LA FOTOGRAFÍA DE BILL BRANDT


 La Fundación Mapfre organiza una amplia retrospectiva de la obra de Bill Brandt, uno de los grandes fotógrafos contemporáneos. A través de seis secciones,  Primeras fotografías, Arriba y abajo, Retratos, Paisajes descritos, Desnudos y Elogio de la imperfección, el visitante experimenta mediante 186 fotografías, documentos y una entrevista poco antes de su muerte en 1983, el producto de su intensa creatividad. El fotógrafo, de origen alemán, y luego nacionalizado británico, se formó en el estudio de Man Ray a finales de los años veinte, cuando la ciudad de París era el centro del mundo artístico. Además fue influido por Brassaï y Eugéne Atget. Tras el conocimiento del psicoanálisis en su juventud, el surrealismo se convertiría en un elemento fundamental en su obra.




Durante los años treinta se traslada a Gran Bretaña, donde su cámara sería testigo de los contrastes sociales de aquella época. La riqueza de las mansiones victorianas y la pobreza de las viviendas de los mineros. Luego el impacto de la Segunda Guerra Mundial, de los bombardeos alemanes de Londres. Las gentes durmiendo en el metro o las calles vacías y sin iluminación por la noche. Brandt reconoce que muchos paisajes urbanos e industriales que fotografió, o de la misma Londres, ya han desaparecido, por lo que sus fotografías son auténticos documentos del pasado. Sin embargo, el fotógrafo no pretende captar sin más lo real, que lo consigue fácilmente, sino que va más allá hasta lograr una obra artística.




Lo artístico en las imágenes de Brandt se identifican con lo extraño, lo siniestro, en el concepto explicado por el filósofo Eugenio Trías. Lo extraordinario, lo bello, implica, de esta manera lo sorprendente o inquietante en este autor. Se entiende, así, el progresivo oscurecimiento de la fotografía, fruto de un trabajo en el laboratorio, que el consideraba imprescindible. En este sentido se explica la abundancia de luz artificial y la importancia de escenarios nocturnos. Alaba los callejones solitarios de los muelles al lado del río Támesis, los paisajes tormentosos de las tierras altas de Gran Bretaña, casi siempre vacíos, en otras ocasiones con personajes misteriosos que hablan o parejas que se encuentran allí, junto a policías que guardan las esquinas.




Tiene numerosos retratos de artistas e intelectuales a los cuales accedió a lo largo de su vida, preferentemente serios y valorando el entorno donde se encuentran. Este es el caso de Pablo Picasso, cuando era un artista siempre riendo y hablador. Igualmente del pintor Georges Bracque o del escultor, Henry Moore, de quien recibiría igualmente influencia, sobre todo para sus desnudos, un género del que se sentía muy orgulloso. En ellos el cuerpo de la mujer se identifica con las formaciones rocosas en la playa, o son deformados por el gran angular de la cámara en los interiores. Cuerpo y naturaleza se encuentran desde la mirada de Bill Brandt, hasta conformar la realidad sublime que es el auténtico arte.

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