ADOLESCENCIA ATORMENTADA


 

Las distintas edades del ser humano nos ofrecen distintas perspectivas sobre la vida. En las primeras etapas, la infancia y la adolescencia nos encontramos en un proceso de maduración progresiva ante la realidad. Vamos descubriendo acompañados por nuestros padres lo necesario para afrontar las dificultades con las que topamos siendo adultos. En la niñez dependes de los padres para casi todas tus iniciativas. En la adolescencia has ganado autonomía. Puedes haber descubierto el amor, superando problemas que  denotan tu madurez. Sin embargo, la rutinaria confianza es un riesgo ante situaciones traumáticas que más allá de lo previsible. La pandemia del covid ha trastornado a muchos adolescentes ante la creencia que en el mundo estaba todo controlado, que nada nos causaría incertidumbre. Las enfermedades mentales han comenzado a proliferar entre ellos. El problema se agrava si uno de sus progenitores fallece en un accidente de coche. Es lo que le sucede al protagonista de la película, DIALOGANDO CON LA VIDA, escrita y dirigida por Christophe Honoré.



Lucas, el protagonista, tiene 17 años y estudia en un internado, mientras sus padres viven en un pueblo pequeño de los Alpes. Frecuentemente le llevan a casa. Tienen un entorno feliz junto a su hermano que vive independiente en París. Además, sus padres aceptaron su orientación gay, y todo transcurre con normalidad hasta que un día le van a buscar al internado porque el padre ha muerto en un accidente de circulación. Desde ese momento, Lucas se desmorona mentalmente ante la tragedia que le produce un dolor infinito. La ausencia del padre le causa un vacío que trastoca toda su existencia al no poder enfrentarse a la infelicidad. La idea que tenía de lo que era la vida es diferente a la verdad que la situación dramática presenta.



 Su hermano pensó que llevárselo a la capital favorecería su recuperación. Allí pasa la mayor parte del día solo a pesar de la amistad del compañero de piso de su hermano, que sobrevive con trabajos precarios y la prostitución. Pero su estado se agravará, y al regresar con su madre, para volver a la rutina de las clases en el internado, un intento de suicidio le llevará a un hospital psiquiátrico, que será el punto de inflexión para su recuperación. Por otra parte, la historia se muestra estructurada en algunos  momentos como un monólogo del protagonista, que ante la cámara cuenta las circunstancias y las emociones que le llevaron a la desesperación. Habla en pasado, ya recuperado de su problema, y ha recobrado la ilusión y la esperanza de vivir.

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