VÍCTIMA DEL GENOCIDIO


 

El gobierno extremista de Netanyahu tras los sangrientos atentados contra las poblaciones israelíes cerca de Gaza y los secuestros de sus ciudadanos, inició una guerra contra Hamas, la facción palestina que controlaba ese territorio. Tras eliminar a sus máximos dirigentes, decidió atacaro por aire y tierra para liberar a los rehenes. Empezó a utilizar una capacidad de fuero superior a sus necesidades bélicas, sin discriminar a los terroristas de la población civil, supuestos centros de grupos armados, de colegios y hospitales. A la par, cerró las fronteras, prohibió la ayuda humanitaria, junto a la entrada de comida. De esta manera, casi dos millones de gazatíes quedaron prisioneros en su reducido territorio a expensas de las arbitrariedades de los israelitas, mientras eran desplazados de un lugar a otro, sin tener escapatoria de los mortales bombardeos. El nuevo presidente norteamericano Ronald Trump, en vez de limitar las acciones del ejército israelí y su armamento más letal, lo impulsó, e incluso potenció con el objetivo de expulsar a los palestinos de su territorio tras asesinarlos sistemáticamente. Los funcionarios de la ONU calificaron estos hechos como un autentico genocidio. Un clamor mundial se alzó contra los numerosos crímenes de guerra cometidos contra la población civil, especialmente mujeres y niños. 



La película, LA VOZ DE HIND, escrita y dirigida por Kaouther Ben Hania nos cuenta el crimen de guerra cometido contra la niña de seis años Hind Rajab, sus tíos y sus cuatro primos el 19 de enero de 2024, así como un médico y un conductor de ambulancia que fueron a auxiliarles. La singularidad fue que se conservan los audios de la joven protagonista grabados por la Media Luna Roja, tras contactar su tío desde Alemania al centro de emergencias situado en Cisjordania. Éste les proporcionó el teléfono móvil de la niña, y desde ese momento, un contacto casi continuo de muchas horas hasta el trágico final. Nos lo narra la película con pericia, pues dramatiza la acción con actores muy parecidos físicamente a los auténticos, circunstancia que deducimos al mostrar imágenes reales, también conservadas. Entre ellos sobresalieron el teleoperador Omar, su jefe, la supervisora, y la psicóloga que se puso al frente cuando los anteriores fueron desbordados por las emociones y el cansancio. Sin embargo, el verdadero centro de la película son los audios reales de Hind, su voz, los mensajes que transmite, muy elocuentes para su edad.



La niña fue la única superviviente en un automóvil donde iban también sus tíos y sus cuatro primos que murieron tras sufrir el ataque del ejército israelí de más de trescientos disparos. Ella se muestra casi todo el tiempo muy entera a pesar de estar rodeada de sus primos muertos. El móvil, la comunicación con su madre, su lejano tío, y el centro de emergencias, la llenan de esperanza. Los operadores tratan de mantener la comunicación a pesar de las interrupciones y los disparos de los tanques. Les cuesta poner en funcionamiento el rescate ya que hay un protocolo que pasa por un permiso de las autoridades israelíes para una ruta segura. Las horas pasan para un recorrido de ocho minutos entre la base de ambulancias y la niña. Esta pide ayuda, la inquietud es cada vez más intensa según se acerca la noche. Los momento más emotivos son cuando la supervisora le hace repetir, a modo de oración, el Corán, y la consciencia de la muerte, del peligro constante a su alrededor, y los ejercicios realizados por la psicóloga para mantener su ánimo. En un momento dado, logran contactar con la madre de Hind, que le habla a su hija, lo que será la mejor ayuda. Tras una larga y angustiosa espera, llega la autorización para que la ambulancia siga una ruta segura. Pero no llegará a su destino, será alcanzada por un proyectil. Doce días después, tras la retirada del ejército, serán recuperados los cadáveres. Las imágenes reales conservadas, son prueba de ello.

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