Tener un problema físico de discapacidad o enfermedad, puede ser un motivo de burla o acoso entre los jóvenes, que atemorizan a sus compañeros un día tras otro. Una situación que provoca que la persona acosada se aísle y desarrolle una baja autoestima. En los peores casos puede llevarle al suicidio. En comunidades más cerradas y tradicionales, de carácter rural, el bullying puede extenderse a la vida diaria fuera de la escuela. Esta situación se muestra en la película, CERDITA, escrita y dirigida por Carlota Pereda, una situación que va a desembocar en una serie de crímenes y desapariciones. Sara, la protagonista, en una joven con obesidad, que sufre las burlas por un grupo de chicas del pueblo. Apenas sale de casa, siempre sola, sobre todo ayuda a sus padres en la carnicería o estudia.
El grupo de chicas le llaman cerdita, y cuelgan fotos o vídeos en las redes sociales con sus burlas. Un día un loco asesino observa cómo se aprovechan de ella mientras está bañándose en la piscina del río hasta el punto que le quitan la ropa, y tiene que volver a casa en bañador. Mientras regresa desesperada, descubre que el tipo en una furgoneta ha secuestrado y maltratado a sus acosadoras, y a ella no le hace nada. En ese momento, todo el pueblo se ve alterado, por un lado con el descubrimiento de los cuerpos del socorrista y de la camarera de la piscina, y por otro con la desaparición de las jóvenes. Sara lo primero que hará será recuperar su móvil que estaba en la bolsa con la ropa. En la oscuridad del bosque entrará en contacto con su asesino protector.
Desde la guardia civil hasta el amigo de las chicas o su madre, sospechan que sabe más de lo que ha confesado. Una noche, el tipo se presenta en casa de los padres de Sara y los golpea, y se la lleva a un matadero donde tiene retenida a dos de las acosadoras que todavía se encuentran con vida. Allí se producirá el desenlace de la historia. La protagonista las liberará tras matar al asesino. Ella es consciente de lo que han sufrido, el terror que padecen por las torturas que les ha infringido este individuo violento, como las que sufrió diariamente, a otro nivel, por su físico, y así, en vez de vengarse por ello, trata de que salgan con vida. Nadie merece una venganza de este calibre. La violencia tanto física como psicológica, debe afrontarse de una manera que haga consciente a los jóvenes que las personas con algún problema corporal, deben ser respetadas e incluidas en nuestra convivencia.
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