FÁBULA SIN DIÁLOGO


 Recordamos el antiguo cine mudo donde los actores gesticulaban, con carteles intermedios, y una música de acompañamiento, que se tocaba en la sala de proyección amenizando las imágenes. El cine sonoro incluyó esta banda sonora que cambiaba según la situación dramática de la película o incluía varios temas, y la comunicación hablada de los actores. En los últimos años se ha recuperado esa antigua forma de hacer cine sin sonido y en blanco y negro como el original obteniendo buenos resultados artísticos. La película BABY, escrita y dirigida por el director Juanma Bajo Ulloa, no es una película muda al uso, pues tiene música y sonido, pero no diálogos de los actores que protagonizan la acción, en favor de la capacidad narrativa puramente visual.




La protagonista es una joven toxicómana que tiene un hijo. Su situación desesperada por la adicción a las drogas y al alcohol, hace que carezca de dinero para poder subsistir. La portera del inmueble donde vive en una de sus crisis le proporciona un teléfono de contacto. Luego se sabe que es para vender a su hija recién nacida a cambio de dinero. La compradora es una intermediaria de vida excéntrica que reside en una casona comida por la hierba y el desorden más absoluto, y que convive con un joven de melena rubia y una niña coja. La protagonista, una vez vendido su hijo, se arrepiente, y con sentido maternal la cuida a escondidas, mientras malvive, sin apenas comer y sin atenciones, hasta la llegada de sus futuros padres, a quien será de nuevo vendida.




Todo esto lo descubre la protagonista mientras permanece oculta en la casona arruinada. Igualmente, un día comprueba que su hijo ha fallecido por falta de atención al ver su cuerpo conservado entre hielo en un arcón del sótano. Entretanto, la señora y sus dos secuaces que llevan el negocio de la compraventa de bebés, han adquirido otro para su posterior traspaso. Entonces, la protagonista, hará todo lo posible para liberar a la nueva víctima, y convertirse en la madre que en el fondo siempre quiso ser.




Constituye, así, la película, un relato perverso con toques de terror, donde se combinan imágenes de bella factura, la de una naturaleza donde rige la supervivencia entre depredadores y víctimas, como la araña y el insecto, o el águila y el ratón, y la que mueve la condición humana de la película, repleta de seres malvados, caracterizados a modo de fábula, que son capaces de traficar con niños por dinero, aprovechando la marginalidad de sus madres.


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