HISTORIA DE LA ESCUELA DE CINE


 

La Filmoteca Española presenta la exposición, LOS CIEN METROS LIBRES. VIDA Y MILAGROS DE LA ESCUELA DE CINE (1947-1976), que analiza la trayectoria de la misma desde su fundación a comienzos de la dictadura, hasta su cierre, cuando se la veía como un organismo opuesto al régimen. Reúne una muestra de sus valioso archivo, que tiene un trabajo constante de conservación y divulgación, donde lo más valioso son las numerosas prácticas que hicieron sus alumnos durante los tres años que duraba el plan de estudios. Un plan de estudios que mezclaba teoría y práctica, distribuida en las distintas especialidades que ofertaba, desde la más relevante, como la dirección, hasta la interpretación y decoración. El visitantes puede visionar algunas de ellas, tanto por medio del vídeo, como de las fotografías conservadas de los rodajes. Unas eran las propias y continuas de la enseñanza, como las de fin de licenciatura, que llegaron a ser publicitadas a comienzos de los años sesenta, su época dorada, en el Palacio de la Prensa.



La historia de la escuela de cine tuvo dos periodos durante unos treinta años. Uno entre 1947 y 1962, cuando se llamó, Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, de carácter fundacional por la precariedad de los medios; y otro entre 1962 y 1976, de consolidación, cuando surgen numerosos profesionales que se incorporan a la industria. A sus inicios, se muestra su vinculación con la Escuela de Ingenieros Industriales, que había incorporado en sus planes de estudio, materias relacionadas; luego como un espacio segregado, para trasladarse posteriormente a un edificio propio en la Dehesa de la Villa. Durante tres décadas, se formó en el centro, lo más granado del cine español de la segunda mitad del siglo XX. No solo en lo referido a los directores, sino también, en los oficios de guionistas, fotografía, decoración, e interpretación. A la escuela lograron ingresar 1515 estudiantes, de los que solo 180 fueron mujeres. Muchos alcanzaron el éxito en la profesión, como los conocidos, Carlos Saura, Joan Antonio Bardem, Luis García Berlanga, Mario Camus, Pilar Miró, y una larga lista, que además fueron profesores en la misma.



La escuela nació en los oscuros años cuarenta de un régimen autárquico que pretendía formar a profesionales del Séptimo Arte para promover producciones que lo ensalzaran a imitación de otros sistemas totalitarios. Sin embargo, fue un centro que respiraba entusiasmo por crear en libertad y expresarse de esa manera, germen de la futura democracia. Las prácticas de los alumnos son un claro ejemplo, como la de aquella que hicieron en su segundo año, Bardem y Berlanga, recientemente recuperada, pues la dejaron sin editar, llamada, Paseo por una guerra antigua, que captaba imágenes de las ruinas de la Ciudad Universitaria. Otras muestran perspectivas igualitarias respecto a las mujeres, o incorporaban comportamientos claramente censurados por las autoridades, con la fortuna que esas primeras experiencias cinematográficas, no pasaban la censura de las películas comerciales. La exposición, por tanto, no deja indiferente al visitante interesando en el cine, que valora, sobre todo, el alto nivel artístico que llegó a desarrollar, y el importante legado, compuesto por sus producciones y documentos, para distintas generaciones.


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