Llegar a ser un artista o escritor de prestigio o intemporal no es posible para todo el mundo a pesar de todo el esfuerzo que inviertas. Si incluyes la fama, la popularidad, entre el gran público, la dificultad es mayor, aunque ésta puede presentarse en obras de arte o literarias de mediana calidad, poco duraderas en el tiempo. La película, REBELDE ENTRE EL CENTENO (Rebel in the Rye), ópera prima del realizador, Danny Strong, trata estos temas referidos a la interesante y enigmática vida del escritor norteamericano, J.D. Salinger, autor de la archiconocida novela, El guardián entre el centeno, de ahí el título. Esta obra maestra de la literatura contemporánea, que desde su publicación tuvo un enorme éxito hasta la actualidad, fue creada y determinada por el carácter y las condiciones de la vida de su autor.
J.D. Salinger, que provenía de una rica familia de empresarios neoyorkina, fue rechazado por varias universidades por su fuerte carácter. Al negarse a seguir el negocio familiar, decidió hacerse escritor, confiado en sus aptitudes, para lo cual solicitó estudiar un curso de escritura en la universidad de Columbia, en las clases del profesor, Whit Burnett, que descubrió un talento sin depurar. En un primer momento le obsesionaba encontrar una voz propia, un estilo original, además de publicar, sobre todo para impresionar a la hija del famoso escritor de teatro nortemericano, Eugene O´Neill. Ésto lo consigue en la modesta revista literaria, Story, dirigida por este profesor, en forma de cuento breve. ´La publicación del mismo le estimularía a seguir escribiendo este tipo de pequeños relatos. En uno de ellos, destacaba un personaje llamado Holden Caulfield, que llamó la atención de su mentor, pero la relación entre maestro y discípulo se deterioró cuando el primero fracasó en la publicación de su primer libro.
Como a muchos jóvenes de su época, la Segunda Guerra Mundial, le cambió su vida. Participó en el frente desde el desembarco de Normandía y conoció las penalidades de la guerra, hasta tal punto que tuvo que estar en un hospital psiquiátrico. No dejaría en ningún momento de escribir a pesar de ser testigo de la violencia del combate, de los campos de concentración y de la muerte de su amigo. Cuando se recuperó del trauma, regresó a Nueva York para rehacer su vida. Pronto, tras divorciarse, encontró la inspiración y un cierto prestigio al conseguir ser colaborador de The New Yorker. La fama definitiva vendría con la publicación de su primera novela, que alcanzaría la categoría de obra maestra, a pesar de ser rechazada por varias editoriales, una obra en cierto modo autobiográfica, elaborada durante el conflicto bélico.
Salinger pretendía simplemente su publicación, ninguna campaña de marketing. Sin embargo, rápidamente, se convirtió en un bestseller, que le proporcionaría una fama, una exposición al público que el rechazaba, de tal manera, que tomó la decisión de dedicarse siempre a escribir, pero nunca volver a publicar durante su vida. No quería interferencias de nadie, cualquier influencia en su labor creativa hasta el punto de vivir aislado en una casa de campo, sin apenas contacto con la gente, aislado incluso también de su mujer e hijos. Así lo hizo hasta su muerte a los 91 años. La razón parece estar en la espiritualidad que practicó para serenar su mente, la búsqueda de la tranquilidad mental tras la experiencia traumática de la guerra que él nunca superó del todo, en la cual la escritura era una verdadera evasión en la búsqueda del equilibrio personal.
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