LA LEY DEL DINERO


El poder del dinero, de la riqueza económica domina la actividad humana de nuestras sociedades, hasta tal punto que la linea que separa una empresa legal de la ilegal es imperceptible. Sin el dinero no podemos tener bienes materiales y llevar una vida digna. Disponer de mucha cantidad se encuentra asociado a la felicidad o al disfrute intenso y permanente. Al lujo y al poder satisfacer todas nuestras necesidades a un nivel máximo. Los valores morales han dejado de estar sujetos a la igualdad, la libertad y la solidaridad, para depender de la búsqueda y la posesión de la riqueza sin límites. Esta circunstancia ha transformado o corrompido todos los órdenes de la vida en occidente. Aquella regida por un capitalismo financiero globalizado, tiene a la omnipotencia del dinero como síntoma de su decadencia moral.


La película, LA CAÍDA DEL IMPERIO AMERICANO, escrita y dirigida por el prestigioso director canadiense, Denys Arcand, reflexiona en tono de comedia sobre la decadencia, y tal vez, caída ya, del orden mundial regido por los EEUU. Una superpotencia dirigida en estos momentos por un multimillonario de la construcción con métodos populistas y nacionalistas, que apela a las emociones más primarias del electorado y a reforzar a los más ricos. No puede hacer frente a la creciente competencia de China desde el punto de vista económico y político, retrayéndose de intervenir, cada vez más, en el orden internacional. La superpotencia, entonces ha encontrado sus propios límites, al extender por el mundo unos valores que hoy han convertido al dinero como único engranaje que motiva a la sociedad, sin importar la razón humana, que propugna, la igualdad y el respeto entre los seres humanos.


El director Denys Arcand muestra estos planteamientos en un brillante guión  protagonizado por un repartidor con el título de doctor en filosofía que gana más que como profesor de la materia, cuando se encuentra, de manera casual, con un atraco durante uno de sus servicios. La crisis de valores de la sociedad, le influye para apropiarse de un botín de varios millones de dolares. Sin embargo, no es un criminal, y no sabe qué hacer con tanto dinero en efectivo, pues está acostumbrado a llevar una vida solidaria con los mendigos de Montreal, a los que reparte alimento y propinas diarias. Por otra parte, la mafia quiere recuperar el botín, y la policía, le empieza a investigar, cuando descubre que ha solicitado los servicios de Camille, una prostituta de lujo, que se convertirá en su pareja y principal aliada, junto a un delincuente económico, recién salido de prisión. Los tres se unirán para lograr el objetivo de blanquear el dinero robado, y a través, de una trama montada en distintos paraísos fiscales, conservarlo en Suiza con la apariencia de una ONG.


La película en tono de comedia engancha desde el principio al espectador. Igualmente, mientras los protagonistas se encuentran en plena acción intentando salir adelante con tal cantidad de dinero proveniente del crimen organizado, el espectador, disfruta con un auténtico retrato de una sociedad democrática, regida por las leyes precisas de carácter económico, pero profundamente corrompida en todos los órdenes por la ambición de poseer cada vez más riqueza como el objetivo principal, que excluye a los más desfavorecidos, incluso a los que disponen de un trabajo digno.

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