La Fundación Mapfre de Madrid organiza la exposición, LOUIS STETTNER, una amplia retrospectiva de la larga trayectoria del fotógrafo norteamericano, que reúne unas ciento noventa imágenes, publicaciones y un vídeo. Por primera vez se realiza una muestra tan amplia de su obra que reivindica su figura como uno de los artistas fundamentales de la postguerra. Fue en el conflicto bélico mundial cuando se inició en este arte. Le influiría decididamente para desarrollar una fotografía con perspectiva humanista, de captar al ser humano esencial presente en la gente común. Tiene en cuenta al escritor, Walt Whitman, cuya obra Hojas de Hierba, llevaba siempre en su bolsillo, fuente de inspiración para encontrar la belleza en la vida cotidiana. Por otra parte, fue un artista que pretendía un cambio social, de planeamientos marxistas. Perteneció a la Photo League, donde fue uno de los profesores más jóvenes y amigo de Weegee y Sid Grossman.
Sus imágenes son capturas de un instante feliz o bello, principalmente de la vida urbana. Se ha dicho que su obra se encuentra entre la fotografía de calle norteamericana y el humanismo lírico francés, Así se observa en su producción entre sus dos ciudades emblemáticas, Nueva York y París. En la capital francesa completó su formación, y captó las calles vacías después de su liberación. Desde ese momento comenzaría su idilio con la ciudad, en la estela de Brassaï, que perduraría a lo largo de su vida, hasta incluso instalarse a partir de 1990. Volvería, de todas las maneras a la Ciudad de los Rascacielos, para interesarse, igualmente, por sus gentes, especialmente en el metro o en la Penn Station. Llama la atención sus fotografías de personas dormidas en la calle, en los parques, cansadas por el trabajo, otras interactuando visualmente con las construcciones. Las sombras, a veces, son elementos esenciales, en ángulos aberrantes o inclinados.
Fue un escritor prolífico sobre fotografía, principalmente en la revista Cámara 35, crítico con otros autores. En una serie de obras, se muestra especialmente comprometido en la defensa de los trabajadores en plena tarea dentro de las fábricas donde llevó su máquina para retratarles. Fábricas de textiles, de coches, a los pescadores en la española isla de Ibiza, porque el autor no se limitó a estar entre País y Nueva York, sino que visitó otros países europeos. Realizaba fotografías robadas donde la persona no posaba. Para ello, hacía que manipulaba la máquina de visor superior, sin necesidad de ocultarla. En este sentido es curiosa la serie de Nancy, una beatnik del Greenwich Village, a la que siguió durante cinco días, a finales de los años cincuenta. Su obra fue principalmente en blanco y negro, aunque en la primera década del 2000, experimentó con el color. En las últimas fotografías, ya mayor, acompañado de su familia, se ocupó de la naturaleza durante los veranos en Les Arpilles, unas imágenes que la representan en toda su belleza y paz.
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