ARQUITECTOS FRUSTRADOS



 A veces una película está construida con pensamientos profundos o con grandes derroches de medios. Proponen diferentes perspectivas sobre la vida de un ser humano. Son merecedoras, por su tratamiento, en muchas ocasiones poético, de las mejores recompensas. En cambio, otras historias se elaboran de las circunstancias cotidianas. Si los personajes han madurado lo suficiente para hacerse cargo de los problemas del día a día que surgen a menudo cuando se tienen hijos. Por otro lado, se encuentra el tema del éxito profesional o la frustración de no haber logrado el estatus que se pretendía, sobre todo si has tenido una juventud prometedora. Este es el planteamiento de la película, UNA VIDA NO TAN SIMPLE, escrita y dirigida por Félix Viscarret, donde los protagonistas, pasan una crisis como arquitectos por no poder llevar a la práctica sus proyectos.






Vida profesional y vida afectiva discurren paralelas en los personajes de la película. Isaías, el protagonista, fue un joven arquitecto premiado, pero ahora se encuentra sin poder trabajar la mayor parte del tiempo, que dedica a cuidar de sus dos hijos, lo que alivia a su mujer de las tareas de la casa para poder dedicarse a su profesión como profesora universitaria. Pero eso se trasluce en una insatisfacción personal continua, que le lleva a la infelicidad con su pareja. Solamente el trato con una madre que lleva a su hijo al mismo centro escolar, que también pasa la mayor parte del tiempo sola, le ayuda a sobrellevar la situación que vive. Ese trato ahonda las diferencias y los problemas de Isaías con su mujer, que no comprende bien la situación mental de su marido, a quien su amiga le ha incrementado sus obsesiones por las cosas más nimias.






Temen que si su vida apenas tiene aliciente, vaya incluso a peor. Les preocupa el efecto pernicioso de las antenas de telecomunicaciones o de los hornos microondas. Que se produzca un incendio fortuito si se colocan las ropas de los niños encima de las lámparas de la habitación. La película muestra este trastorno mental fruto de las nuevas rutinas de la vida adulta, que los personajes tienen que afrontar de manera adecuada, en especial, si hay una convivencia en pareja. Al final, los personajes no llevan hasta sus últimas consecuencias sus frustraciones, y parece que van a salir hacia adelante, sin caer en la infidelidad o en la impotencia profesional, por lo que no es tan simple, por tanto, enfrentarse a los desafíos de la rutina diaria.

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