LOS SIGNOS DE LA SUPERACIÓN


 
Muchos sordos sin el lenguaje de signos no podrían comunicarse con el mundo, y los oyentes saber de sus pensamientos e inquietudes. Igualmente, para tener un trabajo o llevar una empresa, requiere la comunicación constante a través del sonido. La sociedad no pone los medios adecuados, intérpretes de lenguaje de signos, para que ellos puedan integrarse totalmente. Estos planteamientos se encuentran en la película, CODA: LOS SONIDOS DEL SILENCIO, escrita y dirigida por Sian Heder, basándose en el guion de La familia Bélier, que ha recibido numerosos premios, sobre todo el Oscar a la mejor película. Premios merecidos a un film emotivo de superación personal y familiar, que llega a lo más profundo del ser humano.




Una familia de pescadores depende de la hija más pequeña para trabajar y comunicarse con los demás. El padre, la madre y el hijo mayor tienen una sordera que requiere el empleo del lenguaje de signos. Ruby se levanta de madrugada para ir con ellos a pescar. Luego continua la jornada con sus estudios en el instituto. Un día descubre su vocación de cantante en la asignatura de coro. El profesor comprueba su talento y la recomienda que se prepare para una escuela especial en la universidad. Le ayuda a superar su timidez, a relacionarse mejor con los demás, tras estar todo el día con su peculiar familia. También, se enamora de un compañero de clase. En la comunidad donde vive, la costa de Massachusetts, todos son prejuicios, sobre todo entre los más jóvenes con los sordos a quienes ven extraños.






El problema va a surgir cuando su familia decide formar parte de una cooperativa de pescadores para no depender de los intermediarios. Necesitan un intérprete de lenguaje de signos en el negocio. Sería su hija, Ruby, pero tiene el objetivo puesto en la universidad, y le resulta duro abandonar a la familia. Una familia, que si al principio se sorprende de su decisión, que estaba dispuesta a cambiar, luego la apoya para que realice las pruebas de selección. Finalmente, será elegida para poder continuar sus estudios, y poder formarse según su talento para el canto y la música. Una capacitación totalmente contradictoria, en la voz y en el oído, con la minusvalía de sus padres y su hermano profundamente sordos. De esta manera, comprendemos el valor de los sentidos que nos ha proporcionado la naturaleza, y nos hace sentir, de forma empática, lo que supone carecer de alguno de ellos.

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