MIRADAS AFINES EN LA PINTURA BARROCA

Los oficiales del gremio de pañeros, Rembrandt, 1662, Rijksmuseoum

El Museo del Prado organiza la exposición VELÁZQUEZ, REMBRANDT, VERMEER. MIRADAS AFINES, un conjunto de  setenta y dos obras principales de los grandes pintores españoles y holandeses del siglo XVII, para llamar la atención del prejuicio de la historiografía que ha visto más diferencias entre el arte español y el holandés, cuando existe una sorprendente similitud en el trabajo de muchos de los pintores barrocos. Dicha perspectiva consideraba a las dos naciones contrapuestas debido a la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648), que condujo a la independencia de los Países Bajos, entre los cuales se encuentra Holanda, del resto de la Monarquía Española en este periodo. 

El geógrafo, Vermeer, 1669, Städel Museum

La historiografía ponía de manifiesto que las diferencias entre una nación católica y otra protestante, se veían con claridad en el arte. Sin embargo, la exposición madrileña, que reúne un conjunto excepcional de obras maestras, por un acuerdo extraordinario de colaboración entre el Rijksmuseum de Amsterdam y el Museo Nacional del Prado, demuestra que el uso del arte como argumento para afirmar la singularidad de las naciones ha sido utilizado de forma exagerada. Los artistas no pretendían expresar una esencia de las mismas, sino unos ideales estéticos compartidos por muchos artistas europeos, plasmados a través de unos recursos técnicos también comunes.

Demócrito, Ter Brugghen, 1628, Rijksmuseum/Demócrito, Ribera, 1630, Museo del Prado

La exposición se organiza en una introducción y seis secciones donde se realiza la comparativa de obras entre los autores holandeses y españoles. En la misma introducción se establece ya el hilo conductor de la muestra. A pesar de las diferencias entre las sociedades de las naciones enfrentadas, el arte tiene rasgos comunes, no vinculados al enfrentamiento bélico. En el primer apartado titulado, Imagen, moda y pintura en España y los Países Bajos se evidencia la similitud en la tipología del retrato, difundido a partir de modelos flamencos e italianos de finales del siglo XV y XVI, y la vestimenta de color negro. El Greco, Murillo, Frans Hals y Rembrandt, emplean tipologías similares.

Cuatro figuras en un escalón, Murillo, 1655-60, Kimbell Art Museum

La sección tercera, titulada, Ficciones realistas, muestra la semejanza en el tratamiento realista o naturalista de los temas de la pintura. Ter Brugghen y Ribera contribuyeron al conocimiento del realismo en Holanda y España a principios del siglo XVII. Fue desarrollado, por un lado, por Rembrandt y Vermeer, y por otro, por Velázquez y Zurbarán. En el apartado cuarto, referido a la Pintura de naturalezas muertas, la afinidad es evidente al ser un género paneuropeo. Las obras de Pieter Claesz, Juan Van der Hamen, Pieter Steenwiljck y Francisco de Zurbarán, muestran la habilidad de sus autores para reproducir fielmente los objetos para destacar el estatus, la cultura o los valores morales del propietario.

Fragmento de Vista de casas en Delft, Vermeer, 1658/ Fragmento de Vista del jardín de Villa Medici, Velázquez, 1630

La siguiente sección, Pintar a golpes de pincel groseros, se centra en aspectos técnicos comunes, en la pincelada suelta y empastada de origen veneciano, llevada a cabo por Tiziano y Tintoretto en el siglo XVI. De esta manera se comparan, Velázquez y Frans Hals, Ribera y Rembrant, y finalmente, Vista del jardin de Villa Medici en Roma, del primero, con Vista de casas en Delft, de Vermeer. El último apartado, Contactos entre artistas y mecenas, demuestra, especialmente con obras de Murillo como Cuatro figuras en un escalón o El joven gallero, que éste autor debió conocer cuadros holandeses mediante contactos con comerciantes de ese origen residentes en Sevilla, que le influyeron en el ilusionismo pictórico y el tono satírico.

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