El Ayuntamiento de Madrid organiza la exposición GARCINE, 40 años del primer Oscar a una película en lengua española. Un homenaje a José Luis Garci, como director, guionista, escritor y comunicador, nacido en la calle Narváez de la capital. Una exposición que se divide en dos secciones, una biográfica y personal, y otra referida a su filmografía. En la primera podemos conocer la huella que le dejó en su personalidad el barrio donde nació y su entorno familiar. Los cines de sesión continua y doble función; la tienda de ultramarinos; la afición al fútbol y al boxeo que le introdujo su padre; el espectáculo de la Gran Vía con sus numerosos cines, y en general, las calles de Madrid en una época en blanco y negro, que le marcará su sensibilidad. Para el director, el cine es una vida añadida a la real, una extensión de la misma. Experimentarlo te lleva a la niñez. Lo más importante en una película es el guion, una actividad que compite con la dirección.
La exposición muestra el conjunto de su obra escrita, y recuerda su labor en la televisión y en la radio para difundir su pasión por el cine, siempre rodeado de su amigos, que compaginan sus tareas profesionales con el séptimo arte. Fue amigo de sus amigos, actores como Alfredo Landa, críticos como Alfonso Sánchez. Aficionado al fútbol, pues es seguidor del Atlético de Madrid y del boxeo, hoy sin tantos aficionados. Igualmente, la exposición muestra su filmografía en ocho secciones temáticas en la que se clasifican sus 19 películas: La transición; Noir; Pérez Galdós; El Oscar; Melancolía; A escena; Madrid; y Cinefilia. Se exponen los carteles originales, que fueron realizados por prestigiosos diseñadores. El primer cartel de la película, Asignatura pendiente, no pasó la censura. Era 1977, y no fue permitida la silueta del dictador enmarcando a los protagonistas en la cama.
El cine de Garci apela a las emociones del espectador con una mirada al pasado. No es un cine de acción, sino de personajes donde importan lo que dicen. Pocas veces es el pasado histórico, sino un pasado reciente que ha ido desapareciendo tras el fin del franquismo. La vida, la formación y la experiencia del director se muestran en su obra. La época de la Transición hizo consiente a muchas personas las asignaturas reales y ficticias sin aprobar que había provocado aquellos años de privación de libertad de la dictadura. La cinefilia fue la respuesta, entendido como una forma de experimentar la vida. Su película, Sesión continua, nos habla de ello. El tiempo hizo que se consolidaran la democracia, y en 1987, realizó con melancolía, Asignatura aprobada. La literatura, para Garci, es una fuente de inspiración, la teatral, con películas como La herida luminosa, o Galdós, con El abuelo. Sus películas dentro del cine negro, hicieron más popular su cine, como El Crack, donde destaca la interpretación de su actor fetiche, Alfredo Landa. Finalmente, su premio Oscar, que se exhibe en la exposición para Volver a empezar, razón de la misma, al que seguirían dos nominaciones más a la mejor película extranjera.
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