El CaixaForum de Madrid presenta la exposición, DESENFOCADO. OTRA VISIÓN DEL ARTE, que reúne un conjunto amplio de pinturas, esculturas, fotografías, vídeos e instalaciones, de diferentes artistas entre finales del siglo XIX hasta la actualidad, que expresan un procedimiento peculiar del arte para acercarse a la representación. Frente a la delimitación precisa de los contornos de las figuras y formas, se encuentra la imagen borrosa, imprecisa, que añade un significado al contenido de la obra. Esta manera de actuar de los artistas en la utilización del difuminado, la podemos encontrar en la historia del arte, pero será en los albores del arte contemporáneo cuando se concrete el empleo del flou, con una intencionalidad precisa. Así, lo observamos en la pintura de Monet o en las primeras fotografías de la historia.
La exposición se organiza en cuatro secciones y un preámbulo: En las fronteras de lo visible; La erosión de las certezas; Elogio de la indefinición; y Futuros inciertos. El recorrido por las obras y los más variados autores nos hace partícipe de la experimentación desarrollada por ellos. Unos influidos por las visiones, no del todo precisas todavía del cosmos o de la investigación de la materia o del color; otros, en su camino hacia la abstracción. De esta manera, la realidad, no tiene una lectura unívoca, sino plural, fruto de nuestra experiencia que se desarrolla en el tiempo. Las obras presentadas de Thomas Ruff, Gerard Richter, Has Hartung, Soledad Sevilla y Mark Rothko, son muy significativas. En el siguiente apartado, el desenfoque se emplea para tratar el pasado histórico, sucesos violentos o acontecimientos dramáticos, como el Holocausto, el atentado de las Torres Gemelas, el fenómeno de la inmigración o la violencia racial. Los artistas, en este caso, tratan de dar testimonio de algo, denunciarlo o señalar lo que no se quiere ver u olvidar.
El desenfoque, además, nos muestra un mundo que es difuso, donde la identidad es también indefinida, borrosa, de la que surgen retratos peculiares e inciertos. Alberto Giacometti afirma que ya no sé quién soy, dónde estoy, ya no me veo..., mientras el visitante observa una de sus esculturas junto a una fotografía de formas vaporosas en blanco y negro. El cineasta Sébastien Lifsntiz, en su obra, Mi vida desenfocada. El inventario infinito, presenta un conjunto de fotografías amateur de su colección con la característica que son fallidas, desenfocadas por el movimiento o la falta de luz, que adquieren un nuevo valor por esta razón y hacen surgir lo imprevisto. El último apartado nos habla del futuro, de un tiempo de incertidumbre que se inició con la pandemia, con las amenazas constantes de la realidad. Observamos una fotografía de Nan Goldin de los primeros tiempos de la cuarentena en New York a modo de naturaleza muerta, y una frase también destacada, La imagen no es más que un cristal en el que se deposita el vaho del tiempo vital.
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