Un año más se celebra en IFEMA, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, ARCO, en esta ocasión con Argentina como país invitado. Ha constituido, otra vez, un auténtica explosión de las artes de nuestro tiempo. El visitante puede entrar en contacto con la pintura, escultura, fotografía, el grabado, el videoarte, desde las vanguardias hasta nuestros días. Siempre hay que recordar que sobre todo es un mercado de compra y venta de obras artísticas, no un museo, a pesar de la evidente función cultural que posee desde su inicio. La reunión de más de 200 galerías procedentes de 27 países tienen una función comercial, enfocada a las instituciones y coleccionistas, principalmente españoles. Se dan cita en los pabellones 7 y 9, a los que se unen espacios dedicados a los medios de comunicación, instituciones culturales y los llamados proyectos especiales.
La dependencia del mercado de las galerías de arte determina el tipo de obras que presentan para los coleccionistas que se dan cita en la capital de España. Hay ejemplos de varios millones de euros, las menos, y un nivel medio más asequible, la mayoría. Por otra parte, por su valor historico-artístico, se puede observar una gran variedad de perspectivas. Estilos expresionistas que valoran el color, la abstracción geométrica, el realismo, el pop, el surrealismo, el dadaísmo, el mínimal y el conceptual, en la pintura y la escultura. En este campo nos encontramos obras cinéticas y otras que juegan con la luz inserta en ella. Se presentan ejemplos de videoarte o aquellos que emplean las tecnologías digitales para crear imágenes. La fotografía tiene un tratamiento significativo, pero menos que en otras ocasiones.
El planteamiento iniciado el año pasado de mostrar todo el espacio expositivo de una galería a dos o un artista, se repite en esta edición. Sobresalen los dedicados, por una parte, a Joan Pons y Alexander Calder, y por otra, a David Hockney. En otro aspecto, llama la atención el aspecto en el cual el arte tiene como elemento de inspiración el de épocas pasadas. De esta manera lo vemos en la recreación del Jardín de las Delicias, de El Bosco, mediante la utilización de escultura y fotografía. También, por la manipulación de fotografías que daban cuenta de la actividad de algún dictador, en la que estos han desaparecido y han dando paso a una imagen nueva.
Los carnavales son una oportunidad, igualmente, de inspiración para una performance. En este caso aquella que recrea el Salón de los Espejos del palacio de Versalles con un personaje al fondo con máscara al cual se puede ver únicamente a través de una ventana con reja. La feria es una oportunidad, asímismo, de tener obras de carácter más bien efímero, relacionados con el dadaísmo, es decir objetos cotidianos convertidos en obras de arte para la ocasión, o una pantalla de vídeo que implica con una cámara a los numerosos visitantes que la recorren. Por tanto, el carácter mercantil de ARCO, incluye otros más valiosos, el cultural, el conocerlo, el comprenderlo, y el vital, al formar parte de la experiencia cotidiana, al hacerlo tuyo de diversas maneras.
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