EL ESTADO FRENTE A LA RELIGIÓN




 En las constituciones políticas de los países occidentales se proclama la separación entre la religión y el Estado para que sea aconfesional, mientras que la población tiende al laicismo o puede abrazar diferentes cultos. En los países árabes como Egipto, la religión musulmana organiza la vida de sus ciudadanos. Las autoridades civiles, en consecuencia, deben estar en armonía con los dirigentes religiosos. De tal forma, que las predicaciones de éstos no interfieran en las políticas del gobierno. Las creencias no deben ser motivo de subversión frente al poder. Para ello, el presidente egipcio, de forma autoritaria, pretende controlar a los dirigentes religiosos para mantener la paz social. En este contexto se sitúa la película, CONSPIRACIÓN EN EL CAIRO, escrita y dirigida por el director, Tarik Salen, cuyo guion fue premiado en el Festival de Cannes.






La intriga se desarrolla en la famosa universidad teológica de Al Azhar, cuyo director es la máxima autoridad religiosa del país. En ella se forman estudiantes que en el futuro se convertirán en imanes o jeques, versados en el Corán, que dirigirán las oraciones y explicarán en la mezquitas y en las madrasas. La muerte de su director iniciará las actividades de la seguridad del Estado egipcio para que sea elegido el candidato del gobierno. Un personaje moderado, que no siga una interpretación radical del islam. Se trata de evitar una guerra civil, en la que no importará asesinar para conseguir este objetivo. Se valdrán de algún estudiante que actúe dentro de la facultad, que mueva los hilos para propiciar los intereses convenientes. El problema surge cuando el primer confidente es asesinato por traicionar a los agentes del Estado. El segundo, hijo de un pescador, recién llegado y testigo del mismo, será el protagonista de la película.






Adam, tendrá que seguir las órdenes del Coronel Ibrahim, encargado de la supuesta investigación del asesinato. Se infiltrará primero en un grupo radical de estudiantes en la facultad, luego descubrirá el matrimonio secreto con una joven adolescente de un jeque conservador. Por fin, es elegido el candidato del gobierno, pero la seguridad del Estado quieren ocultar todas sus maniobras, entre ellas, aquel asesinato, mediante otras muertes, entre las que se incluyen las de un jeque ciego que trata de inculparse para denunciar al poder civil, y la del propio protagonista, que es detenido para que confiese y acabe en la horca. Sin embargo, Adam, que sabía como actuaban los servicios secretos, había pedido garantías al Coronel Ibrahim que no le pasaría nada. De esta manera, éste urdirá una estratagema para salvarle la vida, que pasará porque Adam convenza in extremis al jeque ciego para que desista de su actitud y decir la verdad.

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