EL PASADO DEL ARTISTA


El pasado nacionalsocialista ha marcado la historia de Alemania y la vida de sus gentes desde la Segunda Guerra Mundial. El nuevo país surgido tras las ruinas del conflicto estableció las bases para que no se volviese a repetir un régimen tan destructivo. Las responsabilidades de los crímenes cometidos durante la contienda permitió juzgar a muchos de sus dirigentes. Sin embargo, otros lograron salir impunes, protegidos por un muro de silencio, mientras los recuerdos seguían latentes en la conciencia de los protagonistas. Hasta bien avanzada la posguerra nadie trató el grado de implicación de mucha población con el régimen nazi y la existencia de muchos de sus integrantes en diversas esferas del nuevo estado.


Numerosas películas alemanas han tratado distintos aspectos del régimen nazi antes de la guerra y durante ella. Recuerdan aquellos que se opusieron de una manera u otra, e incluso planificaron atentados. Igualmente, de la existencia de personas que no fueron depuradas en el posterior sistema democrático. La película, LA SOMBRA DEL PASADO, escrita y dirigida por Florian Henckel Von Donnersmarck, se enmarca en el mismo contexto. Narra una historia situada en el lado comunista de Alemania, sobre un joven artista y un médico de los jerarcas nazis, cuyas vidas se van a cruzar por el destino, tras estar conectadas en el pasado por un crimen de guerra. El prestigioso Professor Seeband, médico ginecólogo, perteneciente a las SS, mandó a un hospital psiquiátrico especial, antesala de la eutanasia para personas deficientes, a la tía de Kurt Bannert, que le había potenciado a desarrollar desde joven su enorme talento artístico.


Al principio las trayectorias de Seeband y de Kurt van paralelas. El primero logra ser protegido por un miembro destacado de las tropas soviéticas cuando asiste al parto difícil de su mujer cuando esperaba en la cárcel antes de ser condenado por participar en crímenes de guerra. El segundo se forma en la Academia de Bellas Artes de Dresde bajo el régimen comunista destacando por su talento en pintar escenas propias del realismo socialista. Las dos vidas se cruzarán, ya unidas por el dramático pasado de la guerra, cuando Kurt se enamore de Ellie, la hija del médico nazi, que estudia diseño. El Professor Seeeband tiene un elevado puesto, otra vez como médico y ve con recelo la relación de su hija. En el fondo sigue defendiendo las teorías racistas del nazismo y desea para su hija a nadie con antecedentes en su familia de enfermedades mentales.


Los hechos se precipitarán cuando Seeband tiene que huir al lado occidental porque su protector le informa que va a ser trasladado a Moscú. Luego le seguirán, Kurt y Ellie, cuando intuyen que va a levantarse el famoso muro. Dejan todo atrás para empezar de cero. Kurt quiere seguir viviendo de la pintura, pero en occidente el arte es completamente vanguardista, subjetivo, inserto en el mundo económico capitalista, aquél que despreciaban en el lado comunista. Logra entrar en la academia de Dusseldorf, la más avanzada de Alemania, dirigida por uno de los artistas más extravagantes del momento. Al principio, descubre que no tiene la suficiente inspiración para encontrar su propio estilo. Una forma propia con suficiente atractivo y originalidad. Al final lo logra y también la fama. Lleva a la pintura el pasado de su familia y la de su mujer entremezclados, a partir de las fotografías conservadas. Consigue lo que buscaba, la representación de la verdad, y por tanto, de la belleza, objetivo del arte.

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