LA PRESENCIA DEL PASADO


Los recuerdos del pasado vuelven cuando los miembros de la familia se reúnen de nuevo. La infancia y la juventud son periodos de nuestra vida que compartimos con los padres y los hermanos. Luego cada uno sigue su propio camino. De cómo fueron esas etapas, varía el presente y las opciones del futuro. El pasado puede sustentarse en la mentira, el engaño y el desamor. Tarde o temprano, pueden aflorar y cambiar nuestras vidas. Esto les sucede a los protagonistas de la película, LA QUIETUD, escrita y dirigida por el realizador argentino, Pablo Trapero. Tiene como protagonistas a dos hermanas, Mía y Eugenia,  pertenecientes a la alta burguesía, que vuelven a estar juntas cuando el padre cae gravemente enfermo cuando es citado en el juzgado por un asunto turbio que sucedió en el pasado.


Este asunto turbio afecta a la extensa hacienda donde vive la familia. Parece que fue obtenida mediante coacción mientras los propietarios se encontraban detenidos por la dictadura militar. El patriarca de la familia tuvo importantes cargos durante ese sangriento periodo de la historia de Argentina. En su compra participó su mujer como intermediaria, hasta el punto que fue a la famosa ESMA, Escuela de Mecánica de la Armada, principal centro de tortura del régimen, para obtener las firmas de los detenidos. Estos hechos reviven en el presente cuando se trata de hacer justicia por los crímenes e injusticias cometidos. El pasado, por tanto, condiciona el argumento de la película. Primeramente, el infarto que sufre el padre, que le llevará a la muerte.  En segundo lugar, el regreso de una de la hija, que vivía con su marido en Francia.


A lo largo de la película, a medida que se desarrolla la historia, se desvelan, desde los recuerdos del pasado,  a los condicionamientos que afectan a los personajes, especialmente, a Mia y Eugenia. La quietud, la serenidad que transmite el paisaje,  que es el nombre de la finca, se transformará en todo lo contrario cuando las vida de apariencias se desmorona. La madre y la hija mayor se odian, discuten constantemente porque la primera nunca la quiso tener. También era la favorita del padre. Igualmente, las dos hermanas son infieles con sus parejas. Mía tiene como amante al marido de Eugenia, y ésta, es infiel con el abogado de la familia. Una vez muerto el patriarca, removido el pasado que había quedado oculto por el paso del tiempo, se decanta el presente y el futuro. A la madre, la detiene la policía por la colaboración con la dictadura. Mía va a tener un hijo con el óvulo fecundado de Eugenia. 


 La hacienda, símbolo de la riqueza y los beneficios que proporcionó la opresión de un régimen que no respectaba los derechos humanos, queda vacía al final de la historia.  De la misma manera, que las vidas de los protagonistas, que emprenden un nuevo camino, libres o diferentes al impuesto por  un pasado injusto.

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