DILEMA EN KAIROUAN


Los países del norte de África y el Próximo Oriente vivieron hace unos años la llamada Primavera Árabe por la que una serie de regímenes políticos dictatoriales fueron derribados por el pueblo que querían unos sistemas más plurales. Las consecuencias no han sido las que se esperaban. Han caído célebres mandatarios y estructuras de poder autoritarias y corruptas pero no se ha llegado en la mayoría de los casos a la democracia. Tadavía persiste el caos en alguno de ellos, e incluso se volvió a otra dictadura de nuevo. En Siria comenzó una sangrienta guerra civil que todavía perdura con millones de afectados. Túnez ha tenido mejor suerte y con grandes dificultades has podido salir adelante. En este país se da la dicotomía entre lo nuevo y lo viejo, la tradición y la modernidad. Esta lucha es la que plantea la película, HEDI, UN VIENTO DE LIBERTAD, escrita y dirigida por el tunecino, Mohamed Ben Attia.


Hedi, el protagonista, es un hombre joven que va a casarse. Será un matrimonio convencional y convenido aceptado por las respectivas familias de clase media en Kairouan. Trabaja como comercial de la Peugeot y le acaban de destinar a la ciudad costera de Mahdia. Apenas conoce a su futura mujer. Solo han hablado a escondidas siguiendo las costumbres sociales. Todo está acordado y mientras se prepara la ceremonia y la fiesta, cuando se encuentra en un hotel de esa ciudad, se enamora de la animadora del recinto con la que tiene una relación apasionada. Es una mujer diferente, libre, que va de un recinto turístico a otro, viajando por Túnez y fuera de él. Entonces el protagonista se plantea el dilema si continuar con la boda impuesta por su madre con el plan de formar una familia propia, o irse a vivir con Rim, y ser más independiente, según su elección personal.


El protagonista resuelve el dilema de una forma singular. Rompe con la boda convenida fruto de la imposición de las costumbres tradicionales que le llevaría a la infelicidad, pero decide no marcharse fuera de Túnez con su amor y enfrentarse a unas circunstancias difíciles en un país extranjero después de abandonarlo todo. El dilema de Hedi es el que ha padecido el propio Túnez. El superar las ataduras antiguas que coartan la libertad individual de los ciudadanos, ya corruptas por el paso del tiempo, en favor de un nuevo país moderno, construido desde las nuevas relaciones económicas y sociales, sin destruir o romper la identidad básica y auténtica anterior.

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