EL PROYECTO HILDEGART


 

A lo largo de la historia han existido personalidades que han destacado por su inteligencia y capacidad de liderazgo. Fueron políticos, filósofos, militares, músicos, escritores, que aportaron sus ideas para el desarrollo de la sociedad. Muchos fueron superdotados mostrando sus habilidades desde niños. Ser superdotado no implica el éxito, ni poder tener más recursos o ser felices. Depende del contexto, la educación y su integración con otras personas, porque vivir aislado contradice una de las principales características del ser humano. Más todavía si se pretende ser un líder, una mente creadora de nuevas ideas fundamentales para el futuro. Este fue el caso de Hildegart Rodríguez, una niña prodigio, de aprendizaje rápido y precoz, que entró a la universidad con trece años y se licenció en derecho. Poseía una mente brillante favorecida que desde niña hablaba varios idiomas y escribía con rapidez. Pronto saltó a la fama cuando empezó a escribir en prensa en la España de 1931, siguiendo las pretensiones de su madre Aurora. Su malograda vida nos la cuenta la película, LA VIRGEN ROJA, dirigida por Paula Ortiz. 



Para Aurora, la razón de existir su hija, era producto de un proyecto de construir una líder, una creadora de ideas para construir un mundo nuevo, de futuro, que superase la desigualdad entre hombres y mujeres, la cultura patriarcal imperante en su tiempo. Lograr la independencia de las mujeres, de su forma de existir. Para ello la concibió sin padre, fruto de una relación esporádica e intencionada con el cura del pueblo, ella que tenía una sólida formación y nació en una familia de clase alta. Desde el nacimiento potenció sus capacidades innatas, además de un control férreo para desarrollar su proyecto, lo que implicaba su aislamiento personal de la sociedad, sobre todo de los hombres cuando empezó a tener edad para el amor que consideraba una debilidad. No debía estudiar ni leer nada más que libros académicos bajo su estricta vigilancia. Ella solamente podía salir y divertirse acompañada por su madre. En Madrid, donde residían, jugaban al tenis y bailaban juntas dentro de la casa.



Bajo esta estricta disciplina de estudio y escritura, empezó a tener fama. Todo comenzó con la publicación del primero de sus artículos en la prensa en 1931, justo cuando se proclamó la Segunda República. Luego llegaron los libros de ensayo. Su tema favorito fue la sexualidad y el feminismo. Con apenas dieciséis años empezó a protagonizar la actualidad, tanto para tener seguidores como detractores, que la llegaron a ser calumniada, junto a su madre, de bruja, atea, roja, entre otros adjetivos. De la mano de Abel Velilla, se convirtió en una activista socialista. Una asidua a las reuniones del PSOE, que con su oratoria propició la entrada de las mujeres y la defensa de sus derechos. Sin embargo, tenía como máximo oponente a su propia madre, que no quería que se alejase de ella, que encontrase el amor, que le apartaría de su supuesto proyecto de futuro para liderar un mundo nuevo. Hildegart no está de acuerdo con su progenitora, y encuentra la libertad y el afecto a escondidas con Abel con la ayuda de su criada Macarena.



La madre ya había obligado a Abel a que se apartara de su hija, pero estos siguieron comunicándose con pequeñas notas. Un día, aun estando férreamente vigilada, pudo salir a divertirse vistiendo lo que más deseaba, un vestido que no fuera de color negro, y bailar los nuevos ritmos junto a un chico. Logró regresar antes que su madre a dormir, pero ella descubrió su engaño. Sabía que había sido la criada, así que propició, con ayuda de ésta, en compensación, la detención de Abel por participar en atentados anarquistas. Hildegart, entonces, decidió apartarse de su madre y tomar sus propias decisiones. No creía en su mundo futuro, que le suponía apartarla de los hombres y del amor. Una situación inhumana sin libertad, que sustituía la dominación masculina, por la suya propia. La respuesta de su madre enloquecida por sus ideas eugenésicas no se hizo esperar. Quería crear un vástago que liderase una revolución de manera mecánica bajo su influencia. Ante el fracaso del proyecto decidió matar a disparos a su hija. Destruir su obra, una escultura humana que decide romper, hiriéndola fatalmente en sus puntos vitales, los genitales, el pecho y la cabeza.

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