ARTE Y SOCIEDAD


Existen algunos artistas contemporáneos famosos cuyo arte le permite obtener grandes ingresos por la venta de sus obras. Han alcanzado el éxito y los principales coleccionistas persiguen tener una obra suya a cualquier precio. Frente al poder de estos artistas, existen otros, minoritarios, intimistas que emplean el arte como una investigación, una búsqueda de la propia identidad. Entienden el arte como expresión de la verdad.  Unos son poderosos por el estatus que han alcanzado y, otros, humildes, más auténticos en el empleo del medio plástico. La película, PETRA, dirigida por Jaime Rosales, desarrolla una historia dramática en un contexto artístico en el que se mueven los protagonistas, donde el pasado y el presente se unen por la búsqueda de la verdad. Una búsqueda que el director estructura en siete capítulos desordenados ante el espectador.


La protagonista, Petra, es una joven pintora, que obtiene una residencia en el taller de un afamado escultor catalán. En principio, pretende aprender de este artista de éxito y recibir consejo para introducirse en el mundo del arte. Tiene que residir en la casa de campo donde vive junto a su mujer y su hijo Lucas, que es fotógrafo. Desde el primer momento, se da cuenta que Jaume, el escultor, cuyas obras las compran desde los lugares más importantes de Europa, es una persona soberbia y despiadada con las personas de su entorno, especialmente su hijo Lucas a quien tiene subyugado. Esta personalidad engrandecida por el poder que confiere el éxito artístico provocará los sucesivos hechos trágicos que padecen estas personas que en alguna medida están relacionadas con él por lazos familiares o profesionales.


El primero de ellos será el suicidio de la mujer empleada en la casa, al solicitar un trabajo para su hijo en el taller del artista. Un suicidio que será el desencadenante del asesinato de Jaume por este joven, que se había convertido en el colaborador más fiel y, tal vez, un futuro escultor. Pero, sobre todo, el que se refiere a Petra, cuya intención de residir en la casa, no era la de aprender, sino la de encontrarse con su padre, cuya identidad había logrado saber por antiguas amigas de su madre recientemente fallecida. La verdad de la pretensión obligará a Jaume a negarlo en principio para luego, ratificarlo, cuando se entere que Lucas tiene una relación estable con ella, de la que nacerá una nieta. La presión del padre y la desesperación que provoca en su hijo, le llevará al suicidio.


Al final de la película, una vez fallecidos, padre e hijo, quedan solas, Petra, que ha vuelto a la actividad artística y su hija. También, la abuela, interpretada por Marisa Paredes, que en el último giro que desarrolla el argumento, descubre la verdad sobre Lucas, y por tanto, aleja la posibilidad de que Petra se hubiera emparejado con su hermanastro.

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