EXPRESIONISMO Y CINE


 

La Fundación Canal presenta la exposición, EXPRESIONISMO. UN ARTE DE CINE, que reúne 152 piezas, entre las que se incluyen 76 pinturas, dibujos, grabados y esculturas de los representantes más destacados, asociadas a una selección de 19 fragmentos y 57 fotogramas de once obras maestras del cine de este estilo. Un movimiento de vanguardia, revolucionario, que pretendía cambiar el arte y a la vez la vida, en un periodo convulso social y político de la historia alemana, bajo el gobierno de la República de Weimar, tras la derrota de la Primera Guerra Mundial. Los artistas expresionistas pretendían la llamada obra de arte total, una unificación de todas las artes a la vez de una difuminación de sus límites, proporcionando un carácter interdisciplinar a su actividad. El cine se convirtió como la mejor expresión de este movimiento, de su estética peculiar. La exposición demuestra de manera fehaciente esta relación simbiótica, de brillante creatividad, que muestra no la realidad objetiva y equilibrada, sino las emociones y las pulsiones interiores del individuo y de toda la sociedad.



La exposición se divide en tres secciones: Ruptura/Liberación; Forma/Deformación; y Sueño/Trauma. La primera contrasta el mundo rural, natural, con el desarrollo de las ciudades industriales del momento. Lo idílico frente a la sordidez de los paisajes industriales. Presenta al obrero, cada vez más numeroso, como víctima de este proceso, sometido a largas jornadas de trabajo y a la precariedad de salarios y condiciones de vida. En la Alemania de entreguerras, lo mismo hubo un avance democrático, que se vivió un situación de conflicto político y crisis económica por la inflación. El expresionismo expresó liberación cultural, a la vez de una sociedad convulsa y desigual, frenesí y alienación individual. La segunda, muestra uno de sus rasgos estilísticos propios, cómo la estructura de la ciudad, de los edificios, del hombre, de su cuerpo, se deforma para reflejar la crisis psicológica, social y existencial. Si en las pinturas y en los grabados, observamos perspectivas distorsionadas, inclinadas, colores violentos, luces contrastadas,  expresión de emociones intensas y perturbadoras, lo mismo observamos en las obras cinematográficas.



En la tercera, los artistas buscaron dar forma visual a las pesadillas, los miedos y a los deseos reprimidos, a la dimensión onírica y traumática, espejo de una sociedad de posguerra marcada por la destrucción y la incertidumbre. Surge así la figura del monstruo, encarnado en personajes como Nosferatu, El Golem, y el Doctor Mabuse, un monstruo más sutil, el psicológico, caracterizado por la ambición de poder y la corrupción moral. Las ideas de Freud corroboran la complejidad del ser humano y las pulsiones conscientes e inconscientes que le subyugan. El recorrido de la exposición aborda y compara pinturas y grabados de estos temas asociados a fotogramas y fragmentos de películas. Los ejemplos más conocidos como El gabinete del Doctor Galigari; Nosferatu: una sinfonía del horror; El Golem; Doctor Mabuse: el gran jugador; y Metrópolis, se combinan con otros no tanto como Misterios de un alma; Nervios; y De la mañana a la medianoche. Por otro lado, aparecen obras de Kirchner, Franz Marc, Emil Nolde, Otto Dix, George Grosz y Max Beckmann, entre otros.



El mundo de posguerra combinaba progreso y conflicto; crítica al orden establecido y a su impotencia por solucionar los problemas económicos; incertidumbre y miedo al progreso de una sociedad industrial que deshumaniza al individuo, le aliena en su esclavitud diaria del trabajo y ahonda en las diferencias de clase. El movimiento expresionista perseguido por el nazismo mantuvo su influencia después de la Segunda Guerra Mundial en la abstracción norteamericana y en el informalismo, y en autores como Francis Bacon y Antonio Saura. En el terreno cinematográfico, vemos sus huellas en directores tan importantes como Tim Burton, Guillermo del Toro o David Lynch.



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