El otoño madrileño se ha volcado con el antiguo Egipto. Junto a la exposición del Caixaforum, nos encontramos con otra muestra dedicada a la civilización del Nilo. En este caso financiada por una empresa de servicios, el Grupo Eulen, y situada en el Palacio de las Alhajas, que fue sede de muchas muestras de la Fundación Caja de Madrid. Se titula HIJAS DEL NILO. MUJER Y SOCIEDAD EN EL ANTIGUO EGIPTO, y hace un recorrido sobre el papel de la mujer en esa civilización, organizada en cinco secciones, un primer ámbito general; otro dedicado a aquellas que fueron gobernantes, Mujeres reales; el tercero, como participantes de la religión, Diosas y templos; un cuarto, para mostrar su influencia en los rituales funerarios, De la muerte a la eternidad, y finalmente, el dedicado a su importancia en el siglo XX, denominado Egiptomanía.
La sociedad del antiguo Egipto era bastante igualitaria, a diferencia de otras en este periodo de la historia. Las mujeres no se encontraban subordinadas al hombre para ejercer oficios desde los más humildes hasta los más prestigiosos. Las leyes las hacías iguales en la familia y en la propiedad privada. Prueba de ello son los múltiples restos de esculturas y pinturas que demuestran tal poder de la mujer, que fue exaltado en un Himno a Isis, recogido en el Papiro de Oxirrinco. La exposición recoge principalmente piezas pequeñas que muestran los convencionalismos estilísticos, de la perspectiva frontal, el hieratismo, y de los colores para representar los cuerpos de las figuras. La mujer tenía acceso a oficios en apariencia reservados a los hombres como ser escriba o médico. Si bien la mayoría de la población era campesina, caracterizada por un trabajo duro, el papel que desempeñaban en la familia era relevante, al tener derecho a la propiedad, tras el divorcio o la herencia respecto al marido.
En la exposición podemos observar el cuidado del cuerpo, por la búsqueda de la belleza y la salud, mediante los cosméticos, las joyas y el vestuario de lino, cómodo en una región de altas y contrastadas temperaturas. La mujer debió ser protagonista en el ámbito musical asociado a funciones religiosas y de ocio. Se valoraba la maternidad y la fertilidad dentro de la familia. Los hijos eran imprescindibles para asegurar la mano de obra en la agricultura, de ahí su protección por numerosos amuletos. Igualmente, el erotismo y la sexualidad demostrada en las representaciones del cuerpo desnudo y de actos orgiásticos. Por otro lado, la mujer tenía un papel relevante en la política al ser Gran Esposa Real, y madre obligatoria de faraones. Sin embargo, en la historia de Egipto, hubo mujeres que pudieran considerarse como reinas como Nefertiti, Nefertari, Hatshepsut y Cleopatra VII, que aparece en las monedas junto al romano Marco Antonio.
Las mujeres tienen un papel relevante en la religión egipcia. Por una parte, como diosas, que atendían, no solo a la maternidad, como Isis y Horus, que se ha relacionado posteriormente con la Virgen María y el Niño Jesús en el Cristianismo, sino también con la guerra y la muerte. Por otra, con las ceremonias dentro de los templos, asociadas a la música en los rituales. El recorrido de la exposición tiene un punto álgido con el video que reproduce la tumba de Nefertari, en la sección dedicada a las tumbas. Su tumba fue una de las más hermosas encontradas, propia de la esposa del gran Ramsés II. Finalmente, en el ámbito de la Egiptomanía, descubrimos la figura de Eduardo Toda, cónsul español en El Cairo, y pionero de la arqueología, que excavó la tumba de Sennedjem, un constructor de la tumba de Amenofis I, que también se reproduce con primor en la exposición, creando un conjunto muy atractivo al visitante.
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