LAS MEMORIAS DE SIMONE VEIL

 


La película, SIMONE, LA MUJER DEL SIGLO, escrita y dirigida por Olivier Dahan, cuenta los recuerdos de uno de los personajes más extraordinarios de la historia de Francia y de Europa. Una auténtica luchadora por la justicia y los derechos humanos, por la solidaridad con los más débiles y el feminismo. Llegó a ser la primera presidenta del Parlamento Europeo en 1979, además, tras estudiar ciencias políticas y derecho se convirtió en magistrada de prisiones y la Ministra de Sanidad que consiguió la despenalización del aborto. Antoine Veil, su marido, entró en política muy joven y la introdujo pronto en la administración francesa de postguerra a la que se acercó con timidez. Compatibilizó la crianza de sus tres hijos con sus numerosos compromisos a lo largo de su vida.



Rodeada por su familia, al final de su trayectoria, escribe sus memorias frente al mar Mediterráneo, donde había vivido en la niñez. La película muestra esos recuerdos sin orden cronológico, fragmentados, pero que constituyen un cuadro completo de todo su importante pasado. La infancia fue feliz junto a sus padres y hermanos en la Costa Azul. La madre fue una figura que le influyó de manera decisiva en su talante combativo frente a las arbitrariedades del poder. Tras acabar la guerra y haber sobrevivido al Holocausto, conoció en la universidad a su futuro marido con quien formaría una familia, y le introduciría en la política. Luego sería ella, sin militar en ningún partido, quien alcanzaría altas responsabilidades, que le permitirían luchar por las injusticias y las desigualdades.



En una ocasión, mientras ponía la primera piedra de un centro sanitario como ministra, una autoridad se sorprendió de su habilidad en el manejo de la paleta para dar cemento. Ella le contestó que del campo de concentración. Es sin duda esta experiencia traumática la que perduró toda su vida y la influyó decisivamente. Al principio el dolor era tan fuerte que tenía crisis de ansiedad y quería dormir solo en el suelo. La familia fue detenida en mayo de 1944 en el sur de Francia. De su padre y de su hermano apenas se supo más, años después se descubrió que fueron deportados a Lituania donde desaparecieron. Simone junto a su madre y su hermana fueron trasladadas a Auschwitz, donde evitaron morir en las cámaras de gas al cambiar su edad. También sobrevivieron en las llamadas Marchas de la Muerte tras el avance ruso, para acabar siendo liberadas en Bergen-Belsen.



Simone Veil sobrevivió con 17 años al genocidio judío, pero ella se consideraba antes francesa y patriota, como sus padres. También de formación familiar, era agnóstica y defendía la laicidad. Tras la guerra, la sociedad francesa evitó tratar su responsabilidad en el Holocausto. La protagonista, sin embargo, no olvidó nunca, y aquella experiencia fue esencial en sus diferentes luchas por la justicia y los derechos humanos. Diferenciaba entre historia de la que ella era un ejemplo vivo, y la memoria, que atiende a la conciencia, para defender la relación entre las generaciones y evitar el olvido. Confiaba en la idea de Europa para superar todo el horror al convertir al continente en un territorio de democracia y libertad. En 2004, casi al final de su vida, volvió a Auschwitz junto a sus hijos y nietos. Saber de donde provenimos, mantener activa la memoria, nos hace luchar, conscientes, por un presente justo, y prepararnos, alertados, para un futuro mejor.

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