FUGA DE AUSCHWITZ

 

Al final de la película, EL INFORME AUSCHWITZ, del director Peter Bebjak, cuando pasan los títulos de crédito, no suena una melodía, sino los discursos de líderes políticos actuales que hablan sobre cerrar fronteras, luchar contra la inmigración o los homosexuales y gitanos. Sus voces son reconocibles porque han aparecido continuamente en los medios de comunicación. Nos recuerdan aquellas ideas fascistas que llevaron al poder a un régimen criminal como el nazi, que fue el responsable del Holocausto, la construcción de campos de concentración y exterminio, donde se torturó sin límite a los detenidos hasta una muerte violenta. La Segunda Guerra Mundial fue fruto del enfrentamiento entre los sistemas políticos democráticos y los totalitarios, que provocó millones de muertos.




La película del director Peter Bebjak se basa en hechos reales. Dos judíos eslovacos lograron fugarse del campo más sanguinario del nazismo, Auschwitz-Birkenau en abril de 1944, con la pretensión de que el mundo se enterara de la muerte continua de miles de judíos en las cámaras de gas. La llamada Solución Final no era conocida en su toda extensión entre las potencias aliadas durante la guerra. Se sospechaba el trato inhumano en los campos de concentración alemanes, situados en el este de Europa. La Cruz Roja tenía conocimiento de la situación de campos como el de Theresienstadt, presentados como modélicos en el trato a los judíos, aunque en la realidad no fuese tal. Ésta organización recibía cartas de los internos cuando iban a ser deportados, y enviaba ayuda en comida y medicina a los mismos.




La verdad del trato a los judíos lo recopilaron con datos y pruebas los prisioneros, Alfred Wetzler y Rudolf Vrba, que se fugaron después de haber conocido lo que sucedía en las distintas lugares del campo de exterminio. Ellos eran trabajadores, principalmente escribientes, que fueron anotando los camiones de prisioneros que llegaban y los que iban destinados a las cámaras de gas. Tras esconder la información, decidieron huir con ella, un día que salieron a trabajar fuera del perímetro de los barracones. Allí permanecieron escondidos varios días en condiciones extremas de temperatura, hasta que, acabada la intensa búsqueda por parte de los vigilantes alemanes, lograron alejarse de los límites del campo. Iniciaron, así, una huida a pie con dirección a la frontera de Eslovaquia por inmensos bosques, hasta llegar a su país natal.




Recibieron ayuda desde el primer momento para cumplir su heroico destino en ropa, alimento y protección, a costa, sobre todo en sus compañeros de barracón, de tortura y muerte. Sortearon, en el camino a la libertad, a las tropas alemanas apostadas en las vías de comunicación. Tras superar distintos percances, heridas y cansancio, pudieron difundir al mundo la información que llevaban escondida. Al principio recibida con incredulidad, incluso por parte de la Cruz Roja Internacional, y que se concretaría en un informe, parcialmente recortado, pero que lograría impedir el transporte de miles de judíos húngaros a Auschwitz al final de la guerra. En este valioso informe se basa el guion de esta película, que demuestra, una vez más, la dificultad de la representación en imágenes de los horrores, tan inhumanos, del genocidio judío.

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