EN FAVOR DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN


La prensa escrita siempre fue considerada el cuarto poder.  Le proporcionó dicha consideración la posibilidad de ejercer la libertad de expresión en una sociedad democrática. Es un derecho fundamental que no puede ser restringido por el poder ejecutivo de ningún país. Los presidentes de EEUU, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, trataron de llevarse bien con los principales diarios porque ejercían una crítica que podría debilitar su autoridad. Así le ocurrió a los propietarios y periodistas  de The Washington Post, que tuvieron hilo directo con el poder durante los años de la Guerra Fría, en las presidencias de Eisenhower, Kennedy y Johnson. Los problemas surgieron con el conflicto de Vietnam, donde se ocultó el nivel de implicación bélica y la efectividad real de la participación norteamericana.


Este problema lo narra de forma brillante, visual y argumentalmente, la película LOS ARCHIVOS DEL PENTÁGONO (The Post), dirigida por Steven Spielberg. Al frente del diario de Washington se encontraba una mujer, Kay Graham, tras la muerte de su marido. El periódico apenas tenía rentabilidad y planeaba realizar una ampliación de capital. Le superaba The New York Times, en influencia y noticias. Apostaba por un periodismo de calidad con periodistas de prestigio. El director del periódico, Ben Bradlee, se había llevado bien con el presidente Kennedy y su mujer, pero Nixon no era de su agrado por su tendencia a restringir la libertad de prensa y a no aceptar críticas. La oportunidad de recuperar influencia surgirá cuando un funcionario le pase al Times los informes secretos sobre la Guerra del Vietnam y empiece a publicarlos.


Nixon logró parar las publicaciones del Times acusándole judicialmente de revelar secretos y de poner en peligro la seguridad nacional. Ante esta situación, el Post, consigue, de la misma fuente, los mismos papeles secretos, algunos informes de Robert McNamara, en los que mostraba una situación desfavorable del conflicto del Vietnam para EEUU, cuando se decía publicamente lo contrario. En ese momento, se produce el debate dentro del periódico si publicarles, con el riesgo penal, en favor de la verdad y la libertad de expresión, o no hacerlo, y mantener la estabilidad económica, sin enemistarse definitivamente con el poder. Al final, la propietaria, Kay Graham, da su apoyo al director, Ben Bradlee, para publicarlos. Una vez dado este paso, son denunciados por la administración Nixon como el Times.


Será el Tribunal Supremo en una histórica votación mayoritaria quien apueste por la libertad de expresión consagrada en la constitución y permita a los diarios más importantes del país revelar lo que aquellos informes secretos decían sobre un conflicto que causaba miles de muertos entre los jóvenes norteamericanos e ingentes recursos económicos. Además, EEUU no podía salir victorioso de ese conflicto en Indochina, a pesar de su esfuerzo bélico. Lo que hizo fue mantenerlo en el tiempo según una estrategia errónea. Esta película, por tanto, muestra la necesidad del periodismo de calidad más próximo a la verdad. Aquél que llegó incluso a propiciar la destitución del mismo presidente Nixon años después. El mayor enemigo del mandatario actual, Donald Trump, cuyo ascenso al poder se vio favorecido por la manipulación de las redes sociales mediante las fake news, en una época denominada de la posverdad.

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