 

Bailarina rusa, 1924

Partió su carrera con el descubrimiento de su vocación en un viaje a Italia. Luego vendría el primer matrimonio con un aristócrata ruso. Tras la revolución, tuvo que instalarse en París. Allí entraría en contacto con la efervescencia cultural más vanguardista de Europa. Estudió pintura con Maurice Denis y André Lothe. Se vió influenciada por el cubismo y los planteamientos del futurismo de buscar la belleza en la vida moderna, en los diseños de los coches, en las nuevas máquinas recién inventadas, que proporcionaban más libertad y goce al ser humano. Además, la influencia de los pintores del Renacimiento y Barroco, le llevan a crear un estilo personal, clásico y figurativo, comprendido dentro de la estética del Art Déco.

La bella Rafaela, 1927

Desde joven estuvo vinculada al mundo de la moda como ilustradora. Las numerosas fotografías de los años 20 y posteriores, nos informan de una artista, no sólo en cuanto pintora, sino en la manera de vestir, perteneciente a la alta burguesía y la aristocracia, mundo en el que entraría definitivamente con su segundo matrimonio, al casarse con un rico coleccionista de su obra y amante, el barón Raoul Kuffner. En la Exposición Internacional de París de 1925, logró exponer cuadros de su mano. Por aquellas fechas consigue un gran éxito entre el mundo del glamour y la cultura. Llegó a tener como modelos a escritores, nobles y reyes, compartido con el ambiente bohemio proporcionado por sus numerosas amantes debido a su bisexualidad, expresión de la mayor libertad alcanzada por la mujer en esa época.

Con Salvador Dalí, 1941

En 1932, Tamara de Lempicka realizó un viaje por España. La exposición madrileña es la primera que se lleva a cabo en nuestro país. Presenta como novedad, el retrato inacabado del rey Alfonso XIII, exiliado en Italia, para quien posó varias veces, a quién recuerda como muy hablador. La consolidación de los fascismos en Europa y la amenaza de la guerra, hizo que emigrara con su marido a EEUU, donde terminaría su carrera en el mundo del arte y la moda, después de entrar en contacto con la edad dorada de Hollywood, y luego con el Nueva York que se abría al mundo como nuevo centro del arte moderno internacional.

La artista coloca a la modelo, 1940

MUJERES EMPODERADAS


La lucha por el poder en Europa se mostraba durante el Antiguo Régimen mediante la guerra. Sucedió a comienzos del siglo XVIII cuando Francia y España se enfrentaron a una coalición de países en la llamada Guerra de Sucesión. Carlos II había dejado como sucesor al nieto de Luis XIV, pero el riesgo de crear una superpotencia continental y marítima en el mundo, provocó una contienda en la que salió beneficiada Gran Bretaña. La película, LA FAVORITA, dirigida por Yorgos Lanthinos, está ambientada en aquellos años y cuenta la guerra privada mantenida por las favoritas de la reina Ana Estuardo para conseguir su favor, y en consecuencia, tener una influencia política decisiva en todos los asuntos de Estado.


La reina Ana tenía una salud física y mental frágil. Padecía gota y no había logrado dar un heredero al trono. Lady Sarah, esposa de Lord Marlborough, uno de los más afamados militares, era quien tomaba las decisiones la mayoría de las veces. Después de ser su amiga de la infancia, se había convertida en asesora política y amante. La relación amorosa entre ellas permanecía oculta, sin embargo sus posturas políticas, inquietaban a los líderes del parlamento. Apostaba por mantener la guerra contra Francia a costa de subir los impuestos incluso a la nobleza. Todo se ve alterado cuando llega a palacio una nueva criada, Abigail, prima empobrecida de la favorita, no menos astuta y ambiciosa. 


En este momento comienza una guerra sin tregua entre las dos, teniendo como objetivo dominar la voluntad de la reina, y por tanto, conseguir el poder en palacio. De esta manera, Abigail logrará ser nombrada criada de Lady Sarah, donde podrá moverse por el palacio libremente y conocer la relación íntima que tenía con aquella, así como todas las intrigas políticas. El tiempo que la primera permanece ocupada por los asuntos en el parlamento, será aprovechada por Abigail, para lograr el favor amoroso de la monarca. Cuando Lady Sarah descubre que está perdiendo su posición, trata de deshacerse de su prima, pero la reina no quiere que se la aparte. Ante el peligro que corre, es el momento que aprovecha Abigail para vengarse, y conseguir su victoria definitiva para obtener la influencia sobre el poder real.


El director consigue en todo momento llevarnos a otra época con la tragicomedia sobre la reina de Inglaterra y sus favoritas. Logra engancharnos desde el primer momento al mostrar las costumbres peculiares y la intimidad de la aristocracia. Para ello emplea en todo momento un constante ritmo narrativo, con una cuidada recreación de los ambientes palaciegos, donde destacan el tratamiento de la luz y el vestuario. Por otra parte, los recursos visuales, como el ojo de pez, el gran angular, la luz natural de las velas para la noche, los constantes trávelin de la cámara dentro del palacio, recuerdan a los empleados por el director, Stanley Kubrick en Barry Lyndon, de similar época. La interpretación de las actrices refuerzan el atractivo del resultado por el que recibió el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia.

LA PRESENCIA DEL PASADO


Los recuerdos del pasado vuelven cuando los miembros de la familia se reúnen de nuevo. La infancia y la juventud son periodos de nuestra vida que compartimos con los padres y los hermanos. Luego cada uno sigue su propio camino. De cómo fueron esas etapas, varía el presente y las opciones del futuro. El pasado puede sustentarse en la mentira, el engaño y el desamor. Tarde o temprano, pueden aflorar y cambiar nuestras vidas. Esto les sucede a los protagonistas de la película, LA QUIETUD, escrita y dirigida por el realizador argentino, Pablo Trapero. Tiene como protagonistas a dos hermanas, Mía y Eugenia,  pertenecientes a la alta burguesía, que vuelven a estar juntas cuando el padre cae gravemente enfermo cuando es citado en el juzgado por un asunto turbio que sucedió en el pasado.


Este asunto turbio afecta a la extensa hacienda donde vive la familia. Parece que fue obtenida mediante coacción mientras los propietarios se encontraban detenidos por la dictadura militar. El patriarca de la familia tuvo importantes cargos durante ese sangriento periodo de la historia de Argentina. En su compra participó su mujer como intermediaria, hasta el punto que fue a la famosa ESMA, Escuela de Mecánica de la Armada, principal centro de tortura del régimen, para obtener las firmas de los detenidos. Estos hechos reviven en el presente cuando se trata de hacer justicia por los crímenes e injusticias cometidos. El pasado, por tanto, condiciona el argumento de la película. Primeramente, el infarto que sufre el padre, que le llevará a la muerte.  En segundo lugar, el regreso de una de la hija, que vivía con su marido en Francia.


A lo largo de la película, a medida que se desarrolla la historia, se desvelan, desde los recuerdos del pasado,  a los condicionamientos que afectan a los personajes, especialmente, a Mia y Eugenia. La quietud, la serenidad que transmite el paisaje,  que es el nombre de la finca, se transformará en todo lo contrario cuando las vida de apariencias se desmorona. La madre y la hija mayor se odian, discuten constantemente porque la primera nunca la quiso tener. También era la favorita del padre. Igualmente, las dos hermanas son infieles con sus parejas. Mía tiene como amante al marido de Eugenia, y ésta, es infiel con el abogado de la familia. Una vez muerto el patriarca, removido el pasado que había quedado oculto por el paso del tiempo, se decanta el presente y el futuro. A la madre, la detiene la policía por la colaboración con la dictadura. Mía va a tener un hijo con el óvulo fecundado de Eugenia. 


 La hacienda, símbolo de la riqueza y los beneficios que proporcionó la opresión de un régimen que no respectaba los derechos humanos, queda vacía al final de la historia.  De la misma manera, que las vidas de los protagonistas, que emprenden un nuevo camino, libres o diferentes al impuesto por  un pasado injusto.

LA BIOGRAFÍA DE CARLOS ACOSTA


Estamos acostumbrados a ver películas biográficas cuando el protagonista hace ya mucho tiempo que ha fallecido. Son personajes destacados por su actividad política, literaria o científica. La relevancia histórica o personal supone un ejemplo para el público. La película, JULI, dirigida por Iciar Bollaín, con un brillante guión de Paul Laverty, aborda la trayectoria del gran bailarín cubano, Carlos Acosta, todavía en activo. Una trayectoria difícil que arranca en la niñez dentro de un hogar humilde del extrarradio de la Habana, hasta conseguir ser primera figura del Royal Ballet de Londres durante 15 años. El quería ser un niño más de la calle, vivir con su familia, pero la tenacidad paterna le obligó a sacar partido de sus cualidades innatas para la danza.


El padre de Juli es un personaje fundamental para lograr el éxito que llegó a alcanzar. Hizo todo lo posible para que fuera formado lo mejor posible en las escuelas vocaciones de Cuba, venciendo la resistencia que oponía desde niño, y luego durante la juventud, para desarrollar su enorme talento. Incluso, después de ganar su primer concurso internacional, el prefería volver a su país natal con la familia. Sin embargo, esta perseverancia paterna y los maestros cubanos, le hicieron comprender la importancia de llegar a ser una estrella de la danza. El propio régimen le dio permiso para residir fuera del país sin convertirse en un refugiado político, sin duda, por las propias convicciones sociopolíticas de Juli.


El protagonista nunca renegó de su familia humilde, de su origen cubano, ni de sus amigos. En el presente, ya retirado de su trayectoria internacional, trabajando de director de compañía en su tierra, recuerda los obstáculos que tuvo que salvar para convertirse en una figura de la danza. El primero de color, que interpretó papeles emblemáticos en los mejores teatros del mundo. La película, así,  se estructura con diferentes flash back, desde su niñez, pasando por su juventud, cuando es contratado en Londres, hasta la madurez. Una vida convertida, no solo en recuerdos, sino en coreografías, que el pone en escena con bailarines jóvenes. El propio Carlos Acosta se interpreta en el presente. Agradece a su familia, especialmente a su padre que le apoyaran para conseguir la fama, y quiere ante todo, servir de ejemplo a futuras generaciones para que potencien su vocación artística.

INTRIGA EN LOS ÁNGELES


Realidad y ficción se mezclan en la meca del cine. La industria cinematográfica imprime un carácter especial a la ciudad y a la gente residente en Los Ángeles. Los distintos barrios y urbanizaciones se han poblado de jóvenes que pretenden ganarse la vida como actores y entrar a formar parte dentro del reparto de una película o una serie de televisión. Algunos alcanzarán el éxito, otros malvivirán en la amplia oferta de ocio. Los productores y directores desde sus lujosas residencias muestran el poder que se puede alcanzar en esta auténtica fábrica de sueños. En este ambiente, se desarrolla la historia de la película, LO QUE ESCONDE SILVER LAKE, escrita y dirigida por David Robert Mitchell, protagonizada por Sam, un joven sin trabajo, que va a emprender una investigación para encontrar la verdad de una serie de misteriosos crímenes en este barrio de la ciudad.


Sam mata el aburrimiento en la terraza de su apartamento observando a sus vecinas con unos prismáticos. Igualmente, intenta descubrir los mensajes ocultos que se pueden extraer de las canciones y los gestos de los actores en las películas. Un día descubre a una nueva vecina en la piscina de la urbanización. Aparentemente vive sola con un pequeño perro. Destaca por su atractivo físico y encanto. Tras entrar en contacto con ella, desaparece de su casa, a pesar de haber quedado para el día siguiente. Entonces, el protagonista, iniciará una búsqueda delirante para saber las causas de su desaparición. De esta forma, empezará por aquellas chicas misteriosas con las se relacionaba. Así, conoce a un coleccionista de recuerdos, dibujante de cómics que desvelan el secreto del asesino de perros, que es un imitador de un director frustrado del cine mudo que vivía por Silver Lake.


Este coleccionista, que vive en su casa encerrado con miedo, ante los mensajes secretos que aparecen en la ciudad en un lenguaje de símbolos empleados por los vagabundos, aparecerá un día asesinado, como Sarah, su atractiva vecina, según comentan los medios de comunicación, en un coche con otra mujer y uno de los más afamados productores. El protagonista, a pesar de ésto no decae en su empeño, y tras un intenso recorrido por las calles, los lugares más originales de música en directo y fiestas, además de conocer a los más curiosos habitantes de Los Ángeles, descubre la verdad de todos estos sucesos. Una verdad que se encuentra subterránea en el subsuelo de las colinas de Hollywood y que alude a la transcendencia que proporciona la fama y el dinero del cine.


La película, por tanto, nos quiere decir que la ciudad de Los Ángeles está construida sobre los sueños que inspira el cine, También la vida a la que aspiran sus habitantes. Una vida que no debe apartarse del mundo real, y caer, por tanto, en la ficción y lo imaginario. Por otra parte, las propias imágenes de la misma, están llenas de citas cinéfilas como un rendido homenaje a los autores de La ventana indiscreta o Mulholland Drive.