EL FOTÓGRAFO DE LA MOVIDA MADRILEÑA


 

Madrid vivió una efervescencia cultural a finales de los años 70 y durante toda la década de los ochenta entorno a la música pop que protagonizaba la noche de la capital. A ello se unió la literatura, la pintura, el cine y la fotografía, de la misma manera, cómo la sociedad estaba viviendo el cambio de costumbres hacia un país más libre y abierto. La influencia del Arte Pop, de las acciones performativas, la estética de la postmodernidad, están en la base de gran parte de sus planteamientos. La Sala de Exposiciones del Archivo Regional exhibe la exposición, PABLO PÉREZ MÍNGUEZ. MODERNIDAD Y MOVIDA DE UN FOTÓGRAFO TRANSGRESOR, que muestra la obra del artista madrileño, testigo de los cambios de los ochenta, a la manera de Andy Warhol, en Nueva York. En él se unen los aspectos sustanciales de la estética de ese momento, que unía arte visual, pintura, cine y fotografía, con la alegría de vivir.



La exposición reúne un conjunto heterogéneo de materiales: revistas, catálogos, libros, carteles, flyers,  pinturas, muchos objetos personales, y sobre todo las fotografías de Pérez Mínguez, organizadas en distintas secciones que proporcionan al visitante diferentes perspectivas entorno a su obra. Ayuda la decoración a propósito y las luces en el que se muestran. El recorrido comienza con una cronología de su vida y su obra. Le siguen secciones como la dedicada a sus amigos, muchos de los que fueron protagonistas de la noche madrileña. Pedro Almodóvar tiene un apartado especial. Fue retratado numerosas veces por él y colaboró en el rodaje de sus películas. Los colores de ellas las encontramos en las fotografías de Pérez Mínguez, así como otros conceptos que definen una estética particular. La música fue protagonista de la movida, los conciertos y los músicos. P.P.M. hizo las fotos de los grupos y las portadas de los discos.



P.P.M. participó en revistas de contenidos gay, mucho antes de que se festejase el día del Orgullo. El fotógrafo captó con su cámara numerosos desnudos masculinos delicados y sugerentes. Inmortalizaban la juventud fugaz que se vivía intensamente. Igualmente valora el autorretrato y el retrato, como hemos apuntado de personajes cercanos que compartían su amistad y sus inquietudes artísticas. Por otra parte, se propuso renovar la fotografía española, elevarla a una consideración de arte a través de su trabajo en la revista Nueva Lente y en El Photocentro. Otra perspectiva es la llamada estética mística/ecléctica en la que se inspira en los grandes maestros de la pintura barroca, de los que hace una lectura particular. Realiza un proceso de mitificación, de convertir en leyenda personajes de los ochenta. 



Su fotografía en general selecciona instantes mágicos, aparentemente invisibles a los demás, donde se combina, el saber ver, y el saber vivir nuestras vidas, donde importa la luz, el humor. la amistad y sobre todo el amor. Los espacios finales del recorrido nos conducen hábilmente a un piso superior. En las escaleras se reproducen las páginas de su diario. Finalmente, dos apartados, uno que recuerda su proyecto, Foto-Poros, que inició en 1980, el retrato de la cara de la gente, amigos y conocidos con los que se encontraba por Madrid; y el apartado, Casa-Estudio, homenaje a su vivienda particular, con funciones de estudio, plató de rodaje y galería de arte. Casa de puertas abiertas donde posaron personalidades de la cultura y otras anónimas. Como punto final, en ese lugar, el público puede hacerse fotos, unas con un sillón rosa, y otras en un fondo con la figura de cartón de P.P.M., para la que puedes escoger elementos que te proporcionan en un baúl, como carteles conceptuales, que utilizaba el fotógrafo, máscaras, coronas y sombreros. Te haces, así, partícipe de aquél tiempo, y obtienes un recuerdo inolvidable de la mano de uno de sus artistas más importantes.


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