La Fundación Mapfre presenta la exposición, SAKIKO NOMURA. TIERNA ES LA NOCHE, la primera retrospectiva de esta fotógrafa japonesa, que empezó a ser conocida en la década de los noventa, tras ser ayudante del famoso fotógrafo, Nobuyoshi Araki. El subtitulo alude al de la novela de Scott Fitzgerald, cuyos protagonistas son jóvenes y atractivos, como lo son aquellos que vemos representados en muchas de sus fotografías, pues uno de sus temas favoritos es el desnudo masculino, solo o en relación con el de la mujer. Unos desnudos que muestran deseo y tensión erótica. Así, la obra de Sakiko junto a otras artistas, viene a revolucionar las convenciones tradicionales, por la sustitución del cuerpo de la mujer por el del hombre como tema principal. Lo destacable, además, es la forma que utiliza para llevarlo a efecto, al emplear, principalmente, el blanco y negro sobre el color, una luz tenue en medio de la oscuridad, y el grano grueso o el desenfoque, sin planos estables, más bien desequilibrados o disruptivos. El cuerpo humano, de esta manera, apenas se vislumbra, normalmente echado en una cama, propiciando diferentes lecturas interpretativas.
El estilo de Sakiko Nomura se podría definir como un viaje a un mundo que solo se puede entrever en la oscuridad de la noche. Una oscuridad que hace desaparecer los datos documentales o referenciales de la fotografía, para apostar por la representación de lo efímero, de lo fugaz como elemento esencial del transcurrir de la vida. Además de las representaciones eróticas, sus temas abarcan naturalezas muertas, especialmente flores, vistas de ciudades, interiores de habitaciones de hotel, fenómenos atmosféricos, animales, luces y reflejos en movimientos, que nos hacen pensar en connotaciones temporales que remiten al cine. La mayoría de las fotografías expuestas son en blanco y negro, según su estilo formal peculiar, pero un grupo de ellas lo son en color, para adaptarse en ocasiones a la peculiaridad del tema.
Las fotografías se organizan para el visitante según los fotolibros originarios en las que fueron publicadas, también según la temática o la técnica empleada. De esta manera, nos encontramos salas dedicadas a las flores sobre fondo oscuro, otra de desnudos; según un encargo concreto, como fueron las fotografías realizadas en Granada en 2024, o aquellas en las que emplea la solarización. En otras ocasiones, la fotógrafa ha prestado atención a personajes muy propios de la cultura japonesa, como los actores del teatro kabuki, o aquellos individuos que llevan su cuerpo totalmente tatuado, que emergen entre las sombras, condicionados por su espiritualidad. Por lo tanto, contemplar las fotografías de Sakiko Nomura, no deja indiferente, por un lado por la peculiaridad de su estilo, por otro, por su temática, que supera una mirada convencional de la realidad.
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